4ª Lección vírica-Gracias
Cada día participo emocionado en el homenaje, que mediante
un aplauso largo y sincero, el conjunto de los ciudadanos dedicamos a todos los
servidores públicos, en especial al personal sanitario, que está en la primera
línea de batalla en esta guerra contra el virus invasor.
Y me emociono supongo que por varias razones. La primera
porque ese acto colectivo me une a los demás, me recuerda que formo parte de
una familia de mayor grado, el barrio, el pueblo, la ciudad, el país, la
humanidad. Me emociona porque ver a tanta gente haciendo lo mismo al mismo
tiempo demuestra con el estruendo de los aplausos, el poder de la unión.
Supongo que ése es uno de los atractivos de los espectáculos
multitudinarios como el fútbol y los conciertos. Oír el ensordecedor grito
conjunto de gooool es realmente espectacular. Pienso que es esa sincronía de
escuchar la misma idea, el mismo mensaje, desde todos los lados, lo que nos
resulta tan atractivo.
Me emociono, en segundo lugar, porque por fin, se valora el
esfuerzo, la perseverancia callada y anónima de tantas miles, seguramente
millones, de personas. Es para emocionarse porque en esta mierda de sociedad
que hemos construido, solo los cantamañanas y espabilaos tienen su lugar.
Ya es hora de que los médicos, enfermeras, celadores,
limpiadores tengan su lugar en la mente colectiva.
Ya es hora de que la policía, la guardia civil, el ejército,
los camioneros, los que nos llevan y traen a casa, los empleados de los
supermercados, ..., sean considerados importantes por esta sociedad narcisista
que solo gusta de mirar la estética marcada por la moda que a su vez viene
impuesta por el dinero.
A todos ellos, gracias. Cada uno es una persona que sufre,
se angustia y tiene miedo de pillar el virus y transmitírselo a su familia.
Cada uno de ellos, pensará en sus hijos y en qué será de ellos si les pasa algo
y más de una vez les gustaría quedarse en casa, como se nos pide al resto.
Pero todos cumplen con su deber aún a riesgo de su vida y
poniendo en peligro el bienestar de sus familias.
¿Son o no son héroes?. Claro que lo son. Son héroes como la
copa de un pino, pero no harán una película de ellos porque el heroísmo, la
mayor parte de las veces, es anónimo y no tiene nada de espectacular. Ya me
diréis que puede tener de espectacular cambiarle el pañal a un anciano enfermo
con el coronavirus.
Pero hay muchos más a los que va dirigido ese aplauso: a los
funcionarios anónimos que están gestionando la coordinación con otros países,
que están organizando las primeras líneas de batalla contra el virus, que hacen
llamadas, realizan informes y redactan los decretos necesarios.
Sigue habiendo más a los que tenemos que dar las gracias y a
los que va dirigido ese aplauso: a nuestros agricultores y ganaderos, a esos
que llueva, truene o nieve van cada día (muchas veces sin sábados ni domingos),
a dar de comer al ganado, que siembran y recogen la cosecha para que nosotros,
pobre urbanitas, podamos comer dignamente cada día.
Gracias a los que nos hacen el pan, nos preparan la carne,
nos hacen galletas, los que nos recogen la basura. Gracias a los científicos
que están investigando para encontrar una vacuna y una cura para la enfermedad,
gracias a los farmacéuticos que nos dispensáis las medicinas, a los
transportistas que las distribuís. A los empleados de las empresas de
telecomunicación que hacen posible que los bulos, pero también, las voces de
nuestros seres más queridos, lleguen a nuestros oídos. A los empleados de las empresas de agua, gas
y electricidad que hacen que nuestros hogares (en los que ahora tenemos que
pasar tantas horas) sean mínimamente acogedores (¿qué sería de nosotros sin
agua o luz?)
No están todos los que son (porque seguro que me dejo muchos
colectivos), pero si son todos los que están. A todos GRACIAS, el aplauso
también es para vosotros.
Ahora nos damos cuenta de que más importante que tener el
último (y el más caro) modelo de móvil o de zapatillas, es tener
unas patatas que llevarse a la boca, un trozo de pan o un paracetamol.
Ahora nos damos cuenta del número inmenso de personas de las
que dependemos y que nunca hemos valorado como sociedad, porque siempre hemos
estado pendientes de las últimas tendencias de la moda, del influencer, de lo
que dice el político de turno, del futbolista o del famoso. Nunca nos habíamos
fijado en vosotros.
Este virus, en su inmensa maldad, ha tenido algo bueno: Nos
ha hecho conscientes de lo importantes que sois. Por eso, mi aplauso, nuestro
aplauso de corazón, es para todos vosotros.
GRACIAS
----
Monografías de Siguiente Nivel
----
Estos son los objetivos y estos otros los sueños de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos,
ayuda a su difusión, compartiendo, comentando o marcando “me gusta” en las
publicaciones o en la página.
----
Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una
visión de la realidad.
Es poco probable que alguien se encuentre
en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno
desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.
Comentarios
Publicar un comentario