Truco ecológico 13 - Volver a las servilletas de tela
No hace tanto, las
servilletas que se usaban para comer eran de tela que periódicamente se
lavaban.
Por razones higiénicas,
se propuso usarlas desechables. Era aparentemente más cómodo. Se usaban una vez
y se tiraban y no había que lavarlas.
Esta conducta se ha
generalizado y prácticamente en ningún hogar se usan servilletas de tela. Se
considera carca y antiguo.
Mucho me temo que con
todos los que somos en el mundo no nos podamos permitir el lujo de usar
servilletas de papel cada vez que comemos y que tengamos que retornar a las de
tela, por ser bastante más ecológicas. Veamos
Supongamos una familia
de 4 miembros que usa servilletas de papel en cada una de las cuatro comidas
(desayuno, comida, merienda y cena). Eso hacen 16 servilletas diarias con un
peso aproximado de un gramo, significa unos 16 gramos de papel diario. Si lo
multiplicamos por 365 nos da casi 6 kg de papel al año, para ser más concretos
unos 6 kg de celulosa.
Eso significa que hay
que talar árboles, procesarlos, usar mogollón de sustancias químicas para
blanquearlo o darle color, contaminar ríos y gastar agua y energía a mansalva
para transformarlo en las agradables servilletas de papel que consumimos.
Generalmente esos 6 kg
de celulosa al año van al contenedor de residuo orgánico y no al de papel por
lo que el reciclaje del mismo es cero.
Pero es que además, una
vez fabricadas las servilletas hay que envasarlas en el nocivo plástico que
todo lo invade y transportarlas, almacenarlas, distribuirlas, venderlas y una
vez compradas, el usuario, aparte de ir a buscarlas a la tienda (y pagarlas)
tienen que almacenarlas en casa, mantener un stock (para que no se acaben) y
una vez usadas, las desecha, y de nuevo hay que gastar energía en recogerlas de
la basura y procesarlas en un vertedero (quemarlas o lo que sea que hagan en
cada municipio).
Si esto lo multiplicamos
por 3.000 millones de habitantes del primer mundo (excluyendo tercer mundo y
parte del segundo, que dudo esa pobre gente use servilletas de papel) sale una
cifra nada despreciable de árboles talados, procesados, ríos contaminados,
toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, etc, solo para que tengamos la suerte
de poder limpiarnos la boca y las manos con una servilleta de papel.
A poco que reflexionemos
sobre el tema, concluiremos que NO podemos permitírnoslo. Volvamos a las
tradicionales servilletas de tela, su tacto es más agradable y los
inconvenientes higiénicos pueden ser subsanados mediante la identificación de
cada servilleta. Cada uno tiene su propia servilleta que se identifica con un
color distinto o alguna marca. Cada semana o antes si es necesario, las
servilletas se meten en la lavadora junto con el resto de la colada.
Ventajas ecológicas:
Todas las mencionadas.
No hay que talar árboles, procesarlos, blanquear la celulosa, no se contaminan
ríos, no se emite CO2, no hay que envasarlas (no plástico), no hay que
trasportarlas, almacenarlas, recogerlas cuando se han usado y procesar la
basura que generan, disminuyendo la contaminación. Recordemos que si se usan 4
gramos de servilletas diarios por persona, estamos hablando de 5000 millones de
kilos de celulosa al año entre los habitantes del primer (y parte del segundo)
mundo. Eso debe ser muchos árboles. En la wikipedia dice que se necesitan 24 árboles para producir 1000 kg de celulosa, Con una simple regla de tres,
sacamos que se deben talar unos 120 millones de árboles al año para que nos
podamos limpiar la boca tras las comidas.
Las cuentas que he hecho
puede que no sean precisas, pero nos da una idea de lo que nos estamos jugando.
Ventajas económicas.
Una familia de 4
miembros, haciendo 4 comidas, gasta unas 5800 servilletas al año. Como suelen
costar entre 0,5 y 2 céntimos las servilletas normales, estamos hablando de
entre 30 y 120 euros al año dedicados a servilletas. Eso si no nos vamos a
servilletas especialmente decoradas o con mayor consistencia que pueden costar
hasta 10 céntimos.
A cambio solo hay que
echar las servilletas de tela a la colada, cuyo coste adicional es
despreciable, tampoco se incrementa la cantidad de detergente o agua de manera
significativa.
Lo de tenderlas y
recogerlas es similar a ir a comprarlas a la tienda y almacenarlas, por lo que
ni siquiera en eso, las servilletas de papel tienen ventaja.
Otras ventajas:
Lista de la compra menor
con menos volumen. Las servilletas de tela resistirán muchos lavados y
disminuimos, por tanto, los procesos productivos. Igualmente reducimos el
volumen de los residuos y atacamos el consumismo, base de todos los males del
planeta.
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