Qué pesaos con el Black Friday


Black friday, black friday, qué pesaos con el black friday. Por si fuera poco, recibo un wasap que dice que el origen del black friday proviene de una tradición norteamericana en la que, al día siguiente del día de Acción de Gracias, se vendían los esclavos negros más baratos porque llegaba el invierno y había que mantenerlos hasta la próxima recolección de algodón.
Mi primer pensamiento fue de indignación. Manda asteriscos que adoptemos costumbres foráneas, sin importarnos su origen, con más entusiasmo que el que usamos para intentar conservar las nuestras, que al fin y al cabo, muestran nuestras raíces y nos ayudan a entender porque somos como somos.

Después de contar hasta millón y medio, y más calmado, hice una ligera búsqueda en Internet por curiosidad y llegué a la conclusión de que es mentira que el origen del black friday sea la venta de esclavos negros y que parece estar más relacionado con que al día siguiente de los excesos de la cena de Acción de Gracias, la peña faltaba bastante al trabajo y era un viernes negro para los empresarios.
Vete tú a saber cuál es la verdad. La bueno (y lo malo) que tiene Internet es que casi todas las verdades están ahí, pero enterradas entre montones de mentiras.

Independientemente de cual sea el origen del viernes negro, resulta evidente que se ha admitido con entusiasmo por nuestras tierras pero no creo que sea porque nos gusten las tradiciones de fuera más que las nuestras, sino porque todo el comercio lo ha adoptado con fuerza como un mecanismo de aumentar las ventas. Siempre será mejor vender dos productos ganando 20 en cada uno que vender uno ganando 30.

Así pues, la costumbre del black friday es bastante neutra. Se llama así, por llamarse algo y podría llamarse Día Especial de Rebajas en el Último Viernes de Noviembre. Pero este nombre es más largo y menos pegadizo. Además, como se hace en el mundo entero, sale en todos los telediarios y la publicidad resulta gratis.

El consumo que genera es bueno en el sentido que distribuye la riqueza (aunque es un poco cutre distribuyendo riqueza, da una poca a los empleados y mucha a los empresarios), pero es malo en el sentido que es insostenible al consumir muchos recursos y generar muchos residuos.
No podemos basar nuestra sociedad en un consumo irracional, sencillamente porque no es sostenible en el tiempo.

Las empresas necesitan siempre aumentar las ventas para mostrar cuentas trimestrales cada vez más sólidas en una carrera exponencial hasta el infinito y más allá que no conduce a nada, al menos a nada bueno. Es claramente una huida hacia delante.

Puesto que las empresas no van a parar esa loca carrera que le exigen los accionistas, tendremos que ser nosotros como consumidores los que pongamos un poco de raciocinio en el tema. Consumir es bueno, pero solo si antes de salir a comprar, metemos en la cartera además de la Visa, el cerebro. Reconozco que muchas veces me lo dejo en casa (¿será porque al comprar siempre me piden la Visa y nunca el cerebro?)

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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad.

Es poco probable que alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.

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