Azúcar


Si fuéramos absolutamente racionales, me temo que algunos sectores de la economía sufrirían lo suyo.

Tomemos por ejemplo el consumo de azúcar e intentemos racionalizarlo.

Si se dice que la especie humana tiene una antigüedad de unos 100.000 años, el consumo de azúcar refinado en cantidades significativas debe ocupar como mucho los últimos 100. Antes, y dado que el azúcar en el estado que lo ingerimos ahora, no se encuentra fácilmente en la naturaleza, su consumo era residual, cuando no inexistente.
Por tanto, parece razonable pensar que todo el aparato digestivo y el cuerpo humano en general no estén diseñados para ingerir azúcar de esta manera. He aquí el primer argumento racional en contra del consumo de azúcar.

El segundo es que con el azúcar ingerimos muchas calorías sin ningún esfuerzo (casi sin masticar y sin darnos cuenta) y de ahí la epidemia de obesidad que azota las sociedades desarrolladas.

El tercero es que parece estar demostrado que cuando se consume azúcar con asiduidad, el sistema que regula el nivel de azúcar en sangre en base a la secreción de insulina se cansa de regular los picos de glucemia y al final se vuelve gilipollas. La consecuencia es que uno se hace diabético.

¿Cuál es la razón por la que ingerimos azúcar entonces? Fácil. Aporta energía de forma tan sencilla y pasa tan rápido a la sangre, que el cerebro interpreta su sabor como placentero.

Goleada. Cuatro contra uno. Por tanto, si fuéramos completamente racionales, reduciríamos drásticamente el consumo de azúcar.

Pero si esto fuera así, imaginemos qué pasaría con el sector de los refrescos, el sector de la bollería industrial, el sector de la repostería y pastelería y por supuesto el sector de la hostelería que tiene en los postres uno de los productos más demandados y con mayor margen. ¿Qué pasaría con sus ingresos y con los puestos de trabajo que genera?

Afortunadamente no somos completamente racionales y siempre nos queda un puntito de irracionalidad que hace que todos estos sectores no corran peligro.

PD. He olvidado otros sectores que se resentirían con este ataque de racionalidad: los sectores médico, hospitalario y farmacéutico.

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