Compendio de autoayuda (2) - Nivel físico (I)
“Mens sana in corpore sano”
Ya los romanos, acuñaron esta frase al identificar la absoluta
dependencia entre cuerpo y mente. No es posible disfrutar de un cuerpo sano si
la mente no se encuentra bien y naturalmente lo contrario, es decir si un
cuerpo se encuentra sano, cuidado y estimulado, la mente puede conseguir mayor
armonía. Entrene, pues el cuerpo y la mente.
Cuide lo que come
Debemos cuidar y apreciar nuestro cuerpo, aunque simplemente sea
como vehículo (o nave espacial) que nos lleva por la vida.
Por ello, debemos observar dos aspectos fundamentales: lo que se
ingiere y el ejercicio físico que hacemos.
Respecto a lo que ingerimos, debemos utilizar el principio de ingerir
alimentos y bebidas cuanto más simples y menos elaborados mejor. En este
sentido, siempre será mejor el agua que el vino, y el vino mejor que un
sofisticado licor de color azul.
Igualmente, debemos preferir el pan a sofisticados productos de
pastelería industrial, dulces sintéticos, etc.
Podríamos poner muchos más ejemplos, pero todos seguirían el mismo
principio: Los productos que ingerimos cuanto más simples mejor, evitando
(dentro de los límites de la sociedad actual) los aditivos químicos.
Dentro de este apartado merece especial consideración
los estimulantes como el te, el café y especialmente el tabaco. En ellos los efectos secundarios superan el beneficio momentáneo
que producen.
Especial atención requieren tres nutrientes principales: la sal, el azúcar y las grasas.
Aunque la sal no es en sí un nutriente, nuestra sociedad, por razones culturales, ha venido usándola con profusión.
Inicialmente la sal era un mecanismo para conservar los alimentos y tal era su importancia, en aquellas épocas sin frigorífico, que la palabra salario proviene precisamente de la época de los romanos, cuando los soldados recibían su paga en sal, que era bastante más útil que el oro.
Nuestro paladar se acostumbró a ese fuerte sabor que impregna la sal de tal forma que cuando el alimento que tomamos no tiene, no nos sabe a nada. En realidad, hoy día no es necesaria y es la principal causante de la hipertensión, por lo que conviene sustituirla por otras especias.
De hecho, en algunas tribus lejanas que no conocen la sal, las enfermedades cardiovasculares prácticamente no existen.
Sin embargo, esta sociedad consumista añade sal en exceso a todos los productos preparados y a los que tomamos en restaurantes con la finalidad de aumentar su sabor y nuestro deseo de beber en el instante (siempre el consumo…) y de volver otro día a comer más.
Debemos ser conscientes de esta estrategia de la industria alimentaria y la hostelería y evitar caer en su trampa.
El azúcar refinado, por su parte, aporta gran cantidad de calorías y prácticamente no requiere digestión, por lo que pasa a la sangre directamente, casi de forma instantánea. De ahí que produzca esa satisfacción.
De nuevo, la industria alimentaria, consciente de sus efectos, lo usa abundantemente en sus productos, pensando exclusivamente en vender y no en nuestra salud. La consecuencia es la plaga de obesidad que azota las sociedades del primer mundo. Por si fuera poco, se le relaciona con otras enfermedades.
Otro tanto podría decirse de las grasas, que le dan una sensación untuosa al paladar, y una textura agradable a los alimentos, sin embargo su consumo excesivo está relacionado con múltiples enfermedades.
Las grasas no pueden eliminarse de la dieta puesto que hay ácidos grasos esenciales que necesitamos, pero convienen reducirse adecuadamente.
La industria alimentaria y la hostelería que sabe bien de nuestro gusto por la satisfacción instantánea nos prepara alimentos en los que hay abundante azúcar, sal y grasas.
Sin embargo, por su salud a medio y largo plazo, vigílelo.
Deje de fumar y dedique lo que ahorra a su plan de pensiones.
Probablemente tendrá una jubilación de oro.
Centrándonos en el tabaco, intente dejarlo sin prisa,
tiene tiempo. Pruebe a disminuir un cigarrillo por semana. Suponiendo que
fuma dos paquetes diarios, y siguiendo este procedimiento dejaría de fumar
en 9 meses. De este modo la dependencia física no seria un problema.
En cualquier caso, si intenta dejar de fumar, no se culpe por cada
cigarro que fume si no que limítese a valorar el esfuerzo que hace cuando
consigue fumar un cigarro menos. Esfuerzo que usted hace por que se quiere a sí
mismo. Cada cigarro que fume de menos es un éxito que nunca debe quedar
ensombrecido por el siguiente cigarrillo que encienda.
Si necesita una motivación para dejar de fumar, lea este párrafo,
sino sálteselo.
Usted seguramente ha visto las cortinas de las habitaciones en las
que se concentran fumadores, aún cuando ellas sólo están sumergidas en un
ambiente con humo, no lo filtran, como hacen sus pulmones.
Ahora imagine como se encontrarán sus pulmones después de haber
filtrado el humo de los cigarrillos de todos los espectadores del Santiago
Bernabeu, pues esa es la cantidad de cigarrillos que usted ha fumado si lleva
10 años fumando una cajetilla diaria.
Multiplique por “d” y por “p”, siendo d el número de décadas y por p el
numero de paquetes diarios para
averiguar cuantos “Bernabeus” se ha fumado, por ejemplo si lleva fumando 20
años 2 paquetes diarios, se habrá fumado 4 “Bernabeus”.
Después de imaginarse
como estarán sus pulmones, sea honesto consigo mismo y respóndase a esta
pregunta ¿tal y como están mis pulmones, una de las partes más importantes de
mi cuerpo, puedo aspirar a tener buena salud, o es lógico que tenga multitud de
achaques motivados por la ineficiente oxigenación de las células de mi cuerpo
provocado a su vez por unos pulmones
obturados?
La respuesta es evidentemente, NO, no puedo aspirar a tener una
buena salud y Sí, es lógico que tenga multitud de achaques puesto que mis
pulmones obturados no oxigenan adecuadamente mi sangre, y ésta es incapaz de
llevar suficiente oxígeno a todas las células de mi cuerpo, incluido mi cerebro
(y todo esto sin contar las más de 1000 sustancias tóxicas que acompañan el
humo del cigarro y que van a circular libremente por nuestro cuerpo
acumulándose en los distintos órganos)
Por tanto, tómese muy en serio este punto y póngale una prioridad
alta en su plan de renovación personal.
No caiga en la tentación de decir que no tiene otro vicio, o que
come muy sano o que toma determinados compuestos que ayudan a depurar el
organismo, pues de nada sirve envenenar permanentemente un cuerpo y tratar
simultáneamente de depurarlo con antídotos
Cuando se quiere reforzar una cadena compuesta de 50 eslabones de
acero y uno de madera, la única manera de hacerlo es reforzar el de madera y a
ser posible cambiarle por uno de acero, no conseguimos nada reforzando los de
acero, si mantenemos el de madera intacto. Dicho de otra manera, la única
manera que tiene de reforzar la cadena de su cuerpo es eliminar el eslabón
débil del tabaco. No hay atajos
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