Compendio de autoayuda (9) - Nivel Social (I)
Nivel Social
“Lo cortés no quita lo valiente”
Sea Tolerante
Ejercite la tolerancia como un estilo de vida. Siendo tolerante,
conseguirá aumentar la felicidad media del planeta, no sólo porque aumenta su
propia felicidad, sino porque aumenta la felicidad de las personas con las que
interacciona.
La tolerancia ejercida con los demás
propicia la tolerancia hacia nosotros mismos, pues con frecuencia somos
nuestros peores y más duros jueces. La tolerancia ejercida con los demás
también provoca una reacción en sentido contrario, aumentando la tolerancia con
la que los demás juzgan nuestros actos.
Si conduce, no use el claxon para llamar la atención por un
comportamiento incorrecto, sino sólo para evitar accidentes. En definitiva, sea
siempre tolerante, no se moleste por pequeñas cosas.
Si tiene dificultades para juzgar lo que son pequeñas cosas,
utilice como referencia una escala en la que el máximo sea el ejercicio de la
violencia física con peligro de la propia vida o de los nuestros (o lo que
usted más tema) y el mínimo, alguien que
le entorpece el paso. Si utiliza esta escala, descubrirá que la mayor parte de
las veces que alguien nos molesta se trata de cosas sin importancia.
Además, para aumentar su tolerancia, piense que la mayor parte de
las personas son buenas y no poseen malas intenciones. Se trata, normalmente de
comportamientos no conscientes y por supuesto, no tienen como objetivo hacerle
expresamente daño a usted.
Sea tanto más tolerante cuanto más cercana sea la persona con la
que interaccionamos, pues de ellas depende en mayor medida nuestra felicidad, y
se aplican los mismos principios definidos anteriormente.
Si nos acostumbramos a usar la tolerancia como un estilo de vida,
llegará un momento en que toleramos de manera natural, no tendremos que
realizar un esfuerzo sobrehumano para perdonar, porque descubriremos que no hay
nada que perdonar. Simplemente, no nos sentiremos ofendidos, porque en realidad
no había ofensa.
Llegado a este punto, la mayor parte de las interacciones humanas
dejarán de ser desagradables para convertirse en placenteras, es decir
comenzará a disfrutar de las
personas en vez de sufrirlas
y usted habrá dado un paso importante hacia el cambio.
Sea prudente al usar el televisor
Aparte de los evidentes efectos de la televisión en el nivel
mental también tiene sus efectos en el nivel social del ser humano, por lo que
le dedicaremos algún tiempo igualmente en este nivel.
La televisión como destructor de relaciones sociales
La televisión suele ocupar un lugar preferente en los salones de
las familias. De alguna forma está situado como si de un altar se tratara.
Esto tiene un significado más profundo del aparente. Muchas veces
se transforma en el centro de las reuniones disminuyendo las interacciones
humanas. Es habitual ver reuniones de familiares o amigos que no se ven con
frecuencia, con la televisión presidiendo la reunión y reclamando atención con
las imágenes más impactantes y los sonidos más llamativos posibles.
De hecho, puede ser la televisión la que ha transformado el
núcleo familiar. En las sociedades rurales del siglo pasado en las que la televisión
no había aparecido aún, era tradicional la reunión familiar en torno al hogar
(fuego) en la que las conversaciones entre los miembros de la familia surgían
de manera natural, puesto que ningún utensilio reclamaba continuamente su
atención.
Igual que antaño era tradicional esa reunión familiar entorno al
fuego, hoy lo es entorno a la televisión, con la diferencia de que la
televisión propicia el aislamiento de los miembros de la familia.
Con la televisión nadie tiene que simular un estado de ánimo, porque
todos los estados de ánimo quedan ocultos cuando nos transformamos en estatuas
frente a la televisión y nadie tiene que realizar un esfuerzo de comunicación. Solo
basta sentarse mirando al televisor.
De esta manera los miembros de la familia se transforman en
extraños que conviven en la misma casa, y que luego son sorprendidos ante un
inesperado suicidio o ante un espeluznante consumo de drogas del algún miembro.
Su efecto ha llegado al propio núcleo de la familia: el
matrimonio, pues debido a la actual configuración de las viviendas es difícil
para la pareja encontrar un lugar dentro de la casa al que sustraerse del
influjo del televisor. Por este motivo, los días son siempre iguales: trabajo
diurno y aburrido encuentro nocturno alrededor del televisor con su consecuente
incomunicación y corolario: sensación de aislamiento, incomprensión y soledad.
Hemos hablado tanto y tan mal de la televisión que tendríamos
acabar mencionando sus aspectos positivos, que evidentemente los tiene. Podría
ser una herramienta potente de educación, socialización y culturización. ¿Por
qué no se usa con estos fines? Porque la televisión, usándose como se usa,
mantiene las estructuras de poder establecidas y las perpetúa. Es por
tanto un instrumento conservador y reaccionario.
Usándolo con fines educativos, culturales o promoviendo valores
sociales positivos, se cede parte del poder y se corre el riesgo de tener
reacciones sociales inesperadas (anticonsumistas, ecológicas o conscientes
social y políticamente)
Por tanto, también para cuidar este nivel, apague el televisor
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