Una propuesta para evitar que los plásticos nos coman (sin comernos nosotros a ellos)
Los plásticos constituyen ya un problema claramente identificado. Existen islas de plástico en todos los océanos y se han identificado
rocas
que incluyen plásticos en su composición.
Llevamos usándolo poco más de setenta años y ya se han convertido en un
problema ecológico de primera magnitud que afecta ya, y afectará aún más a
nuestra salud, si no se toman las medidas adecuadas para reducir su fabricación
y consumo.
De hecho, en un
reciente informe se afirma que los plásticos ya han llegado al intestino humano, es decir,
que ya los comemos y luego los c…
Desconocemos el efecto que tendrán esos plásticos ingeridos en el cuerpo
humano, si habrá un umbral por encima del que se provocarán efectos nocivos en
la salud o si la expulsión de los mismos disminuyen su toxicidad y no producen
ninguna enfermedad.
En cualquier caso, mejor prevenir y, antes de que los plásticos nos invadan
del todo, conviene reducir al máximo su uso.
Difícil tarea esta, sin duda, porque el plástico se ha convertido en un
material insustituible en la sociedad de consumo, de tal forma que la vida sin
él sería bastante más complicada.
En este post, intentaré aportar mi granito de arena para la reducción de
plásticos con un idea tan sencilla como volver al pasado.
Sí, en el pasado, y no hace tanto tiempo, se usaban mucho más recipientes
de vidrio. Era normal al comprar refrescos o cerveza tener que llevar los
cascos para que no te los cobraran.
El vidrio tiene la ventaja de ser bastante más estable y reciclable que el
plástico. De hecho, se dice que las botellas de plástico en contacto con el
líquido que contienen pueden liberar sustancias tóxicas, cosa que con el vidrio
no pasa.
Por tanto, sustituyendo el plástico por el vidrio estamos resolviendo dos
problemas simultáneamente. Eliminamos la cantidad enorme de residuos plásticos
y mejoramos nuestra salud evitando sustancias tóxicas de los recipientes.
¿Por qué no recuperar entonces los envases de vidrio retornable par sustituir
las botellas de plástico y las latas de aluminio?
Las latas de aluminio a su vez, tienen un barniz interior protector que hay
quien dice puede tener efectos sobre la salud… Así pues, por qué no
sustituirlas también, habida cuenta, además, de su efecto contaminante.
Los envases de vidrio retornables son más caros y difíciles de gestionar
pero quizá mereciera la pena usarlos dada la situación actual. Es obvio que no
debe ser barato gestionar su retorno cuando incluso las marcas de cerveza que
los usan prefieren que el consumidor pague el envase y luego lo tire, que
reutilizarlo.
Reciclar el vidrio es mejor que tirarlo a la basura, pero lo auténticamente
ecológico es reusar el envase como se hacía antes. En las
fábricas de refrescos y cerveza, se lavaban e higienizaban los envases de
vidrio, se rellenaban y se ponían a la venta otra vez. Creo que algunas marcas
lo sigue haciendo cuando distribuyen a bares.
Una forma de implementar esta solución y que abarate los costes de recogida
de envases sería estandarizarlos, por ejemplo botellas de 250, 330, 500 ml y
luego de 1 y 2 litros. De esta manera todos los envases valdrían para todas las
marcas que se limitarían a pegar su etiqueta diferenciadora.
Luego, la recogida de envases podría hacerse en cualquier punto de venta y
conllevaría la devolución de una cifra motivante como 0,50 Eur, por ejemplo,
por envase, lo mismo que costaría adquirirlos. Esto limpiaría las calles de
cristales rotos.
Las marcas que voluntariamente se apuntaran a esta iniciativa por el
planeta, se comprometerían a vender el producto más barato en vidrio (una vez
pagado el envase) que en plástico.
Se tendría que desarrollar una logística de recogida de envases, que
pagarían los fabricantes, pero que de alguna manera, sustituiría a parte de la
logística actual de recogida de vidrio, plásticos y basuras que ahora pagamos
entre todos.
También hemos de reconocer que tiene otros inconvenientes: el mayor peso
del envase y por tanto, de la compra y la mayor fragilidad del mismo.
Desgraciadamente, no podemos elegir y deberíamos pagar esos inconvenientes
porque nuestro planeta no tolera muchos más plásticos sin que eso tenga serias
repercusiones sobre nosotros.
Parece una iniciativa sencilla que podrían liderar las administraciones que
normalmente se limitan a dejar pasar el tiempo. Solo implicaría llegar a
acuerdos con los fabricantes que, seguramente, estarían dispuestos a ello por
razones de imagen.
Para el consumidor comprometido, significaría poder elegir el producto que
le gusta en envases mucho menos nocivos para su salud y para el planeta.
Desgraciadamente, nuestros políticos están únicamente preocupados por
conseguir votos, por lo que es poco probable que haya iniciativas que realmente
mejoren la vida de los ciudadanos y que ideas como esta se lleven a cabo.
Solo nos quedará, por tanto, nuestra decisión personal de reducir los
plásticos que usamos, tanto como sea posible.
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