Generalizando...

No hace mucho recibí un wasap (de esos virales) que comenzaba diciendo que casi todos los yihadistas detenidos en España cobraban algún tipo de ayuda pública y a continuación daba detalles con nombre y apellidos de alguno de ellos. Lo reenvié a otro grupo y alguien pensó que podía ser interpretado como una crítica a la inmigración y que no era bueno que ese tipo de mensajes circularan por la red.
Y, puesto que tenemos una tendencia innata a generalizar, este amigo tiene razón. Ante mensajes así, en vez de sacar la conclusión de que tenemos un sistema de protección social injusto que da ayudas a quienes no las necesitan o no las merecen y deja sin ellas a quienes las necesitan y que por tanto hay que mejorarle, otra gente podría sacar la conclusión, en el contexto de los últimos atentados, de que todo el colectivo musulmán, o incluso los inmigrantes en general, es culpable  (y eso que el mensaje habla de yihadistas, es decir, de una mínima parte de los musulmanes que defienden la guerra como medio para conseguir sus fines)
Y, ciertamente, como decía con muy buen criterio otro de mis buenos amigos, siempre ha sido más fácil condenar al todo que identificar a las partes.

Desgraciadamente esto es así en un amplio rango de temas y existe una incomprensión generalizada entre los distintos colectivos que, partiendo de ideas completamente respetables, ante la incomprensión del resto, acaban radicalizándose (algunos acaban radicalizándose, evitemos la generalización)

Pongamos algunos ejemplos.

  • Los animalistas. Es obvio que los animales tienen y deben tener derechos, por tanto, defenderlos es lícito, al igual que defender los derechos de todos los seres vivos. Desgraciadamente somos seres heterótrofos y necesitamos vivir de otros seres vivos y no como las plantas que pueden vivir del aire, el sol y el suelo. Aquí se entronca con ideas ecologistas (porque todo está conectado) y si cierto es que necesitamos vivir de otros seres vivos, también lo es que tenemos que luchar para que nuestra huella ecológica, es decir el impacto que nuestra vida hace en el entorno, sea el mínimo posible, o lo que es lo mismo: tomar del entorno exclusivamente aquello que necesitamos para vivir.
Son ideas con precedentes antiguos. Los budistas respetan todas las formas de vida, San Francisco de Asís hablaba de hermano lobo, hermano sol, hermana luna.
Sin embargo, algunos animalistas extreman sus posturas hasta límites poco razonables defendiendo los derechos de los animales, en ocasiones por encima de los derechos de los seres humanos. Y por este motivo, podemos tener la tentación de generalizar y pensar que los animalistas en su conjunto son poco razonables, cuando seguro que no es así.

  • El mismo ejemplo que los atentados de Barcelona han puesto sobre la mesa. Un grupo de musulmanes radicalizados (es decir con el tarro comido con técnicas que para sí quisieran los servicios de inteligencia de todo el mundo) han cometido un acto sin nombre asesinando a personas indefensas, incluido niños pequeños. Desde el punto de vista de la ética humana es el acto más execrable, el más cobarde y sin sentido que se puede cometer.
Sin embargo, se corre el riesgo de olvidar el adjetivo “radicalizados” y quedarse solo con el sustantivo “musulmanes” para identificar el origen del problema, cuando en este caso, como en muchos otros, el adjetivo tiene muchísima más importancia que el nombre.
En un telediario vi a una chica musulmana llorando y diciendo que ellos son tan víctimas como nosotros de esta situación (si no más, puesto que aparte de potenciales objetivos en un atentado indiscriminado, tienen que aguantar los desprecios del resto de la sociedad que generaliza). Ciertamente me conmovió con sus palabras.

  • La Iglesia Católica que, a pesar de su indudable labor social, las esperanzas y el consuelo que transmite a millones de personas, es juzgada en su conjunto por el tema de los curas pederastas (entre otros temas oscuros, reconozcámoslo). Es obvio que estos curas pederastas tienen el agravante de hacer justamente lo que condenan con dureza en sus predicamentos, pero no es motivo suficiente para meter en el mismo saco a los miles de curas que han dedicado y dedican su vida por entero con honestidad y sacrificio al servicio de sus fieles (algunas veces vemos en la tele pueblos enteros que se rebelan contra el traslado de alguno de sus curas)

Podríamos seguir con múltiples ejemplos hasta escribir unos cuantos libros, pero yo creo que éstos bastan para mostrar que simplificamos cuando analizamos las ideas y la vida de los demás y nos centramos en aquellos aspectos que nos parecen más criticables.
Cada colectivo es complejo y sus ideas más complejas aún.
Una sociedad que quiere avanzar tiene la obligación de intentar comprender a los colectivos distintos de aquel al que uno pertenece.
Como siempre todo pasa por intentar ser más consciente de la complejidad de todas las situaciones y por un esfuerzo personal que intente evitar cualquier manipulación.
Un último ejemplo para esto y que demuestra la dureza de la tarea que propongo: Si quiero criticar una ley, tengo que leerme la ley, no el resumen que hace un periódico. Si quiero criticar una encíclica del Papa, tengo que leerme la encíclica, no la crítica que alguien haga.

¿Estamos dispuestos a pagar el precio?  Reconozco que algunas veces, yo no.

Comentarios

  1. Soy uno de los amigos que ha hecho reflexionar sobre las generalizaciones. Pero mi critica al watshat no era solo por eso. Yo creo que debemos ser responsables de aquellos mensajes que reenviamos con críticas sociales o políticos sin comprobar su veracidad. En casi todas las ocasiones o son mentiras, o peor, medias verdades creados por gentuza con ideologías radicales.
    Yo he terminado por no reenviar nada que no pueda comprobar.

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    1. Matiz importante y constructivo que también va en contra de la manipulación y por tanto en línea con los objetivos de este blog. Gracias amigo por hacernos reflexionar sobre nuestra responsabilidad al reenviar información.

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  2. No puedo encontrar nada en este artículo con lo que pueda estar desacuerdo. Y exclamo:
    Atentos a todo aquel que se autoproclama portavoz de los dioses, de los pueblos y las patrias..., sin que nadie les haya firmado algún poder para hablar en su nombre.
    Y todo aquello que coharte la libertad individual en nombre de un bien abstracto superior hay que ponerlo en cuarentena.

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