El tiempo se acaba


Ayer se publicaba en los medios el informe de la ONU sobre el cambio climático. En él se nos alertaba de que el margen de maniobra se nos acaba y que algo drástico hay que hacer antes del 2.030.

Como siempre, querría contribuir modestamente a la concienciación de este problema, publicando de nuevo una entrada de mi blog personal que hice en abril de 2.017, hace ya año y medio.

Nada ha cambiado desde entonces y sigue siendo igual de válido lo que dije. 
Incluso nuevos incendios afectan Galicia, como afectaban a Asturias cuando escribí el post. 
Mucho me temo que dentro de dos años nada cambie y se puedan seguir diciendo las mismas cosas. Aún así, no debemos desfallecer en la concienciación colectiva de este problema.

Divulguemos, compartamos, demostremos que el problema nos preocupa a ver si llega a los sordos oídos de nuestros políticos, preocupados exclusivamente de obtener los suficientes votos para conquistar un poder con el que no hacer nada, salvo favorecer cada uno a los suyos.

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2017-04-29 A vueltas con el cambio climático


Verano a mediados de abril, invierno a finales, icebergs por ahí flotando en plena primavera… ¿pero todavía hay alguien que tenga dudas acerca del cambio climático? (bueno, aparte de los que viven siempre en lugares climatizados y les llevan a todos los sitios en limusina) Según dicen, la culpa de todo esto la tiene el dichoso dióxido de carbono y otros gases que provocan el efecto invernadero.
Para entender el efecto invernadero, nos basta aparcar nuestro coche al sol un día de julio en Madrid a las doce de la mañana, y a las cuatro de la tarde. sentarnos dentro, cerrar la puerta y, sin bajar las ventanillas ni encender el aire acondicionado, cerrar los ojos y durante 10 minutos, o el tiempo que sea que tardemos en desvanecernos, estaremos experimentando en carne viva el efecto invernadero y lo habremos seguramente interiorizado (sólo si sobrevivimos).
No recomiendo hacer el experimento porque luego resultará muy desagradable para los servicios de emergencia recoger a un señor o señora cocido/a (en sentido literal y no metafórico) del interior de un coche.
Lo lógico es que cuando nos montamos en un coche aparcado al sol, bajemos las ventanillas para que salga el aire caliente y entre aire, si no fresco, sí de mucha menor temperatura.
Pues bien, el dióxido de carbono son las ventanillas de este coche en el que todos vamos montados que se llama Tierra. Y estamos venga a subir las ventanillas añadiendo dióxido de carbono. Lo ideal sería que algún lumbreras inventara una máquina que extrajera el dióxido de carbono de la atmósfera y fuera capaz de meterlo en barriles a alta presión, que luego ya veríamos que hacer con los barriles (podríamos popularizar las piscinas de agua con gas, por ejemplo, sería divertido bañarse), pero al menos habríamos sacado el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera y habríamos bajado un poco la ventanilla. ¿Cómo?, ¿Qué?, ¿Que esa máquina ya existe? Pues sí, esa máquina ya existe. Se llama árbol y en vez de en barriles encierra el dióxido de carbono en la madera del árbol. Si eso es así, en buena lógica, estaremos cuidando hasta el extremo los árboles, mimándolos, plantando nuevos y ayudándoles a crecer. Haciéndoles monumentos, vamos.
Pues nooo. Los quemamos liberando gran parte del dióxido de carbono que durante años acumularon en sus troncos y devolviéndolo a la atmósfera. Y todo por intereses mezquinos o desequilibrios mentales que los legisladores, cuya responsabilidad no está a la altura de su poder, son incapaces de frenar Me resulta inquietante que ya en abril se hayan producido incendios forestales, la mayor parte de ellos provocados, por ejemplo en Asturias, ¿qué no pasará en julio y agosto?. En la bella y verde Asturias, y ocurrirá en la impresionante Cantabria infinita, en la misteriosa Galicia... ¿qué pasará cuando los bosques gallegos hayan sucumbido a esa mezcla letal entre cambio climático y seres desaprensivos? ¿Dónde se ocultarán, existan o no, las meigas (aunque todo el mundo sabe que haberlas haylas) cuando los bosques hayan desaparecido? Por eso, no puedo más que esbozar una sonrisa cuando oigo que la NASA y otros organismos dedican esfuerzos para encontrar vida inteligente extraterrestre (proyecto SETI o similares) cuando a la luz de los hechos, no está demostrado que exista vida inteligente aquí, en la Tierra.

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