Los pilotos no pudieron evitar el accidente

 

He oído que en alguno de los últimos accidentes de aviación del Boeing 737 Max, los pilotos, viendo que no podían controlar la aeronave, se pusieron a consultar los manuales para ver cómo podían solucionarlo. Evidentemente, no les dio tiempo y el choque contra el suelo les pillaría buscando en el índice algo así como “¿qué hacer si el avión no te hace caso?” (sin intención de frivolizar sobre una cosa tan grave…, pero me temo que desgraciadamente es lo que con cierta probabilidad ocurriera)

Desde el atrevimiento que la ignorancia provoca, me voy a permitir analizar superficialmente este lamentable accidente y sus consecuencias y aplicaciones en la vida diaria.

De momento, parecen achacar el accidente a la falta de formación de los pilotos en el nuevo modelo o a que los modelos accidentados no contaran con funciones de seguridad que eran opcionales (que obviamente encarecían el precio del avión y por eso no se compraron).

A saber cuál será la verdad, pero para un profano como yo, resulta sorprendente que se pueda pilotar un avión sin la formación adecuada y que funcionalidades de las que dependen las vidas de las personas sean consideradas opcionales y no incluidas en el paquete básico.

Y lo que resulta más sorprendente aún, ¿cómo es posible que en los nuevos modelos de aviones supersofisticados como este que nos ocupa, no exista en la cabina un botón rojo gordo que ponga CONTROL MANUAL? Me imagino la angustia de los pobres pilotos al observar que por mucho que ellos tiraran de sus controles manuales para subir el avión, éste se obstinaba en enfilar el morro hacia abajo.

Desgraciadamente esta política de quitar el control a los hombres para dárselo a las máquinas (programas de ordenador) se está generalizando en todas las áreas de la vida. Los coches, por ejemplo, van quitando poco a poco libertad al conductor y toman sus propias decisiones, algunas veces equivocadas. Ellos deciden, por ejemplo, cerrar las puertas cuando el coche toma una cierta velocidad o cuando el conductor se aleja unos metros.

Estos automatismos se han ido generalizando y aunque al principio se dejaba la posibilidad al usuario de quitarlos, los fabricantes con el fin de simplificar el software y abaratar costes, poco a poco van eliminando la posibilidad de control por parte del usuario.

Y eso que todavía no se ha extendido el coche autónomo que ya anda circulando por las carreteras. Se dará el caso, como el avión que nos ocupa, que el conductor vea como el coche se acerca rápidamente a una pared, girará el volante para evitar el choque y se dará cuenta que es como el de los coches de juguete, que gira libremente sin ningún efecto.

Los que hemos hecho software alguna vez, sabemos que no importa cuantos factores tengas en cuenta ni cuantas pruebas hagas sobre el software, siempre se da una circunstancia no prevista que hace que el software se cuelgue o no funcione bien. Es desagradable que esto ocurra en un programa de edición o de cálculo porque puedes perder el trabajo realizado, pero si ocurre en un coche o en un avión, adiós muy buenas (nunca mejor dicho).
Por eso sorprende que no se contemple el paso a completamente manual con un botón rojo.

Pero es que en la vida diaria nos vamos acercando cada vez más a dicho modelo. Ahora les ha dado por los altavoces inteligentes, que no dudo que puedan resultar útiles, pero ¿y esa manía de darle el control de la casa entera?

Han empezado con las luces y las persianas, los toldos, el riego del jardín, etc, pero seguirán con las lavadoras, los frigoríficos, las cerraduras y toda la cacharrería electrónica. Pero, joder (con perdón) ¿tanto esfuerzo es darle a un interruptor para encender la luz?
Se nos dice que es para facilitar nuestra vida y regalarnos más tiempo. ¿Tiempo para qué? ¿Para estar más rato mirando el móvil? Ah, no. Es para estar más horas trabajando en uno de esos trabajos alienantes para cobrar menos. En no mucho tiempo, las máquinas tendrán trabajos mucho más interesantes que los humanos.

Reconozcamos que queda chulo ver como las puertas se abren y las luces se van encendiendo y apagando a nuestro paso. Al menos queda chulo una vez. Pero, ¿eso compensa el riesgo de que el programa se te rebele y no te abra la puerta ni las persianas ni te abra el grifo para lavarte las manos? O que te deje encerrado dentro de casa con las luces apagadas y sin agua corriente justo en el momento que se ha declarado un pequeño incendio.

