Perdiendo el control

 Recuerdo haber leído, no sé dónde, que en un experimento realizado con ratones, intentando entender los mecanismos de la conducta animal (incluida, por tanto, la humana), se introdujo a varios ratones en distintas jaulas que para obtener el alimento tenían que desplazar una palanca. 

Los ratones, curiosos y hambrientos, al final dieron con la palanca que había que desplazar para obtener su comida. En una de las jaulas, conectaron la palanca a una pila eléctrica, de tal forma que al tocarla se producía una descarga. 

El pobre ratón al que le tocó la jaula trucada, fue, como todos los días a conseguir su alimento apoyándose en la palanca, cuando le soltó la descarga. El ratón se retiró. Cuando el hambre le hizo de nuevo intentarlo, le volvió a sacudir la descarga.

El ratón se arrinconó en una esquina y mientras veía que sus colegas en otras jaulas daban la palanca y conseguían el alimento, él no volvió a intentarlo. Quitaron la pila eléctrica de su jaula, de tal forma que la palanca era ya inofensiva, pero el ratón nunca lo supo porque no volvió a tocar la palanca. Siguió arrinconado y aceptando su suerte, se dejó morir.

A esa conducta lo llamaron el síndrome de la indefensión aprendida.


Que me perdonen si algún psicólogo lee esto, porque puedo haber cometido alguna imprecisión, pero el mensaje está claro: Si nos van quitando el control de la situación, al final aprendemos que no importa lo que hagamos porque nada sirve para nada, y aunque haya cosas que sirvan para algo, ni siquiera lo intentamos.


El objetivo que me he propuesto en este post es demostrar que nos están quitando el control y que estamos aprendiendo a dejar pasar los días. Es decir: a no hacer nada y dejarnos morir en una esquina.


Comencemos con los jóvenes. ¿Saben los jóvenes qué tienen que hacer para tener éxito en la vida, para ser reconocidos y valorados socialmente? Mucho me temo que no. Hace no mucho tiempo te decían que tenías que estudiar y esforzarte de joven para poder tener un estatus y un reconocimiento social de mayor. Y así era más o menos.

Hoy, nuestros jóvenes pueden estudiar como fieras y al terminar la carrera encontrarse en el paro o en un trabajo que les pagan de forma miserable sirviendo hamburguesas o entregando paquetitos en una bici jugándose la vida entre los coches de la ciudad haga frío, llueva o un sol de justicia.

En cambio, los jóvenes con éxito lo son a través de procedimientos impredecibles, cuyo mecanismo nadie conoce. Un youtuber, una empresa de Internet a la que puedes poner el nombre de Librocaras, un tiktoker, un instagramer, un twitero, un gamer (¡un jugador!)… ¿Cómo conseguir el éxito de esa manera? Nadie lo sabe. Tienes que caer en gracia. Y como se decía antes, más vale caer en gracia que ser gracioso, porque puedes ser muy gracioso y no comerte un colín.


Por tanto, si un joven dice “quiero ser alguien importante en la vida”, no sabe qué hacer para conseguirlo. El esfuerzo y el tesón pueden no ser suficientes (lo malo es que esta última frase “el esfuerzo puede no ser suficiente” la ve plasmada en muchos ejemplos de amigos y familiares).

¿Puede un joven sentir que tiene el control sobre su vida en estas circunstancias? Es complicado y si la respuesta es NO, entenderemos por qué muchos jóvenes se limitan a sentarse en un rincón de su habitación, de su casa o de su mundo. Simplemente están emulando al ratoncillo del experimento.


Continuemos con los mayores. Gente dura que vivió una vida dura. Ahora se les fuerza a vivir una vida que no comprenden y que no controlan. Todo es muy soft (muy suave que decimos aquí) pero muy inhóspito, muy inhumano. Todo se hace a través de máquinas que ellos no entienden. Ellos aprendieron a vivir tratando exclusivamente con humanos. Aprendieron a leer sus emociones, a bandeárselas con cualquiera. En una dictadura, puede que el que tengas enfrente sea alguien importante y te encuentres con una galleta que no esperabas y que tengas que comerte. Aprendieron a resolver sus problemas y salieron adelante en esa vida dura y por eso hoy todos nosotros estamos aquí.


Sin embargo hoy les decimos, si quieres dinero no tienes más que ir con este trozo de plástico a aquella máquina y te da todo lo que quieras (siempre que lo tengas). “¿Y qué le digo a la máquina?¿Le hablo con cariño o pongo cara de enfado?” nos preguntan angustiados


Sacar dinero, pagar recibos, hacer gestiones en la administración y mil cosas más se ha convertido para ellos en una tarea imposible. O la hacen por ellos sus hijos o algún allegado o van listos. 


