Madres y padres del mundo, uníos.
Cuando escribí los objetivos de este blog, hace ya más de un año y medio, aparte de mencionar
la ecología como uno de los principales, me refería a la lucha contra la
superficialidad que la sociedad de consumo impone.
Una superficialidad que tiene como aliado el atontamiento de la población. Y así,
escribía literalmente: “Y es que la
evolución del hombre (y la mujer) parece haberse detenido y que si la
televisión, la prensa, la radio, las redes sociales, Internet, los programas
educativos y la sociedad en general, no hacen nada para evitarlo, volveremos al
mono de donde venimos y si no nos paran, cogeremos velocidad y llegaremos a la
ameba (al menos a nivel intelectual) en unos pocos años.
Es lo que,
convenientemente documentado, deberíamos llamar Teoría de la Involución.”
Esa sensación de atontamiento general que podemos tener al oír
posiciones excesivamente simplistas en temas muy complejos o al oír hablar de "balconing" o de retos virales en los que los individuos se hacen cortes o se
echan agua hirviendo encima, y que yo intentaba describir en el párrafo de los
objetivos, parece que lamentablemente, no es una sensación, es una realidad.
He leído un artículo en El Mundo que dice que, según algunos estudios, el coeficiente
intelectual de cada generación es significativamente inferior al de la
anterior. Y aunque el artículo acaba diciendo que seguramente hay que revisar
la forma en la que se mide la inteligencia, esto no cambia los hechos.
En este otro de El Pais dedicado a la influencia de las pantallas en la inteligencia de los niños se puede decir más alto pero no más claro.
En este otro de El Pais dedicado a la influencia de las pantallas en la inteligencia de los niños se puede decir más alto pero no más claro.
Así que, permitidme la licencia de usar algunas palabras de
Karl Marx y decir: MADRES Y PADRES DEL MUNDO, UNIOS.
Sí (si es que aún estáis a tiempo por la edad de vuestros
hijos), uníos y quitadles el móvil, quitadles las tablets, quitadles la
televisión, quitadles las pantallas y dadles en su lugar UN LIBRO. O cuando
menos dosificad su uso cuidadosamente y que el tiempo así recuperado lo empleen
en leer, en jugar con otros (físicamente), en dar guerra, en ser niños.
Cuando leen, cuando juegan, están desarrollando su imaginación y su memoria, factores ambos imprescindibles para la inteligencia. El cerebro es como los músculos, cuando no se usa se atrofia y su contrario: cuando se usa, se desarrolla (y esto es válido para cualquier edad).
En cambio, cuando miran una pantalla, salvo que el contenido
esté cuidadosamente elegido, solo pasan el tiempo.
Así que padres y madres del mundo, uníos y evitemos que haya
individuos con apenas la inteligencia suficiente para pasar el día o que la
humanidad tenga apenas la inteligencia suficiente para pasar el siglo.
Madres y padres del mundo, UNIOS
(y si de paso, nosotros también nos separamos un poco de las
pantallas, ni te cuento...)
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