He visto que ya comercializan cacharros que controlan la llave de paso del agua, de tal forma que si detectan una fuga, cortan el agua y te mandan un mensajito al móvil avisándote. Estos cacharros están conectados a la wifi y a la electricidad de casa. Me gustaría ver como se comporta el cacharrito cuando se va la luz y no vuelve en horas.
Y además ¿cuantas veces se te inunda la casa porque se rompa un grifo y no estés dentro? ¿Compensa el reducir ese riesgo que dejes el control del agua de tu casa, por ejemplo, en manos de terceros?

Y no olvidemos que todos los nuevos artefactos deben estar conectados a Internet a través de una wifi. De hecho, es que algunos ni empiezan a funcionar hasta que los conectas, porque lo primero que hacen es descargarse un software que no tienen. Así que doble riesgo al dejar nuestra casa en poder de esas máquinas: que el programa falle y se nos rebele la casa entera o que un delincuente cualquiera (que para estos casos llaman hacker y eso le reviste de un halo casi mitológico) tome el control de nuestra casa hasta que le paguemos un dinero.

El problema grave es que aunque quieras rebelarte contra este modelo, antes o después tienes que plegarte a sus condiciones. Llegará el día que aunque tú quieras un frigorífico básico, llevará incorporado el chip de comunicación y control, porque como es tan barato se lo incluirán a todos. Ya nos está pasando con los móviles y las televisiones. Te las ves y te las deseas para encontrar alguno que solo tenga lo básico.

Y eso que a mí siempre me ha entusiasmado la tecnología, pero desde luego no en la forma en la que se está usando. La tecnología debe facilitar la vida de las personas, no tomar el control de la vida de las personas. Desgraciadamente, en los últimos quince-veinte años, la tecnología va por este último camino, que honestamente, me parece bastante preocupante.
Sin duda, los fabricantes de tecnología han tomado esta opción porque han puesto muy por delante de los intereses de la humanidad y el medio ambiente (que es decir otra vez humanidad) el hacer dinero (y si seguimos por este camino es lo único que va a quedar: dinero -tendremos que irnos acostumbrando a los filetes de dinero-)

Los programas de ordenador instalados en nuestros portátiles, móviles, tablets, altavoces inteligentes, televisiones, y cada vez más cacharros, van tomando poco a poco el control de más facetas de nuestras vidas y nosotros, se las vamos cediendo gustosos.

Como ya he defendido en algunos de mis posts, la conclusión es clara: cada vez, más tontos.

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Comentarios

  1. Lo del software opcional no te debería extrañar. Son estrategias comerciales para vender un producto poniendo el paquete básico a un precio menor que la competencia y el resto ponerlo opcional y así llevarse el contrato. Si a esto le sumas que el comprador quiere pagar lo minimo y solo compra lo básico, pasa lo que pasa. Esto mismo lo hacíamos en nuestro sector donde por fortuna un fallo no era tan catastrófico, como mucho dejar incomunicados a unos pocos un tiempo.

    Por otra parte, da miedo pensar que alguien en algún sitio pueda tener toda la información de cada uno, conversaciones de telefono, wasaps, mails, paginas que visita, etc, hasta, no sé si sera verdad, que se pueda ver lo que hacemos y decimos en nuestra casa traves de los dispositivos electronicos, incluso apagados.

    Saludos

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    Respuestas
    1. Gracias Pepe por tu comentario. Sí, recuerdo que lo de los paquetes básicos y opcionales era una táctica comercial habitual. Se puede usar con asientos de cuero o tapizados en nylon, que el hilo musical sea cutre o de alta fidelidad, pero lo que me sorprende es que se use cuando la seguridad de las personas esté en juego.
      Y sí, asusta un poquito que estemos metiendo caballos de Troya alrededor de nuestra vida. Puede ser verdad eso que cuentan. Total es imposible saber que codifican los programas que instalamos en nuestros móviles. De lo que hacen, sabemos lo que nos muestran, pero ¿estarán además haciendo otras cosas?
      Por si acaso, creo que la prudencia se impone...

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