Truco ecológico 9 - Vender en vez de tirar


En estos tiempos de Internet y de multitud de aplicaciones en el móvil (apps para los iniciados), resulta muy sencillo vender productos que no vamos a volver a usar pero que están en perfecto estado para que lo usen otros.

Cuando nos damos cuenta de que tenemos los cajones y los armarios llenos de trastos que un día compramos y que ya han dejado de ser útiles, tenemos la tentación de comenzar a tirarlo todo. Sobre todo si ya no encontramos espacio para almacenar alguna cosa nueva.

Una buena práctica ecológica es intentar venderlos en Wallapop, Segunda Mano u otra plataforma de compra-venta entre particulares.
Incluso las pequeñas cosas pueden ser vendidas por un precio simbólico de por ejemplo 2-3 euros que nos permitan luego tomarnos una caña y que por otra parte aseguran un mínimo interés por parte del comprador (si se regala, puede presentarse alguien que en realidad no lo necesita y que luego lo mismo lo tira).

Ahí argumentábamos que se debe priorizar el valor ecológico frente al recaudatorio.

Lo mismo puede aplicar a las compras. Hay veces que no necesitamos que un producto esté completamente nuevo (aunque hay a la venta muchos productos nuevos y embalados que se venden porque fueron regalados o se compraron y nunca se llegaron a usar). Es conveniente echar un vistazo en estas plataformas antes de comprar en tienda.

Cierto es que la venta de productos (sobre todo de importe bajo) conlleva unas ciertas molestias que aparentemente no compensan el esfuerzo, pero si tenemos en cuenta los condicionantes ecológicos, siempre merecen la pena.

Ventajas ecológicas: Cuando alguien vende algo usado, el vendedor ya no lo tira a la basura, por tanto ya no hay que reciclarlo, ya no contamina. El caso del móvil es flagrante: un móvil que no se recicla adecuadamente es altamente contaminante. Incluso llevándolo a un punto limpio, no existe la garantía de que todas las piezas se vayan a reciclar como es debido.
Por otra parte, el comprador adquiere un producto usado que no hay que fabricar porque ya existe. Por tanto, evita un proceso de fabricación que siempre es contaminante (de nuevo, altamente contaminante en el caso del móvil).

Ventajas económicas: Siempre podemos sacar unos eurillos de aquellas cosas que están en buen uso y que de otra forma tiraríamos. Esto es más patente con los aparatos tecnológicos que pueden venderse por un precio mayor y que de otra forma se morirían (en el caso de aparatos con baterías, es muy apropiada la palabra) en el interior de un cajón.


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