Revisando los objetivos


Pronto hará 3 meses que Siguiente Nivel publicó su primer post. Ya tiene más de 20 publicaciones, a un promedio de una o dos a la semana.
Me hubiera gustado, por vanidad personal, naturalmente, que desde la primera de ellas su éxito hubiera sido viral.
La vanidad es una cualidad muy humana que ha impulsado grandes hazañas y también grandes vilezas y es, en cualquier caso, un buen mecanismo de motivación debido al alto componente social con el que está programado el cerebro.
Alcanzar el respeto y la admiración de otros, incluso la envidia, por el camino que sea, es siempre un impulso por el que se lucha permanentemente y que explica bastantes comportamientos humanos.

Siento cierta envidia de esas páginas con cientos de miles de seguidores, aunque también me abruma la responsabilidad que eso implicaría, así que casi prefiero el éxito discreto de unos pocos seguidores (¡gracias a todos ellos!).

Pero hay una razón más noble por la que desearía más seguidores, y es que si mucha gente reflexiona sobre múltiples temas, estamos luchando de alguna manera contra la superficialidad de la sociedad actual.
Me pregunto en qué momento una sociedad como la nuestra, con acceso sencillo a la cultura se hizo superficial. Imagino que en ningún momento concreto y que ha sido un proceso paulatino, o a lo peor siempre lo fue…

Pero el hecho es que, por ejemplo en el ámbito político, si el Partido X, insultando la inteligencia del elector, consigue votos e incluso gana elecciones, el Partido Z dirá pues yo también.
Y en el entorno comercial, si el fabricante X, insultando la inteligencia del consumidor, vende a rabiar, el fabricante Z, por propia supervivencia, hará lo propio. El resultado es que desde que nos levantamos hasta que nos acostamos hay tantos insultos a la inteligencia que ya nos hemos acostumbrado y pensamos que la inteligencia es éso.

Pero volvamos al terreno político y hagamos un análisis un pelín menos superficial
A mi  juicio hay básicamente dos tipos de votantes: los incondicionales a un partido, que les seguirán votando aunque les arranquen la piel a tiras, y los indecisos.
Las campañas electorales se hacen para los indecisos (¿para qué gastar esfuerzo en los incondicionales?).  Y los indecisos lo son porque no saben a quién votar y cualquier declaración o acontecimiento, puede variar su decisión de voto de un momento a otro. Por eso se contratan a expertos en marketing intentando diseñar estrategias como si se tratara de vender un producto y hundir el producto de la competencia.
Este es el motivo por el que en las campañas electorales no escuchamos el programa electoral que defiende cada partido, con justificación de dónde y porqué se gastará el dinero y cómo se financiarán esos gastos. Solo escuchamos las descalificaciones hacia el oponente.

Hay un tercer tipo de votante (minoritario), pero a él tampoco van dirigidas las campañas electorales. Es un votante serio, reflexivo, que ha observado el comportamiento del gobierno, del partido del gobierno y los de la oposición durante los cuatro años de legislatura. No se centra en un episodio concreto, escucha las promesas de cada cual, y analiza las posibilidades de llevarlas a la práctica, haciendo a continuación una evaluación global, de tal forma que a la hora de votar tiene criterio suficiente para elegir la opción menos mala de acuerdo a sus ideas.

Si fuéramos capaces de evolucionar de los dos tipos de votantes inicialmente descritos al tercero, forzaríamos un cambio en la forma de hacer política. Lo mismo hasta podríamos elegir la mejor opción en vez de como ahora, que solo podemos elegir la que nos parece menos mala.

Si hiciéramos lo mismo como consumidores, es posible que no tuviéramos que pelearnos con las compañías de electricidad o de telefonía o de gas o de seguros… para que nos aplicaran las condiciones que nos prometieron por teléfono y atraernos a sus redes (nunca mejor dicho), o lo mismo estaban todos los fabricantes de productos alimenticios devanándose la cabeza para reducir la cantidad de embalaje, de azúcar, de sal, de grasas, de antibióticos, de hormonas, de insecticidas, etc, de sus productos.

Por eso, este objetivo de lucha contra la superficialidad es más noble, menos personal, pero del que también yo, naturalmente, saldría beneficiado como miembro de esta sociedad. Siempre hay un punto de egoísmo en nuestros actos…

Para terminar, reconozcamos que el Siguiente Nivel, un nivel en el que todos luchamos por el progreso y bienestar de todos, es un nivel utópico dada las características de la naturaleza humana, y como tal, inalcanzable.
Sin embargo, esta utopía se diferencia de otras en el sentido de que cada vez que alguien se hace consciente del impacto de sus actos en su entorno (las personas y el medio ambiente) y actúa en consecuencia, el Siguiente Nivel se hace un poco más cercano, más accesible.
Nunca debemos subestimar el poder del más pequeño de nuestros actos.
Permitidme enunciar, españolizado, el principio del efecto mariposa: “una mariposa bate sus alas en Tarifa y una tormenta se produce en Cedeira”.

Si ese puede ser el efecto del batir de las alas de una mariposa, ¿cuál no podrá ser el efecto de una sonrisa?

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Monografías de Siguiente Nivel


Compendio de Autoayuda

Trucos ecológicos

Suplantator el Extraterreste

La solución definitiva

Lecciones víricas

Historias de Villarriba y Villabajo

Cuentos de Navidad

Comentando Libros

Ya llegó el fin del mundo

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Estos son los objetivos y estos otros los sueños 

de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos, 

ayuda a su difusión, compartiendo, comentando 

o marcando “me gusta” en las publicaciones 

o en la página.

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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. 

Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre 

en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que 

cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.


Comentarios

  1. Estoy leyendo la primera de una serie de seis novelas de romanos escritas por una tal Colleen McCullough. Es curioso lo poco que hemos cambiado en 2100 años...
    😢

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    Respuestas
    1. Yo creo que somos los mismos. Pero, desarrolla tu comentario. No sé exactamente a qué de todas las cosas te refieres...

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