Las personas mayores tienen una experiencia y conocimientos realmente valiosos pero en esta sociedad, aquí y ahora esa experiencia y conocimientos no valen nada. ¿Pueden entonces, en circunstancias así, sentir que tienen el control? Más bien se sienten a merced del sistema y debido a ello a merced de sus hijos o de cuantos quieran ayudarles. ¿Es extraño que veamos a gente mayor ya arrinconada cual ratoncillo, esperando únicamente la muerte?


Y ahora vayamos con los de enmedio, que aquí hay para todos. Nuestros padres, por ejemplo, nos enseñaron el valor del ahorro. Nos enseñaron a guardar en los tiempos buenos para los tiempos difíciles. Eso nos haría dueños de nuestro destino y evitaría que dependiéramos de otros. Podíamos darnos algún capricho, si, pero no vivir en el capricho  continuo ni gastar hasta que se acabara el dinero. 

Hoy en día, se penaliza el ahorro vía impuestos e inflación y se amenaza de vez en cuando con penalizarlo aún más. El crédito en cambio, se favorece. ¿Tienes el capricho de ir al Caribe pero no tienes dinero? No te preocupes, nosotros te lo prestamos..

Cada vez que alguien concede un préstamo a alguien, se hace con el control mientras que el que lo recibe pierde parte de su control.

Para incentivar aún más el consumo y desincentivar el ahorro, las ayudas sociales se conceden antes al del viaje al Caribe (que tiene que hacer frente a un préstamo) que al del ahorro, aunque con sus pequeños ahorros, este último no pueda hacer frente a una residencia o una persona que le ayude en casa si ya no puede valerser solo


¿Tienes el control para educar a tu hijo? Absolutamente, no. Imaginemos que quieres evitar que tu hijo use un móvil hasta que no cumpla los catorce años pues, aunque todo el mundo sabe que es perjudicial para su desarrollo intelectual, social y moral, nadie hace nada por evitarlo. No podrías pues, aunque pudieras resistir la presión de tu entorno y la de tu propio hijo, lo mismo hasta te quitaban la custodia por maltrato psicológico.


Ahora supongamos que eres un agricultor. Aunque quieras no puedes limpiar de hierbajos tus tierras, porque una vez arrancados si quieres quemarlos tienes que pedir cientos de permisos, esperar a que te los concedan y acabar antes de que se caduquen.

Es posible que si quieres arreglar un problema con la administración, no encuentres el funcionario adecuado por mucho que te recorras todas las sedes, pero como se te ocurra encender una fogatita para asar unas chuletas en tus tierras, aunque sea pleno invierno y allí no arda ni la gasolina, se te presenta un amable funcionario que va expresamente a buscarte para ponerte una multa más que aparente. Es más, puede ocurrir (me consta que ha ocurrido) que te pongan la multa por encender fuego sin haber pisado tú esa tierra en los últimos veinte años.

Así que lo normal es que, salvo que necesites la tierra para algo, la dejes llenas de hierbajos por los siglos de los siglos y si viene algún fuego por allí, pues que no sea tu tierra la que lo pare por estar limpia.

¿Puede sentir el agricultor que tiene el control sobre sus tierras?


Pues anda que si te han despedido de tu trabajo y eres un tío (entiéndase tía también, hay que cuidar las cosas esas del género) emprendedor y se te ha ocurrido coger la indemnización que te han dado, juntarla con el paro que has cobrado de golpe y montar un pequeño negocio, puedes encontrarte con algún pequeño problema que te recuerda que tú no tienes el control. Lo has tenido todo en cuenta, el local, los clientes, los productos, los proveedores, etc. 

Te pones a ello: consigues el local, lo reformas y adaptas el negocio. Avanzas de acuerdo al plan que te habías propuesto, pero… el pequeño problema aparece. Las cien millones de licencias que necesitas para abrir se están comenzando a retrasar. Unas más que otras. Comienzas a angustiarte porque has gastado mucha pasta en el local y en la obra y las administraciones no dan señales de vida y se te va agotando el dinero. Intentas hablar con algún funcionario (como el agricultor) pero no consigues hacerlo. 

En la administración no parecen estar tan angustiados como tú porque se te esté acabando el dinero. Ah, pero igual que en el caso del agricultor, como se te ocurra abrir sin licencia, va a buscarte a tu local un amable funcionario que abre un magnífico expediente y lo que no se vuelve a abrir en la vida es tu negocio.


Podría estar hablando horas de como están quitándonos el control poco a poco. Mencionaré muy de pasada un último ejemplo: El uso de dinero en efectivo. Resulta que los malos usan el dinero en efectivo para hacer sus trapicheos y en vez de coger a los malos, quitarles el dinero y ponerles a la sombra, lo que están haciendo es quitar el dinero en efectivo para todo el mundo. Según la Ley 11/2021, en vigor desde el pasado 11 de julio, se prohíbe pagar en efectivo las operaciones de un importe igual o superior a los 1.000 euros. Es decir que como pagues 1000 eur en efectivo eres un delincuente pero si pagas 999,99 Eur no.

