Igualdad frente a igualitarismo I



Tengo un amigo que no me lleva a la bahía ni me dice vida mía (afortunadamente) pero en cambio se lee todos mis posts sin faltar uno. Yo creo que lo hace más por amistad que por convicción, pero el caso es que lo hace. 

Me sugirió hace tiempo que debía cambiar el enfoque de mis posts y que en vez de ser tipo ensayo, fueran más tipo fábula o cuento corto o historia novelada, algo que aportara un valor diferencial sobre lo que se lee por ahí, porque criticar lo que pasa a nuestro alrededor sin aportar ninguna solución, lo hace cualquiera.

Ví que tenía algo de razón e inicié la historia de Suplantator el Extraterrestre, que después de unas cuantas entregas, dejé inconclusa, y es que me suponía un esfuerzo intelectual bastante superior a los posts semanales. Aún así, no descarto retomarla en cualquier momento.

Sin embargo, él sigue insistiendo, así que voy a intentar hacerle caso (al menos, en el post de esta semana) y trataré de contar el mensaje con una pequeña historia, luego veré si otro día, hago un ligero ensayo a modo de conclusiones.

Me ha quedado un poco largo así que lo partiré en tres (ochocientas palabras son las que procuro de media para mis posts) aunque los publicaré a la vez, pero ya me cubre para tres semanas. Tampoco voy a matarme a trabajar por el sueldo que recibo. En cualquier caso, allá vamos:

ÉRASE una vez dos pequeños pueblos, Villarriba y Villabajo, que tenían la costumbre de rivalizar sobre quién es capaz de fregar más platos con una sola botella de detergente. Pero también rivalizaban en otras cosas.

Sus alcaldes, dos hermanos que se llevaban a matar, habían estudiado en la misma universidad y habían recibido las mismas ideas en su educación aunque cada uno las interpretaba de manera distinta. Ambos recordaban el lema de la revolución francesa que aún hoy, es el de la República de Francia “Libertad, igualdad y fraternidad”.

El problema, claro, era como interpretar esas palabras. Especialmente, los hermanos tenían una forma completamente distinta de entender la palabra igualdad.

Para Arturo, alcalde de Villarriba, la igualdad significaba que todos los ciudadanos de su pueblo tuvieran las mismas oportunidades, que tuvieran las mismas herramientas a su alcance y el mismo trato ante el ayuntamiento.

Para Vicente, alcalde de Villabajo, la igualdad, en cambio, tenía una interpretación más estricta. Y para él, iguales significaba iguales. Es decir, ampliaba el concepto de su hermano a la vida entera y, por tanto, añadía cosas como que todos tenían que ganar lo mismo, o tener las mismas cosas, etc 

En definitiva Arturo defendía la igualdad en las oportunidades y Vicente defendía la igualdad en las oportunidades y además, la igualdad en los resultados. O lo que es lo mismo Vicente tenía un lema adicional a su Libertad, Igualdad y Fraternidad que era Café para todos.

Pasó el tiempo y Villarriba no solo conseguía fregar más platos con una sola botella de detergente que Villabajo, sino que se hizo un lugar próspero, agradable y feliz. Mientras, Villabajo, aparte de emplear un montón de botellas de detergente para fregar los mismos platos, se había transformado en un pueblo pobre, con muy pocas tiendas e incluso con muy poca gente, porque una gran mayoría había tenido que emigrar. 

La situación de Villabajo era tan desesperada que Vicente, presionado por sus vecinos, decidió tragarse su orgullo y hablar con su hermano, alcalde del próspero pueblo de Villarriba. Arturo accedió y se vieron en su despacho de Villarriba

Comenzó hablando Vicente: 

  • Hace mucho que no hablamos, y... no te engañes, no me apetece hacerlo, pero me siento obligado por mi gente. Están desesperados.

  • Tu preocupación por tus convecinos te honra. 

  • Ellos son mi única preocupación.

  • Sé que no os va bien -dijo Arturo-, que la pobreza en tu pueblo ha crecido mucho y que incluso hay gente que pasa hambre. 

  • Sí. La situación ha llegado a un extremo que he decidido tragarme mi orgullo y venir a pedirte ayuda.  

  • Ya que has empezado siendo franco, lo seré yo también. ¿Realmente son tus vecinos los que te preocupan o es que temes que se metan en tu casa buscando comida y te roben lo que tienes?

Vicente frunció el ceño y respondió con una cierta rabia

  • Por eso dejé de hablarte, sabías exactamente porque hacía cada cosa. Nunca pude engañarte.

  • Soy tu hermano -dijo Arturo

Vicente alzó la voz para continuar

  • Da igual el motivo por el que estoy haciendo esto. ¿Nos ayudarás o no?

  • Claro que os ayudaré, pero… ¿quieres una ayuda puntual o algo que sea duradero?

  • Las dos cosas, algo inmediato para paliar la mala situación de algunas familias y algo que nos permita vivir dignamente en el futuro.

  • Lo primero os lo puedo dar, lo segundo, también pero para eso necesito que pongáis de vuestra parte.

  • ¿Qué necesitas que hagamos?

Continúa

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