Ahorrando tiempo y dinero
Hace unos días fui
a comprar a un hipermercado. Es esta una actividad habitual en las
grandes ciudades. Los hipermercados tienen la ventaja de que los precios suelen
ser más baratos y tienen además una variedad inmensa de marcas y productos.
Se supone que los
ciudadanos (en el sentido de habitantes de las ciudades, no se le asocie
ninguna connotación política) van allí porque en unas horas hacen la compra
para toda la semana o para todo el mes, llenando el maletero del coche, se
ahorran un dinero y un poco de tiempo.
La realidad no es tan
clara porque entre que llegas al lugar, sufriendo el pesado tráfico de las
ciudades, buscas aparcamiento y realizas la compra en ese espacio inmenso,
encontrando uno a uno los productos que has ido a buscar, entre lineales
interminables, puede que el ahorro de tiempo no sea tanto y el dinero tampoco
porque en combustible y nervios has gastado lo tuyo.
Por si fuera poco, la
compra es bastante impersonal e incluso están quitando los empleados que te
cobraban, sustituyéndolos por cajas de autopago con un único empleado que lo
que hace realmente es asegurarse de que pagas todos los productos y no estás
colando ninguno.
En definitiva, que
puedes realizar una compra de varias horas sin ninguna interacción humana más
allá de la de pedir por favor a alguien que quite el carro que te molesta para
pasar el tuyo, obteniendo como respuesta una mala cara y un apartarse sin decir
ni mu (en el mejor de los casos).
Novelé un poco esta
situación en un capítulo de mi, de momento paralizado, Suplantator elextraterrestre.
Pero aún no ha terminado
la peripecia, pues si vives en un edificio antiguo sin garaje debajo, aún
tienes que descargar la pesada compra y subir las bolsas del maletero lleno a
tu casa. Y eso es lo que tuve que hacer.
Mi calle es estrecha y
de doble sentido. En ella pueden vivir unas cuatrocientas familias y en
superficie no habrá más de cincuenta plazas de aparcamiento. Con semejante
proporción (habitual por otra parte en las grandes ciudades) os podéis imaginar
que siempre hay coches en doble fila.
El sentido común indica
que si aparcas en doble fila para descargar, no puede llegar otro con la misma
intención y hacerlo justo enfrente de ti porque en ese caso la calle se queda
bloqueada. Así pues, me aseguré que al aparcar en doble fila había espacio para
que un coche pasara y comencé la descarga.
En uno de esos viajes al
coche, observé que justo enfrente habían aparcado (también en doble fila,
naturalmente) una furgoneta y, junto con mi coche, aparcado previamente,
habíamos taponado la calle. Me acerqué a ellos y pregunté que por donde pasaría
un coche si venía. No me respondieron mal, simplemente dijeron que quitarían la
furgoneta.
Hice unos rápidos
cálculos mentales y llegué a la conclusión de que si un cazurro, de esos que
dicen por ahí quepo (haberlos, haylos), intentaba pasar entre mi coche y la
furgoneta, mi coche saldría peor parado que la furgoneta, bastante vieja y
abollada, la pobre.
Les dije a los
furgoneteros, que no se preocuparan que ya quitaba yo el coche. Supongo que se
sintieron desprogramados porque esperaban que comenzara a vociferar (sin duda,
están acostumbrados a situaciones similares) y me dieron efusivamente las
gracias.
Moví el coche hacia otro
punto de la calle en el que el paso estaba asegurado y continué la descarga de
la compra. En otro de los viajes para coger más bolsas, observo que la
conductora de un coche parado en medio de la calle, está discutiendo con un
señor mayor dentro de otro coche. Resulta que el señor mayor había aparcado el
suyo... ¡justo enfrente del mío! ni un poco antes, ni un poco después, y entre
los dos, de nuevo entorpecíamos el tráfico de la calle.
Le digo que yo había
llegado antes y el señor mayor me contesta que cuando yo aparqué no le había
visto a él, (es curioso que dijera eso cuando en mis sucesivos viajes
acarreando bolsas había pasado varias veces justo por donde ahora se encontraba
su coche)
Y mientras, la
conductora seguía insistiendo en su derecho muy razonable de querer pasar....
Como no ví al señor
mayor muy diestro en estas cosas del volante, ni muy dispuesto a mover su
coche, en vez de seguir discutiendo sobre quien había llegado antes, me metí en
el mío y lo desplacé unos metros hacia atrás y en un santiamén el problema
quedó zanjado.
Afortunadamente, pude
seguir descargando sin tener que mover el coche una tercera vez.
Luego quedé pensando en
las estupendas formas de vida que estamos desarrollando. Antes se compraban
muchas menos cosas y solían comprarse en las tiendas del barrio, mientras
caminabas. Ahora eso ya no es posible porque nos hemos acostumbrado a una
variedad de productos y de marcas que las tiendas del barrio, por su limitado
espacio, no pueden tener.
Pero es que si las
tuvieran no podrían competir en precio.
Además, aunque las
tuvieran y quisiéramos pagar el mayor precio, no podríamos hacerlo porque están
cerrando todas (lo que afecta especialmente a los mayores).
Y volviendo al señor
mayor: ¿estaría mintiendo conscientemente cuando dijo que había llegado antes
que yo? No quise saber la respuesta. Si es que sí, demostraría que ya había
asumido su papel en esta sociedad egoísta que los relega a la última posición y
como represalia usa de las triquiñuelas necesarias para defenderse y, de alguna
manera, vengarse.
En cambio, si estaba
mintiendo de manera inconsciente, aún es más grave, porque demostraría que
cuando aparcó, no vio mi coche y entonces su capacidad para conducir (es decir,
dirigir un máquina capaz de matar) es más que dudosa.
Cuando terminé todo el
proceso, me quedé satisfecho porque, por fin había terminado toda la compra, y
además, aprovechando un montón de ofertas.
Ahora, el tiempo y el
dinero ahorrado lo emplearé en hacer yoga, ir al gimnasio, pagarme unas
sesiones con el psicólogo y comprar unos pocos orfidales (aunque, honestamente,
no creo que dé para tanto).
Estos
son los objetivos y estos otros los sueños de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos,
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Las ideas aquí expuestas
no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad.
Es poco probable que
alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del
estudio y la reflexión.
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