Supongo que puedes hacer tantos pagos de 999,99 como sean necesarios pero todos juntos no. A lo mejor la ley contempla esa contingencia, pero no pienso leérmela. 

Los que sí se la leerán serán los chorizos para buscar las triquiñuelas y si no, pagarán en bitcoins (ya lo hacen) o evolucionarán hacia algún otro mecanismo para seguir operando con normalidad.

Ellos, los malos, seguirán cometiendo sus delitos tranquilamente y el resto, en cambio, verá su libertad restringida. 

Imagino que andando el tiempo desaparecerá el dinero en efectivo y hasta para darle 50 euros a tu hijo por su cumpleaños tendrás que hacerlo por transferencia o bizum o lo que sea y ahí podrá meterse Hacienda para decir si eso es una donación o no y si procede pagar impuestos. Eso sí, los chorizos seguirán campando alegremente a sus anchas..


Mi querido lector, si sientes un malestar general en esta sociedad tal vez sea debido a que poco a poco estás perdiendo el control. Si tras un análisis llegas a la conclusión de que es posible que sea así, algo tendremos que hacer para recuperarlo, ¿no?

Si no, (y supongo que eso es lo que buscan) puede que nos pase como al ratoncillo del principio y aprendamos a sentirnos indefensos y quedarnos quietecitos en un rincón de nuestro pequeño mundo.

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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. 

Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre 

en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que 

cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.


Comentarios

  1. Esto si que es una quimera.
    Tener el control, ser independiente, auto-realizarte, dueño de tu cuerpo, ser libre, alcanzar la nirvana, ser auto-suficiente, libertad de conciencia; de continuar no acabaría nunca.
    Dónde ha quedado eso de ".. aquí está la esclava del Señor hágase en mí según tu Voluntad".
    Y encima se les daba todo eso por añadidura.
    ☺️

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  2. Mi querido M, gracias ante todo por tu comentario.
    Creo que estamos hablando de lo mismo. Quizás la diferencia es que tú remites a la Causa Última y la pretensión de este blog es bastante más modesta y va a las causas primeras (no entendidas como origen de todo sino como posible causa originaria del efecto que analizo).
    Si nos remitimos a la causa última, por definición Dios, creo que la discusión se acaba rápido, porque estamos de acuerdo. De hecho creo que yerran esos científicos que metidos a sacerdotes del dios Azar o del dios Nodios creen haber encontrado las causas de todo y ya no necesitan a Dios. Sin embargo, a Dios como causa última nunca podrán encontrarle en sus investigaciones y demostraciones porque esa causa última está al final de una cadena infinita de causas. No importa cuantas causas descubran ni cuantas leyes, aún les quedarán infinitas causas y leyes por descubrir. Solo podrán descubrirlo si creen en Él, es decir si tienen tanta fe en Él como en su dios Azar.

    ¿Cómo al final de una cadena infinita de causas puede estar Dios si por definición, el infinito no tiene final? Eso es algo que, sin duda, se escapa a nuestro entendimiento.
    Si fuéramos un poco más modestos, estaríamos acostumbrados a encontrar los límites de nuestro entendimiento, pues hay muchos, pero la vanidad de la sociedad moderna nos hace creer lo contrario. En la sociedad actual, se ignoran esos límites cayendo en una vanidad tal que antes o después acabará con nosotros.

    Como digo, la pretensión de este blog es más modesta. La perspectiva que tú abres entra más dentro del terreno de la teología (disciplina que antaño gozaba de gran prestigio y que ahora ha caído en desuso, como todo lo que implique pensar) que la del puro análisis superficial (superficial comparado con las causas últimas) de situaciones cotidianas.
    Intentaré aclararlo con un ejemplo. Si analizamos por qué unos vasos de papel, acaban reblandeciéndose y al final se les escapa el agua. Podemos decir:
    a) el papel es poroso, acaba penetrando el agua por todo el papel y se escapa. Si queremos que no se escape hay que satinarlo o plastificarlo de tal forma que sea impermeable.
    b) Dios ha dado unas propiedades al papel y al agua y cuando se juntan ocurre lo que Dios ha decidido que ocurra.
    Las dos aproximaciones son correctas pero la primera usa las propiedades que Dios dio al plástico y las propiedades que Dios dió al cerebro humano para que juntando todo de una forma adecuada, evitemos que el agua se escape del vaso.
    El análisis que se pretende hacer en este blog se queda en el punto a) lo que no quiere decir que desprecie el b) en absoluto.

    Así pues, sea una quimera o no, lo que es un hecho es que en la sociedad actual tenemos menos control que otros tiempos (he puesto algunos ejemplos para demostrarlo), es un hecho que nos sentimos mejor cuando tenemos el control que cuando no lo tenemos y es un hecho que deberíamos hacernos conscientes de todo ello y luchar para recuperar parte del control perdido. Algo así como cuando uno tiene sed, bebe un vaso de agua y se siente mejor. Solo constato hechos, sin más pretensiones.

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