Suplantator el extraterrestre (7) - Hipermercado (III)

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Don Eusebio dirigió sus pasos por el largo y solitario pasillo y poco después oyó que la puerta por la que había salido se abrió de nuevo y oyó una voz tras él.
- Suplantator, Suplantator.

Miró rápidamente con cara de pocos amigos. Era evidente que sólo podía ser Auxiliator, que había adoptado el cuerpo del Director de Compras.
- Cállate, no me llames así. Aquí soy Don Eusebio.
- Perdona, Suplantator. Es que estoy entusiasmado. Esto de ser director de compras me está gustando. Además creo que valgo para ello. He conseguido una rebaja en el precio de los chicles del 50%
- A cambio de qué?
- De nada
- ¿Seguro?
- Bueno, me han dicho que para conseguir un descuento tendría que comprar más. Así que simplemente les he dicho que multipliquen el último pedido por diez y les ha parecido bien. Todos tan contentos
- ¿¿¿¿Por 10????, pero ¿que van a hacer con tanto chicle? -dijo Suplantator
- Venderlo
- Cuando vendan las últimas unidades, tendrán que incluir un seguro odontológico,
- Suplantator, dices unas cosas muy raras
- Que no me llames así
- Bueno, bueno, no te enfades -dijo Auxiliator
- No hagas nada con los chicles. Yo me encargo
- Vale, pero ¿a qué es genial lo del 50%?
- Siiii. Pero no hagas nada más. Y en cuanto yo salga de aquí, abandonas el cuerpo del director de compras. Déjale un vago recuerdo de lo que has hecho y alguna justificación que se te ocurra.
- De acuerdo, Suplantator.

Don Eusebio, es decir Suplantator, levantó la mirada al techo y volvió a decir.
- Ahora volvamos a la reunión y procura no abrir la boca.

Así lo hicieron y una vez sentados todos los asistentes, volvió a hablar el Director General.
- Bien, una vez terminada la exposición dedicaremos un tiempo para la discusión general, un brain storming, -mirada encolerizada de don Eusebio-, quiero decir tormenta de ideas, etc. -luego dirigiéndose a don Eusebio, dijo-
Don Eusebio, será para nosotros un honor que comience usted diciéndonos que le ha parecido nuestra exposición.

- Gracias, director. Me parece que la situación de la compañía que han presentado ustedes, es bastante buena. Desde ese punto de vista, debo darles mis felicitaciones.
Si acaso, me atrevería a darles algunas opiniones de un perfecto profano en la materia
- Adelante, don Eusebio -dijo el director general
- Pienso que podríamos darle otro enfoque a nuestra actividad comercial. Quizás podríamos pensar en nuevos mecanismos que facilitaran la vida de nuestros clientes.
- ¿A qué se refiere en concreto, don Eusebio?
- Por ejemplo podríamos poner una especie de minisupermercado dentro del hipermercado donde estuvieran las cosas más básicas para que una persona con prisas pudiera hacer su compra rápidamente, o desarrollar más el formato de supermercado de barrio para acercar la compra a nuestros clientes. Las personas mayores necesitan un sitio de confianza en el que comprar, sin tener que coger el coche y los barrios se están quedando vacíos de tiendas.

El director general asentía con la cabeza dando su aprobación. Aunque a Don Eusebio, esa condescendencia le pareció como si le estuviera dando la razón como a los tontos. Sin embargo, continuó.
- Podríamos pedir a nuestros proveedores un etiquetado más claro, de ingredientes y fechas de caducidad. Se podría exigir colocar siempre los alérgenos y la fecha de caducidad en un espacio concreto reservado en cada envase, de tal forma que un cliente no tuviera que empezar a darle vueltas al producto para encontrarlo.
- Pero eso mataría la creatividad en el etiquetado y en muchos casos tendría que cambiar sus procesos de fabricación -interrumpió el director
- Bueno, solo estoy haciendo sugerencias para simplificar la vida de nuestros clientes. Se me ocurren algunas más, también podríamos uniformizar los pesos y el número de unidades en los envases múltiples de forma que fuera fácil calcular el precio unitario o por kilo, y por supuesto asegurarles de que si se llevan un envase mayor están llevándose un producto más barato.
En definitiva, un poco lo contrario de lo que hacemos. El objetivo es convertirnos en su tienda de preferencia, alguien en quien confiar. No pueden confiar en nosotros si les presentamos una oferta y al lado un producto en el que van a pagar lo que se ahorran con la oferta y más.
No les hagamos dar vueltas para que compren más, no tratemos de confundirles, al contrario, seamos una ayuda para todo.
Hay mil ideas para eso, seguro que a ustedes se les ocurren más.
- Pero, don Eusebio, de esa forma no incrementaríamos las ventas.
- Podría ser. A cambio tendríamos clientes más contentos -dijo don Eusebio.
- No lo creo, seguramente nuestros clientes se irían a la competencia en busca de productos más baratos.
- Es posible, pero con el tiempo se darían cuenta que la competencia les intenta confundir y nosotros, no. Y... -antes de que el director replicara, don Eusebio continuó- tampoco me gusta la forma en la que tratamos a nuestros empleados y proveedores. No se trata de sacarles más jugo, sino de ganar todos un poco más. Es decir incrementar nuestros beneficios, pero no a costa de los suyos.
Y por supuesto tampoco me parece bien el tema de los impuestos. Que sea legal no significa que sea justo. Creo que debemos pagar los impuestos que nos corresponden, por mucho que la ley nos permita sortearlos

El Director Financiero al escuchar esa sugerencia, no pudo evitar replicar
- Don Eusebio, eso significaría pagar muchos más impuestos
- Sí, eso es lo que estoy diciendo que paguemos los que nos correspondan -siguió don Eusebio- y..., respecto al medio ambiente, ¿qué estamos haciendo?
- Somos muy respetuosos con el medio ambiente. Hemos cambiado la iluminación de nuestros hipermercados y estamos adaptando los mecanismos de refrigeración y calefacción para que sean más eficientes. -dijo el director general- además estas acciones nos reportan importantes ahorros de costes.
- Hemos reducido el número de bolsas desde que nos obligan a cobrar por ellas -añadió el director de marketing- Ahora nuestros clientes pagan por la publicidad que llevan nuestras bolsas a la vez que damos la imagen de ser muy responsables con el medio ambiente.
Rieron con esta frase que a todos les pareció inteligente pero que no hizo ninguna gracia a don Eusebio y que le forzó a decir:


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