Haz un buen vino para que se lo beba el vecino

Había una vez un bodeguero que cultivaba sus propias vides con cuidado, seleccionaba la uva, las podaba, las abonaba, vendimiaba con cuidado y luego usaba de todo su saber para hacer el mejor vino. Lo guardaba en buenas barricas en las condiciones adecuadas para que envejeciera deliciosamente. Luego lo embotellaba y lo almacenaba en su bodega fresca y bien conservada. Cada botella era girada un cuarto de vuelta cada cierto tiempo para que no se formara poso y, de acuerdo a su experiencia, cuando creía que el vino estaba listo, lo probaba y si estaba en su punto, llamaba a sus empleados y les decía: “el vino está listo, sacadlo a la calle y dejadlo ahí para que se lo lleve quien quiera”.
Nunca supo nadie si este hombre hacía esto por altruismo o simplemente porque era tonto, básicamente porque nunca ha existido.

Lo que sí han existido y existen son gobiernos en este país que, tras formar a nuestros jóvenes en las universidades públicas, pagadas con nuestros impuestos, una vez que están convenientemente preparados, les abandonan a su suerte, para que ellos se tengan que buscar la vida en otros países, ya que en este no se les ofrece alternativa digna.
Nuestras universidades no están entre las mejores del mundo, pero no están ni de lejos entre las peores, y nuestros jóvenes ni son de los más tontos ni están entre los más vagos. El resultado es que los jóvenes formados en las universidades españolas están bastante cotizados en el extranjero y son convenientemente valorados, al contrario que aquí.

Me temo que como esto no se hace por altruismo hacia terceros países, no nos queda otra que la alternativa de ser tonto. Pero, es incluso probable que sea peor, los gobiernos son conscientes de esta situación, pero no les importa. ¿Porqué?
Porque cualquier inversión en investigación y desarrollo es a largo plazo y a ningún partido le interesa realizar inversiones que den fruto más allá de cuatro años. No vaya a ser que pierdan las elecciones y se lleve el mérito de sus acciones el ganador.

Y así nos va. Siempre con políticas cortoplacistas. No se hace nada que no dé resultados de forma inmediata. El problema es que hay cosas que solo dan resultados a largo plazo. Si alguien no hubiera plantado olivos hace veinte años ¿Cómo íbamos a tener aceitunas ahora?
La investigación es otra de esas cosas.

Si queremos modificar la estructura de nuestra economía es justo en este tipo de actividades en las que debemos invertir a largo plazo. Ojalá se convirtiera en un pacto de estado. 
De lo contrario, tendremos una economía excesivamente dependiente de cómo les va al resto del mundo. Exactamente como ocurre ahora.
En el momento en que la economía mundial se resfríe, la española cogerá una pulmonía. Lo primero que una familia restringe cuando no sobra el dinero, son los viajes al extranjero, y España excesivamente dependiente del turismo tendrá serios problemas.

Ni siquiera es necesario que la economía mundial se desacelere, basta con que se recuperen los destinos turísticos del norte de África, Turquía, etc, ahora en decadencia por la amenaza terrorista, para que nosotros tengamos problemas.

Este gobierno, que se vanagloria de estar creando tanto empleo, ¿qué ha hecho en realidad para conseguirlo, salvo limitar los derechos de los trabajadores con la reforma laboral? Nada, es solo consecuencia de la situación coyuntural y la tranquilidad que da a los inversores el que el gobierno no vaya a hacer nada (reconozcamos que no hacer nada es mucho mejor que hacer algo y cagarla como hicieron o hacen otros gobiernos; la economía es algo delicado que hay que tratar con cariño y no se domina en dos tardes)

Además, la reforma laboral fue impuesta por Europa y el FMI
Yo, personalmente, me resisto a creer que la disminución de los derechos de los trabajadores tenga alguna influencia en la creación de empleo. Recordemos que después de la segunda guerra mundial se produjo un largo periodo de bonanza económica que estuvo acompañado de grandes logros salariales y sociales para los trabajadores.

¿No hubiera sido más lógico que Europa con todo el poder que dan más de 500 millones de consumidores hubiera impuesto a las empresas extranjeras que quieran vender en Europa unas condiciones mínimas para sus empleados?
De esta manera no tendrían que ser los ciudadanos europeos los que perdieran parte de sus derechos para ser competitivos, sino que, en esos terceros países, se evitaría que los trabajadores fueran explotados.

¿De qué nos sirve poder comprar camisetas de esta temporada a tres euros durante las rebajas en las grandes cadenas de moda si para ello ha tenido que desaparecer el sector textil de España y probablemente de Europa? ¿de qué nos sirve si esas camisetas posiblemente estén hechas sin ningún miramiento hacia el medio ambiente y por supuesto con la explotación de los trabajadores y en algunos casos de niños? ¿tenemos que competir con ellos?

Perdón por tanto pensamiento arbóreo, pero es que una cosa me lleva a la otra, empiezo hablando de vino y acabo hablando de explotación infantil. Intento reconducir el tema.

Israel, un estado de alrededor de ocho millones de habitantes que habita en un entorno hostil se han convertido en referente en tecnologías de software y del tratamiento del agua.

Y nosotros, con más de 47 millones de habitantes, en un entorno mucho más amable, ¿qué queremos ser? ¿solo el gigantesco bar de Europa?

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