Desastres naturales por doquier
Parte de la belleza que se nos escapa... |
No sé porqué extraña razón continúo viendo los telediarios. Es posible que en el fondo siga ingenuamente esperando que den alguna buena noticia que me alegre el día. Pero eso nunca ocurre y aún así, yo persevero, en plan masoquista, escuchándolos.
Aparte de las típicas noticias de atracos, asaltos, asesinatos, violencia de género, la guerra comercial, etc., que nos meten el miedo en el cuerpo y eliminan de raíz cualquier esperanza de prosperar, ya sea social o económicamente hablando, están las relacionadas con el cambio climático.
En estos momentos, estamos viendo noticias que relatan desgraciadas inundaciones, pero hay otras, también relacionadas con el calentamiento global, que son de lo más absurdo. Porque, aparte de llenarnos de angustia, ¿qué puedo hacer yo? Los glaciares se están deshaciendo… ¿y? ¿voy a ir con una neverita a Groenlandia a meter agua en el congelador y luego echar los cubitos al mar? Yo lo haría, pero ¿donde la enchufo?
Está bien que te lo digan una vez, para que no vivas en la ignorancia, pero todos los días en los que no hay un suceso gordo, que pongan alguna de esas, ya cansa. Parece una estrategia para sumirnos en la más profunda depresión.
Algunas veces me pregunto si no serán una campaña encubierta de psiquiatras, psicólogos y fabricantes de fármacos antidepresivos.
Los telediarios deberían verlos los dirigentes políticos. Si alguno de ellos se pregunta qué puede hacer mañana, basta con que vea el telediario de hoy y ya sabe en qué se puede poner a trabajar.
Pero claro, como ellos están siempre viajando en sus Air Force One o sus Falcon, allí no les ponen telediarios, sino los últimos estrenos de la temporada y por eso viven tan felices.
Por cierto, viajando ¿hacia donde?, porque mucho viajar, mucho viajar, pero no les cunde, a juzgar por los resultados. Lo mismo es que están arreglando problemas ocultos y dejan los que conocemos, o incluso generan alguno nuevo para que vivamos entretenidos y angustiados (otros que trabajan para el gremio de los fabricantes de ansiolíticos y antidepresivos).
Una de las noticias que he oído y que me ha sumido en la más profunda tristeza ha sido que el Cantábrico está aumentando rápidamente su temperatura y que en algunos sitios ya ha alcanzado la del Mediterráneo. Consecuentemente, la flora y fauna del fondo marino en el Cantábrico ha cambiado tan radicalmente en los últimos diez o quince años que en algunos lugares ha desaparecido prácticamente. Pusieron en la tele la comparativa entre la actualidad y hace quince años, y mientras el actual era gris, el otro estaba lleno de color y vida.
Mi primer impulso fue buscar algas que tuviera por casa, el wakame, por ejemplo, irme a comprar unos peces de colores y sembrar de nuevo el fondo marino cantábrico de vida. Luego me dí cuenta que era un poco precipitado porque lo mismo el wakame no es el alga más adecuada o la que yo tengo estaba un poco muerta y los peces de colores no sean autóctonos de allí. Pensándolo dos veces, encontré además otros pequeños problemas como que no tengo traje de buzo, ni sé bucear e incluso nado con dificultad y por si todo ello fuera poco, suponiendo que tuviera las algas adecuadas, no sé sembrarlas y encima probablemente me detuvieran los guardacostas por alterar el desequilibrio ecológico.
Vamos, que no sé para qué me cuentan esas cosas. Será para recordarnos lo mal que estamos y que debemos hacer algo ya para revertir los cambios.
Sí, en eso estoy de acuerdo, pero… ¿habéis enseñado las imágenes antes al presidente americano que niega el cambio climático?, porque lo de que estábamos mal, ya lo sabíamos de hace bastante tiempo.
De hecho, esa fue una de las principales razones para comenzar a escribir este blog. Nunca he confiado demasiado en que los dirigentes tomen alguna medida eficaz y positiva encaminada a desacelerar el cambio climático, por eso me puse a predicar en el maremágnum de Internet (uno más), por si algo de lo que escribiera era leído por alguien y le diera alguna mínima idea sobre qué hacer individualmente (como los trucos ecológicos que sugiero) que, multiplicado por los miles de millones de personas que habitan el planeta, significaran un cambio importante que ayudara a combatir el calentamiento global.
Nuestro poder individual parece pequeño, pero multiplicado por millones, puede ser una fuerza imparable.
Ignoremos ya a los gobernantes y dejémosles entretenidos con sus problemas inventados, su tres por ciento, sus grandes prebendas y salarios y su afán de protagonismo. A cambio, pongámonos nosotros manos a la obra. Ellos irán detrás. No tendrán más remedio.
La situación exige un cambio de mentalidad entre nosotros. Una nueva forma de consumir, una nueva forma de vivir. No nos desanimemos por nuestra pequeñez. Debemos ser la semilla que sustituya el consumo por la ilusión, como motor de la existencia.
¿Cómo? No voy a darlo todo hecho. Algo habrá que dejar como trabajo individual.
Una pista para los más mayorcitos, es que durante los años ochenta-noventa del siglo pasado, con un nivel de vida bastante razonable en los países avanzados, la forma de vida era bastante más sostenible que la actual. La economía tenía una estructura similar pero era ligeramente distinta y no tan dependiente de los envases y el consumo.
Lo que sí parece cierto es que ese cambio de mentalidad es necesario. Podemos moderar nuestro consumo y los residuos que generamos voluntariamente, como consecuencia de una convicción profunda, accediendo a un nivel más consciente y menos manipulable (el Siguiente Nivel), o podemos hacerlo a la fuerza como consecuencia de los desastres naturales que los telediarios todos los días nos vaticinan.
Como siempre, nuestra es la elección.
PD. No incluyo entre los desastres naturales los incendios (que también los hay por doquier) porque esos son completamente artificiales (estrictamente hablando los otros también lo son pero en segunda o tercera derivada).
Pero, alegría, alegría, se queman mogollón de árboles que extraían millones de toneladas de CO2 de la atmósfera, a la vez que se vierten millones de toneladas de CO2 que el propio incendio provoca. Más madera para el cambio climático, como dirían los hermanos Marx (nunca mejor dicho)
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Las ideas aquí expuestas
no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad.
Es poco probable que
alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno
desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.
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