Un mundo ideal

    


En un mundo ideal habría gran cantidad de cosas beneficiosas para todo el mundo, algunas de ellas, hoy día, ya realizables. Bastaría con ponernos todos de acuerdo en algunos aspectos básicos.
Pondré un ejemplo: El cuidado de la salud.

Imaginemos un mundo ideal en el que la salud de sus habitantes no está sujeta a los intereses económicos, sino que forma parte de los bienes de uso público como las calles, las carreteras o los embalses.
Veamos qué ocurriría: La investigación médica, al igual que la farmacéutica, no estarían supeditadas a la rentabilidad, lo que querría decir que se invierte tanto en proyectos a corto plazo como en los que son de largo recorrido.
Por ejemplo, las enfermedades raras, tendrían su correspondiente dinero para investigación, cosa que no ocurre ahora: Actualmente, no se invierte en ellas por su rentabilidad negativa. Es obvio que todo lo que se gaste en elaborar un medicamento a medida, no se recuperará vía ventas (por algo son enfermedades raras y hay pocos afectados).

En ese mundo ideal no se permitiría patentar una idea relacionada con la salud, sino que muy al contrario, cada avance que se produjera en el sector médico y farmacéutico se pondría a disposición de la comunidad médica internacional, haciendo una especie de gran red de conocimiento médico mundial.
¿Os imagináis esa red de conocimiento global al servicio de la salud de los seres humanos? No habría enfermedad que se le resistiera y ya estaríamos en posesión de los remedios para la mayor parte de ellas.

Si no hubiera esos grandes, enormes, gigantescos intereses económicos alrededor de la salud, no se deterioraría la sanidad pública para que haya un trasvase de pacientes hacia la sanidad privada, los políticos no serían “convencidos” para favorecer la sanidad privada, etc. etc.

Habrá quien diga que sin incentivos económicos, directamente la industria médica y farmacéutica no progresarían.
Es posible. En ese mundo ideal habría que buscar alguna otra motivación (como la que menciono abajo de un senador republicano o una presidenta española)

Sin embargo, en el mundo real, ocurre más bien lo contrario:
  • Las farmacéuticas agotan el periodo de sus patentes para poder vender medicamentos con un amplio margen económico. Es lógico, han invertido dinero en ellas y tienen que obtener retornos. Incluso si consiguen un medicamento claramente superior al anterior, es probable que no lo saquen al mercado hasta que venza la patente del viejo para sacarle rentabilidad y posteriormente patentar el nuevo y que el ciclo de rentabilidad vuelva a iniciarse.
  • Los nuevos tratamientos médicos solo llegan a los hospitales privados más caros
  • Los políticos son “convencidos” de la bondad de la sanidad privada, en muchas ocasiones a la vista de todos, sin ningún pudor, ofreciéndoles altos cargos en alguna de las compañías del sector.
  • La salud se mercantiliza, se anuncia en televisión. Se ofrecen medicamentos panacea que, incluso si eres mayor y tienes artrosis, te permitirán levantar a tus nietos del suelo y cogerlos en brazos aunque ya hayan cumplido los dieciocho años (todo ello siempre con una gran sonrisa).
  • ¿Intentar evitar los efectos secundarios de los medicamentos?¿para qué? sacamos otro que elimina esos efectos secundarios y de paso ganamos algo más de dinero.
  • ¿Un tratamiento más barato y eficaz?¿Para qué?, si el que tenemos actualmente proporciona abundantes ingresos a mi empresa.

Bien, no sigo porque me voy enervando y eso no es bueno para la tensión arterial.

Los deseosos de ponerle etiquetas a las cosas, dirían seguramente que esta idea de sacar a la salud del mercantilismo es más bien de izquierdas. Sin embargo, no recuerdo ningún gobierno de izquierdas de ningún país que haya llevado una propuesta similar a los grandes foros de debate, la ONU, la Unión Europea, etc.

Evidentemente no es una idea de derechas, aunque a lo mejor debería serlo. Me viene a la cabeza una noticia de hace tiempo en la que se decía que el hijo de un senador republicano americano, con gran poder en la administración, moría por un tumor cerebral.
Nada menos que un senador republicano. La pasta que tendría. Pero ni con toda su pasta pudo evitar esa gran desgracia de perder un hijo.
Seguramente, después de tan lamentable suceso, se arrepentiría de no haber dedicado más esfuerzos a lo largo de su vida, a impulsar la investigación médica pura y dura en vez de primar, como se hace en USA, la rentabilidad por encima de todo (bueno en USA y en todos lados).
Y hablando de derechas, también me suena alguna presidenta de una comunidad autónoma aquí en España, que ante una enfermedad grave recurrió a un hospital público (a pesar de que no se la recuerde por favorecer la sanidad pública, precisamente)

En este mundo real es imposible manejar todos esos intereses económicos. ¿Cómo obviar a los ricachones generados en ese mundillo de la salud?¿Cómo obviar su enorme poder?¿Cómo obviar los cientos de miles de trabajadores de todas esas empresas?

Si desmercantilizar la salud no es una idea de izquierdas ni tampoco de derechas, ¿qué es? Simplemente una idea bella y como todas las ideas bellas solo destinadas a existir en un mundo ideal.

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Comentarios

  1. Que razón tienes. La Espe, que tanto hizo por tirar por los suelos la sanidad publica madrileña, no tuvo ningún reparo en acudir, sin esperar las susodichas listas de espera, a la sanidad publica cuando la detectaron una enfermedad grave.

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  2. Mi gusta como escribes de cosas reales a un que de momento el Estado hace algunas cosas y la que es rentable los políticos las deterioran para dársela a los amigos y luego colocarse allí

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  3. Hasta que la salud falla, que fallará, nadie quiere ser consciente de lo importante que ha sido y es la salud universal en este país. Todos los intereses que comentas contrastan con un país, donde aquello que no se puede pagar con dinero, se da con generosidad: me refiero a los órganos y la sangre.
    Ahora, espero no ver con mis ojos que esto cambie y que el dinero pueda con todo.

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