Halloween
Llamadme aburrido, retrógrado, anticuado o lo que queráis (aunque no lo hagáis por escrito) pero no me gustan nada estas fiestas foráneas que están colonizando nuestras costumbres. Si al menos se tratara de fiestas constructivas pongamos por ejemplo “La fiesta de la recogida de latas” que consiste en formar grupos de jóvenes para recoger todas las latas de refrescos y cervezas que vean tiradas por la calle y cada vez que llenan una bolsa se bailan un rap o qué sé yo o la fiesta de “el plantado de árboles” en la que cada vez que plantamos un árbol damos un sorbo a la lata de cerveza que luego reciclamos convenientemente, pues entonces es posible que tuvieran todo mi apoyo. Pero da la casualidad de que la fiesta de Halloween es absolutamente consumista. Si al menos se hubiera planteado como una fiesta creativa en la que cada uno utiliza recursos que tiene en su casa para crear su propio disfraz y se pone su propio maquillaje, en vez de ir a un bazar y comprar un disfraz que solo ...