Suplantator el extraterrestre (15) - Pleno en el Ayuntamiento (III)




- En mi barrio, -dijo otro concejal- hay mucha gente mayor y sus hijos o familiares tienen que desplazarse a diario para atenderlos o simplemente para que no se sientan solos.

- Para el tema de que no se sientan tan solos podríamos instalarles un sistema sencillo de videoconferencia -respondió otro concejal.

- Cierto -dijo el alcalde-. Un altavoz inteligente conectado a una smart TV con videocámara, bastaría para que el abuelo dijera, llamar a mi hijo o responder llamada para establecer la videoconferencia

- Genial, eso me vendría bien a mí que a veces tengo que ir a casa de mis padres, ya muy mayores, sólo a leer una carta que han recibido. Bastaría decirles que lo acercarán a la cámara.

- Eso reduciría la angustia de los padres y de los hijos

- Menos estrés para todos, es decir, menos médicos



Las ideas iban surgiendo apresuradamente una detrás de otra y Suplantator se sentía muy satisfecho.

- Perfecto, vamos bien. Están surgiendo muchas ideas que nos serán útiles después. ¿Alguna idea más?

- En mi barrio, cercano a los centros comerciales, es imposible circular los fines de semana. Se colapsa completamente.

- La zona de los centros comerciales es un problema por varios razones -dijo el alcalde-. Hemos concentrado ahí todas las tiendas forzando a los ciudadanos a coger el coche para ir de compras siguiendo el modelo americano. Los barrios, en cambio, se han desertizado y se han quedado vacíos de tiendas. Antes un familia podía salir de paseo por su barrio a la vez que iba de compras. Eso ya no es posible.

- Estoy de acuerdo, alcalde. Incluyamos en nuestros grupos de trabajo este tema. Ver como cómo podemos revitalizar los barrios, de tal forma que no sea necesario coger el coche para ir de compras.

- Si hacemos la puñeta a los centros comerciales vamos a tener problemas. Generan mucho empleo y concentran mucha influencia.

- Más empleo generarían las tiendas de barrio

- Eso es verdad, -intervino el alcalde- sin embargo, no podemos poner pegas a los centros comerciales. Lo que si podemos es utilizar la imaginación para incentivar las tiendas de barrio.

- Pues a mi se me ocurren un montón -dijo un concejal

- Que no cuesten dinero al ciudadano - puntualizó el alcalde

- No estoy de acuerdo con eso, alcalde. Las tiendas de barrio realizan una labor social y deben pagar menos impuestos. Las personas mayores no pueden estar cogiendo el coche para ir a los centros comerciales a comprar.

- Tiene razón -reconoció el alcalde- Bien, incluyamos este tema en nuestros grupos de trabajo y tratemos que la gente pasee más y coja menos el coche.

- Quizás esto no mejore el tráfico, pero tiene que ver con la movilidad -dijo otro de los concejales- Los semáforos  para peatones no sirven para nada. Llega el peatón, lo pulsa y como tarda en ponerse verde, en cuanto dejan de pasar los coches, el peatón cruza en rojo. Luego cuando no hay ningún peatón se pone en verde y los coches están parados un tiempo para nada. No sería mejor quitarlos y dejar simplemente los pasos de cebra?

- Genial. Ahorraríamos un montón en luz y mantenimiento -animó otro concejal

- Ya. Pero hay muchas veces que los conductores no se paran

- Que unos no cumplan -intervino el alcalde- no es motivo para molestar a todos. Habría que incomodar sólo a los incumplidores.

- Pues como no pongamos cámaras para vigilar quien se salta los pasos de cebra.

- Bastaría avisar que están siendo vigilados para que fueran con más cuidado y poner alguna multa en los casos más flagrantes.

- Eso también valdría para el límite de velocidad y quitar los resaltes de los pasos de cebra que son muy desagradables. No es justo que porque unos no respeten los pasos de cebra, tengamos todos que sufrir los badenes



El alcalde miró su reloj y continuó.

- Parece lógico. Podemos seguir con todas estas ideas en los grupos de trabajo. Ahora, hagamos un breve receso.



El alcalde se levantó y se fue a su despacho, mientras los demás se iban en grupos a los bares de alrededor a tomar un café. En cuanto enfiló el primer pasillo, se vió asaltado por varios concejales de su partido que le pedían explicaciones sobre sus palabras durante el pleno. El alcalde les miró muy serio y les dijo

- Señores, ya hablaremos de este tema, ahora déjenme tranquilo.



Entró en su despacho, se sentó y comenzó a mirar sus notas en el losabetodator y oyó la puerta. Estaba dispuesto a pegar otro grito por no haberle obedecido y vió que era una mujer





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