El poder de una ilusión


La semana pasada hablaba de la obsolescencia programada y alguien añadió un comentario a mi juicio bastante interesante sobre cómo se hacen hoy día las reparaciones. Por cierto, os invito a leer los comentarios de los posts. Allí hay gente que aporta ideas lúcidas (de nuevo a mi juicio) que apoyan, matizan o cuestionan los argumentos de algunos de los posts. Eso sí, insultos, descalificaciones o críticas ácidas, buscadlas en otro blog.

El comentario al que hago referencia decía que para reparar un electrodoméstico caro, llegaba alguien y sustituía la placa entera en vez de identificar el componente defectuoso.
¿Por qué? Porque es más barato para la empresa. No tienen que pagar a técnicos que sepan mucho (les enseñan a quitar y poner placas, que es parecido a quitar y poner un CD)

¿Para quién es más caro? Para el planeta. Se cambia una placa o un equipo entero por uno nuevo, generándose un residuo muy tóxico y teniéndose que fabricar uno nuevo usando procedimientos muy contaminantes.
También es más caro para el cliente que tiene que pagar el coste del material nuevo.

Fijaros que los equipos se han hecho cada vez más irreparables y se han hecho así de forma deliberada, difíciles de abrir, a veces imposible sin romperlos, con piezas formando bloques indivisibles para que no sea posible sustituir elementos individuales.
La última moda es que no se puedan quitar las baterías a los móviles. Así si alguien tuviera la tentación de conservar el móvil más allá de la vida de la batería, que no será más de dos-tres años, tendrá que fastidiarse y comprarse móvil nuevo

Todo es coste. Todo es visión cortoplacista. ¿Quién se beneficia de esta visión?
- Podríamos pensar que los propietarios de las grandes empresas, es decir los accionistas. Pues no siempre. Si miramos la evolución de las cotizaciones de las grandes empresas del IBEX35 en los 17 años transcurridos desde principios de siglo, veremos que con una buena parte de ellos si no se pierde, se gana poquito, eso si no se pierde a manos llenas.
- ¿Los empleados han ganado con esta política?, pues cada vez menos
- ¿Los mandos intermedios? Pues un poco más, pero tampoco tanto
- ¿Los altos directivos? Estos, a manos llenas. Sus sueldos han crecido muy por encima de la inflación, separándose año tras año de lo que ganan sus empleados.

Cierro el tema con otro ejemplo paradójico: el comercio online. Con su obsesiva reducción de costes, todas las empresas están apostando por él. ¿porqué? porque sustituyen diez dependientes con una cierta capacitación por un repartidor con capacitación nula, les basta con que sepa conducir o montar en bicicleta y al que además pagan la mitad (en honor a la verdad hay algunos trabajos más, página web, gestores almacén,... pero la proporción de sustituir 10 empleados por 1 no debe andar muy lejos).

Por si fuera poco sustituyen una tienda montada, decorada, mantenida, etc (más puestos de trabajo) por un almacén sin decoración que dentro de nada estará a oscuras o mínimamente iluminado porque los que lo operan son robots.
¿De nuevo quien gana? los de antes, porque el planeta sale perdiendo.
Hemos sustituido a un cliente que va a unos grandes almacenes y compra 4 cosas, por cuatro furgonetas que nos llevan cuatro cosas a casa, embaladas en cuatro cajas de cartón consistentes.
El cliente a su vez, en el fondo también pierde porque, se queda en casa transformado en un patata-sofá

Pues bien, en esta vorágine de reducción de costes, consumo, apariencias, etc, ha surgido un brote verde:
Alguien ha conseguido infundir a algunos de nuestros vecinos una gran ilusión. La de crear un paraíso en la tierra, eso sí en forma de república. Un país en el que el sufrimiento no existe porque todos luchan por el bienestar de los otros, donde no hay pobreza energética, ni pobreza en general, y los problemas son resueltos de forma colectiva y acordada.
Y esto, a mi juicio, es bueno.
Es bueno que se haya presentado un proyecto que sea capaz de ilusionar a la gente, de pelear por algo que no sea el último modelo de móvil o un coche más aparente. De hecho, es de alguna forma uno de los objetivos de Siguiente Nivel.

