Se separaron por incompatibilidad de caracteres
A mí al menos, me resulta curiosa una de las características de la personalidad colectiva del ser humano.
Me refiero a su gusto por la crítica. A todos nos encanta criticar. Si somos futboleros, sabemos exactamente porqué nuestro equipo no está funcionando.Durante un partido de fútbol, sabemos a quién hay que sacar y cuando. Nos resulta evidente. ¿Cómo el entrenador no puede darse cuenta? Porque es un inútil, obviamente.
¿Y qué decir del árbitro? O se equivoca continuamente cuando pita en contra o es un comprao. No hay alternativas. O dicho de otra forma, creemos que, de nuevo, el árbitro es un inútil incompetente o en su defecto, un corrupto.
Bueno, bueno, si nos metemos en política, no hablemos más. ¿Quién no ha criticado alguna vez a un político? ¿quién no le ha llamado inútil, incompetente (por ser educado, porque los calificativos que se oyen…)? ¿quién no ha visto evidente que si se siguen haciendo las cosas de la misma manera vamos directamente a la miseria, convirtiendo el país en una república bananera (si no directamente a la guerra civil)?
La crítica siempre nos sitúa por encima de la persona criticada, porque nosotros no tenemos tal o cual defecto y siempre sabemos cómo deberían hacerse las cosas para que todo fuera sobre ruedas. Nuestra necesidad de sentirnos superiores es manifiesta.
Tanto nos gusta la crítica que hay programas de televisión que se dedican exclusivamente a criticar a diestro y siniestro.
Curiosamente, y a la vez que se produce ese placer casi orgásmico por la crítica, no toleramos ni un poco el ser criticados. Ser objeto de la crítica produce tal reacción en nosotros que nos puede llevar a la histeria, si no a la ira o incluso a la violencia.
Esa incompatibilidad de caracteres a la que me refiero en el título (gusto por la crítica pero a la vez, repulsión a ser criticado) y que en el fondo es interna del propio cerebro, debería conducir a que nos separásemos de nosotros mismos, pero como eso no es posible, tendemos a separarnos de los demás.
La consecuencia es evidente: casi cinco millones de personas viven solas en España, la tercera parte mayores de 65 años. No hablaré aquí del drama social que suponen esas cifras y las consecuencias psíquicas para muchas de esas personas. Lo dejaremos para los sociólogos y psicólogos.
Me limitaré a llamar la atención sobre las consecuencias ecológicas que tiene nuestra incoherencia cerebral.
Mantener cinco millones de hogares con su correspondiente luz, agua, gas, equipamiento eléctrico y electrónico, alimentos etc. no solo supone un gasto enorme, si no que implica multiplicar por varios millones, los alimentos despilfarrados, la luz, el agua, el gas dilapidado, los recursos empleados, etc, etc, etc. y todo ello por el vicio del cerebro de criticar y la intolerancia a ser criticados.
Si esas personas vivieran acompañadas, por un fenómeno que los ingenieros llaman multiplexación estadística, el ahorro de recursos sería considerable (aparte de otras ventajas sociales y psicológicas)
En otro tiempo esto no podía ocurrir, sencillamente porque no había recursos económicos suficientes para vivir solo y la peña tenía que aguantarse sus ganas de mandar a paseo al de al lado (ya fuera mujer, marido, padres, hijos, nietos, abuelos... ) y había que quedarse compartiendo casa con todos ellos.
Ojo, que no estoy diciendo que haya que quedarse aguantando carros y carretas, lo que estoy diciendo es que eso tiene consecuencias ecológicas (¿y a mi qué? dirá el que se independiza)
Otra consecuencia de nuestro divorcio colectivo es que para paliar la soledad y nuestro aislamiento, así como la necesidad que tenemos de dar cariño (sin encontrar muchas veces a quien hacerlo), en España tenemos más de veinte millones de mascotas contabilizadas. Estas mascotas vienen a suplir en muchas ocasiones nuestra necesidad de dar y recibir amor y encima no critican, no dicen lo que hay que hacer y aguantan de buen grado nuestros enfados.
De nuevo, no vamos a entrar aquí sobre si son útiles o no las mascotas (es obvio que para muchas personas representan casi la vida) ni si es una forma más que tiene el ser humano de esclavizar otras especies (en contrapartida, algunas de esas especies no existirían si no se hubieran desarrollado en torno al ser humano), ni ninguna de esas disquisiciones más sesudas. Nos centraremos una vez más en su impacto ecológico.
Veinte millones de mascotas censadas en España más otras cuantas sin censar, mueven más de 2.000 millones de euros y dicen que hay en España más perros que menores de 15 años. Sin duda, las mascotas están siendo los sustitutos de los hijos, más fáciles de cuidar, más baratos, con menos compromisos y disgustos y por si fuera poco, dan tanto o más cariño (o al menos, eso piensan muchos).
Pues bien, todo ese gasto adicional en alimentación animal, en terapias para mascotas, envases para los alimentos, para las medicinas, para recoger la caca, etc, etc, también forma parte del problema de la contaminación ambiental porque veinte millones de mascotas solo en España son muchas mascotas…
Y todo por nuestra esquizofrenia mental, por nuestra incompatibilidad de caracteres que hace que muchas veces estemos mejor solos que mal acompañados o nos sintamos cien veces más cerca de un perro que de otro ser humano.
----
Estos son los objetivos y estos otros los sueños de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos, ayuda a su difusión, compartiendo, comentando o marcando “me gusta” en las publicaciones o en la página.
----
Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad.
Es poco probable que alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.
Comentarios
Publicar un comentario