Suplantator el extraterrestre (19) - Reponiendo fuerzas (I)



Salieron de la frutería y, tanto Suplantator como Auxiliator se sentían satisfechos. Suplantator por como había ido la misión del pleno en el ayuntamiento y el final feliz del episodio en la frutería y Auxiliator por su superioridad en el conocimiento del número de bultitos de gotelé.

Dejaron los plátanos en la habitación del hotel (aunque Suplantator tuvo que quitárselos de las manos a Auxiliator para que no se los comiera todos) y luego se bajaron otra vez a pasear un rato por Vayatasco. Pasaron por delante de un restaurante con buena pinta y Suplantator dijo:
- Es hora de comer y yo tengo hambre
- Yo también -respondio Auxiliator- como solo me has dejado comer un plátano…

Suplantator repitió el gesto de resignación al que ya estaba acostumbrado y no dijo nada, se limitó a manipular su sirveparatodator

Entraron en el restaurante que tenía muy buen aspecto y sin duda caro, rápidamente se acercó a ellos un camarero impecablemente vestido y les preguntó

- ¿Tienen reserva los señores?
- Sí, a nombre de Luis Portales -dijo Suplantator

El camarero abrió su carpeta y tras comprobar su listado en una tablet, les dijo:
- Por favor, siganme - y les situó en una de las mejores mesas con unas vistas espectaculares sobre la bahía de Vayatasco.
- Les dejó la carta de platos y la de vinos -dijo el camarero
- Muchas gracias -respondió Suplantator.

Cuando se marchó el camarero, Auxiliator dijo:
- ¿Quién es Luis Portales?
- Supongamos que tú mismo. Necesitamos una identidad para nuestros cuerpos de reposo y esa puede ser tan buena como cualquier otra. Le pediré al sirveparatodator que nos haga unos carnés de identidad y que registre las identidades adecuadamente por si las necesitamos.

El ambiente en el restaurante era muy agradable, no había demasiada gente ni demasiado poca y las mesas estaban separadas convenientemente. A la vez una música discreta y acogedora estaba sonando.

Al poco volvió el camarero y preguntó
- ¿Han elegido ya los señores?
- Sí -dijo Suplantator- yo tomaré los pimientos asados con bacalao y la merluza al horno.
- Yo quiero el primer plato de cada cosa -dijo Auxiliator
- ¿Quiere decir el señor que tomará un entrante, una sopa, un plato de huevos, uno de verduras, un pescado y una carne?
- Sí. Los pimientos, la sopa de ajo con huevo, los huevos revueltos con salmón ahumado, las setas salteadas con jamón ibérico, la merluza al horno y el solomillo a la plancha.
- Con todos los respetos, señor, quizá sea demasiado -dijo el camarero.

Suplantator intervino
- Luis, ya te dijo el médico que no debías hacer excesos. -y luego dirigiéndose al camarero- Tráigale lo mismo que a mi, los pimientos y la merluza.
- De acuerdo, señor. Respecto al vino, ¿han elegido alguno?
- Tráiganos uno de cada -dijo Auxiliator
Volvió a intervenir Suplantator.
- Luis, deja ya de bromear -dijo Suplantator y luego, dirigiéndose al camarero- por favor, probaremos el blanco de Rueda.
- De acuerdo señor.

En cuanto se hubo ido al camarero Auxiliator se puso a hablar.
- Suplantator, no me dejas elegir nada.
- Es que te he dicho ya varias veces que en cuestión de comida y bebida hay que usar dos criterios. El primero es que no llame la atención, y el segundo que no le siente mal a tu cuerpo y para ambos tienes que asimilar la información que deberías haber leído sobre esta forma de vida.
- Ah

Auxiliator se puso pensativo durante unos segundos y añadió
- Este sitio tiene que ser caro y yo no tengo papeles de colores. ¿Tienes tú?
- No, pero tengo una tarjeta que me ha fabricado el sirveparatodator -respondió Suplantator
- Y si pagas con esa tarjeta ¿no es como si estuviéramos robando?
- No sabría decirte, porque el restaurante recibirá su dinero
- Pero el dinero saldrá de algún lado, de alguien que lo perderá, ¿no? -dijo Auxiliator
- El sirveparatodator ha ajustado automáticamente la economía mundial para absorber los cargos que hacemos con la tarjeta. Nadie se da cuenta, porque nadie lo pierde. La economía humana es bastante compleja y completamente ficticia. Es decir todo se basa en que unos confían en otros. Mientras nadie detecte ningún error, todo sigue yendo perfectamente.
- Y qué pasaría si perdieran la confianza?
- Toda su economía se derrumbaría como un castillo de naipes
- Y ¿cómo se derrumba un castillo de naipes?
- De golpe y sin que quede nada.
- Aaah. No es que haya entendido nada, pero suena bien -dijo Auxiliator
- Unos prestan dinero a otros confiando en que se lo van a devolver, y éstos esperan pagarlo con el dinero que ganen trabajando en el futuro o si no, lo invierten confiando que obtendrán más beneficios que los que les costará pagar el préstamo. Es como si todos estuvieran apostando a que en el futuro serán más ricos. ¿Lo entiendes ahora?
- No. Pero no insistas. Eso de la economía de los terrestres parece un tema muy, muy aburrido -dijo Auxiliator.
- Es posible, pero en este mundo la felicidad y muchas veces la vida de estos seres depende de ella
- Pobres.
- Sí, nunca mejor dicho -concluyó Suplantator

Los de la mesa de al lado subieron el volumen de la voz y Auxiliator fue a hablar pero Suplantator hizo un ademán para que se callara. Parece que le interesaba la conversación de sus vecinos.

Se oyó decir:



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