Desgraciadamente mucho me temo que les hayan engañado y ese paraíso prometido podría no existir y por tanto el brote verde podría ser en realidad una mala hierba, porque esa ilusión colectiva que se ha conseguido construir es excluyente. Alguien les ha convencido que para construir ese futuro idílico deben dejar atrás un lastre, deben abandonar a aquella gente que les impide avanzar y que sin duda, según su criterio, es irrecuperable porque no habla su lengua ni tiene sus ideas.

Lástima que por una vez que se ha conseguido ilusionar a la gente con algo que no sea el vil metal y las apariencias, se haya perdido la oportunidad de hacer un proyecto inclusivo, en el que cabemos todos y en el que todos juntos podemos progresar.

Ese futuro idílico es posible, no hay que renunciar a esa gran ilusión, que puede ser el motor de millones de personas, pero no es necesario que sea solo en una zona concreta.
¿Por qué no utilizar esa ilusión ya creada y canalizarla con un objetivo más amplio? avanzar hacia una nueva y mejor sociedad, una nueva y mejor Europa
Esas personas con ilusión pueden liderar el cambio, pero siempre que sea un proyecto compartido que no aparte a nadie, que no separe a nadie.

Nadie dice que esta ampliación del ámbito del proyecto original sea algo fácil, pero puede ser tan ilusionante o más que el que ahora tienen entre manos y sin duda mucho más positivo para todos, incluidos ellos mismos

Comentarios

  1. Estoy acabando una serie de novelas históricas sobre la Roma clásica escrita por una tal Colleen McCullough. La historia abarca gran parte del siglo I a.c. Desde el ascenso de Mario, pasando por Sila, Cesar, Marco Antonio y Cayo Julio Cesar Octaviano (Augusto, para los amantes de Yo, Claudio).
    ¡"Acojonante"! ¡Qué pocas cosas han cambiado, desde entonces, en politica!
    Lo de pan (realmente, era trigo) y juegos (lo que menos había eran peleas de gladiadores, demasiado caras), para mantener dormido al proletariado (censo por cabezas), me parece cada vez más actual. Bueno..., añadamos acceso a la energía al trigo y TV basura a los juegos.
    Se podría argumentar que hoy el populismo es más capaz de triunfar en nuestras democracias que entonces (por culpa del sufragio universal). Pero, ¡ete aquí!, Los inventores del populismo fueron los griegos y lo perfeccionaron, ¡cómo no!, los romanos. Pese al voto censitario, había suficientes quirites, sumando las cinco primeras clases, para que les funcionara muy bien a los antecesores de Puigdemon, Junqueras y compañía. No me olvido de Rajoy, Pablo Iglesias y tantos otros.
    ¡Vamos! Qué con la edad, me voy haciendo más pesimista. Más cínico.
    Los valores de Siguiente Nivel ya existían hace más de 2000 años y había gente que los defendían.
    Un tal Cayo Julio Cesar fue uno de ellos y mira cómo acabó...

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    Respuestas
    1. Creo estar de acuerdo. Me imagino que lo primero que aprenden los políticos es a hacer populismo.
      Nuestro deber como ciudadanos es que no lo hagan con nosotros y eso exige un esfuerzo. Allá el que no quiera hacerlo y no le importe convertirse en simple oveja.
      Nuestro esfuerzo consiste en leer/pensar y el objetivo de la sociedad que no lo hagamos para poder sacar la lana, la leche y la carne de las simples ovejas sin ningún tipo de contratiempo...

      Los valores de Siguiente Nivel son bien antiguos como tu dices y aparecen en montones de filosofías y religiones. Empecé a divulgarlos en esta página porque si cualquier necio puede tener voz en esta sociedad y decir las paridas que se le ocurran, porqué no divulgar valores más positivos, solidarios, sostenibles, etc, etc.

      Espero que lo del Cayo Julio Cesar no sea un presagio, pero en cualquier caso, no pasa nada porque si es necesario, yo también me "Cayo" y que cada cual siga tragando sus milongas populistas y proporcionando lana, leche y carne a los políticos y a las élites para las que trabajan.

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