Compendio de autoayuda (15) - Nivel Espiritual (III)


Participe en los actos religiosos de su comunidad

Una forma rápida y sencilla de potenciar el nivel espiritual de nuestra vida es participando en los actos religiosos de la comunidad. Seleccione previamente estos actos, y elija los más socialmente aceptados, no sea que caiga en las redes de alguna secta destructiva.

Desde un punto puramente social, los actos religiosos aumentan nuestra sensación de pertenencia a un grupo (como cualquier actividad realizada socialmente) lo cual refuerza nuestra autoconfianza.
Incluso hay estudios estadísticos (porque es posible encontrar los estudios estadísticos más peregrinos) sobre la correlación entre salud o esperanza de vida y religiosidad y que parecen demostrar que las personas religiosas suelen vivir más y con mayor calidad de vida. También parece lógico: Al fin y al cabo, las personas religiosas tienen algo permanente en lo que creer y que está a salvo de guerras, terremotos, enfermedades y pérdidas patrimoniales.

Profundice en los textos sagrados de sus padres

Vuelva a sus raíces. Estudie esos textos y busque respuesta, su respuesta, a las preguntas eternas sobre la existencia humana.
En el caso de los textos cristianos, los Evangelios, sorprende su actualidad, vigencia y conocimiento de la naturaleza humana en textos escritos hace más de dos mil años, descubriéndonos el secreto de la autentica felicidad.

Fíjese en las cosas que ahí se dicen más que en como se dicen, y si la interpretación de los roles sociales del hombre y la mujer estipulados en esos textos le plantean algún escrúpulo, sustituya la palabra hombre por hombre/mujer y la palabra mujer por mujer/hombre (el orden es indistinto).
Dedíquele tiempo a las cosas que no podemos ver y permita que las cosas materiales pasen a un segundo plano, al menos de vez en cuando.

No se apegue a las cosas

Las cosas no son usted, ni su pasado. Ni siquiera son las personas que se las regalaron o que las poseyeron. Solo son cosas que le atan al pasado y que le impiden el cambio y por tanto, la liberación, respecto de etapas que deberían estar superadas en su vida.

Revise sus cajones y analice las relaciones que mantiene con las cosas, y la utilidad de las mismas, luego deshágase de las que no le sean útiles. Es posible que le dé un sentido amplio a la palabra “utilidad” y concluya que todas le son útiles y no tire nada. Ésa también es una opción válida, aunque mucho menos práctica.

La caridad bien entendida comienza por uno mismo

Perdónese a sí mismo
Algunas religiones, como la cristiana, incluyen el sacramento de la penitencia por el cual se otorga al pecador el perdón de todos sus pecados. Esta es una herramienta de renovación potentísima puesto que Dios, última instancia de apelación, perdona nuestros pecados. Eso permite aplicar el principio de Borrón y cuenta nueva de manera auténtica. Es decir, empezar de nuevo como si nada hubiera pasado, dándose una nueva oportunidad sólo que con más experiencia.

Ahora sustituya la palabra pecados por la palabra errores y aplique los mismos principios. Perdónese por las cosas que debió hacer y no hizo y por las cosas que hizo y no debió. Seguramente, algunos aspectos de su vida son consecuencia de aquellos errores, pero no se culpe por ellos. Perdónese. Pase página, analice su situación actual como si usted no hubiera tenido nada que ver con ella, como si fuera un nuevo director que toma el control de una vieja empresa con problemas financieros y recondúzcala hacia un territorio en el que se sienta más cómodo.

Viva el día de hoy como si no tuviera pasado, disfrute de las cosas y vuelva a equivocarse, tiene derecho a hacerlo. Si pierde el miedo a equivocarse, cada vez lo hará con menos frecuencia, porque aprenderá en cada ocasión.
Perdónese a sí mismo y habrá dado el primer paso para perdonar a los demás, para reconciliarse con el mundo, para liberarse, para disfrutar de lo que nos rodea.

No lo olvide, como suele decirse: Hoy es el primer día del resto de su vida. No desaproveche esta nueva oportunidad que se le da, y aquí está lo bueno, cada día.

Conviértase en protagonista de su vida

Deje de ser objeto pasivo de su vida y conviértase en protagonista
Realmente es difícil encuadrar este epígrafe en alguno de los niveles que hemos definido. Se ha preferido colocarlo aquí porque hace referencia a las capas altas de la inteligencia. En realidad, sería un resumen de todo cuanto aquí hemos dicho, pues los distintos consejos están encaminados a este objetivo: dejar de ser un mero espectador de la vida para transformarse en su protagonista.

Somos espectadores cuando preferimos ver una película o algo que está diciendo la televisión a algo que está diciendo uno de nuestros hijos. Somos espectadores cuando nos interesamos por la vida de algún “famosillo”.
Nuestra vida y la de los nuestros, debe ser y es infinitamente más importante que lo que el jefe de la oposición le replicó al presidente del gobierno. Además, siempre habrá un jefe de oposición replicando a un presidente de gobierno, mientras que no siempre tendremos un hijo de tres años (o un padre o una madre) diciéndonos algo específico de una determinada manera.
No deje que las cosas pasen simplemente, haga que las cosas pasen. Tome las riendas de su vida.


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