Un futuro bastante negro: Fahrenheit 451
No sabía si ponerle al post la foto de Black Future o de Comentando libros, porque la cosa va de ambos temas. Supongo que puedo poner las dos. Al fin y al cabo comento un libro que describe unos paralelismos inquietantes con la situación actual y que augura un futuro poco prometedor
Fahrenheit 451 es una interesante novela de Ray Bradbury de 1.953. Nos recuerda a 1.984 de George Orwell escrita unos años antes (1.948). Por cierto, no sé si sabéis que dicen que Orwell puso a su novela el título de 1.984 porque dio la vuelta a las dos últimas cifras del año en el que estaba escribiéndola.
Fahrenheit 451, por su parte, lleva ese título porque, como dice la novela, es la temperatura a la que arden los libros.
Pues bien, hay ciertos paralelismos entre ambas novelas. Es obvio que las dos describen un futuro aterrador (distopía que dicen por contraposición a utopía) y en las dos hay un elemento invasivo en la vida diaria. Algo que está permanentemente acompañando a los ciudadanos. ¿Lo adivináis? Sí, las pantallas.
En 1.984 se trata de unas pantallas colocadas en todas las estancias que a la vez que muestran permanentemente propaganda del régimen, observan y vigilan a los ciudadanos. En Fahrenheit 451, las pantallas ocupan las paredes de la estancia principal de la casa. Al menos una pantalla grande que ocupa casi toda la pared frontal y, a medida que se va teniendo dinero, se compran otras adicionales para las paredes laterales y así se consigue una experiencia aún más inmersiva.
Tanto Orwell como Bradbury centraron el origen de su distopía en las pantallas. El primer televisor había sido comercializado en 1.926 y 20 años después, ambos habían ya adivinado el poder (y el peligro) que eso podía suponer para una sociedad no adecuadamente preparada.
El protagonista de Fahrenheit 451 es un bombero, que a diferencia de los actuales se dedica a quemar libros. Los libros han sido identificados como desestabilizadores y con esa justificación, leer lo transforman en un acto prohibido y seriamente penado por la ley.
Así pues, en cuanto alguien sospecha que cualquiera tiene libros en su casa, avisa a los bomberos y estos se presentan en el lugar y como encuentren libros queman hasta la casa.
Hay varias experiencias que hacen reflexionar al protagonista, que al final se rebela contra la situación. Curiosamente, la novela termina cuando se da cuenta que la información más importante, la vital, les ha sido ocultada con celo a pesar de estar recibiendo continuamente información a través de las pantallas.
Como siempre, intentamos no destripar el libro para que cualquiera que quiera leerlo tenga toda la intriga necesaria, pero sí analizamos las ideas que surgen de él y sus enseñanzas para nuestra vida actual.
Nuestra dependencia de las pantallas es manifiesta. La televisión, los ordenadores, los móviles, las tablets, los smartwatch, etc… Siempre tenemos una pantalla cerca, a través de la cual tenemos información y una información interesada (y normalmente gratuita) por parte de alguien para conseguir unos objetivos que permanecen ocultos para nosotros. A través de ellas, las distintas entidades de poder aleccionan a los ciudadanos para modificar sus hábitos (de consumo, de conducta…) o simplemente modificar sus ideas políticas, sociales o religiosas.
La novela de Bradbury muestra una sociedad con un pensamiento único que considera aberrante el hecho de leer. Nos puede parecer absurdo, pero si pensamos un poco, esta sociedad considera aberrantes hechos que en otro tiempo eran normales y normales hechos que no hace tanto eran considerados aberrantes (y no siempre gracias a una evolución positiva).
Ese pensamiento único también se va enraizando en la sociedad de nuestros días a través de lo políticamente correcto, que poco a poco se traduce en leyes y normas que se van extendiendo por todos los países de nuestra cultura occidental.
Leer no está prohibido actualmente, pero se ha conseguido algo mejor que eso: que esté pasado de moda. Mucho más inteligente que prohibir algo es hacer que nadie tenga deseos de hacerlo porque hay alternativas mucho más atractivas. Por ejemplo, necesitaríamos cientos de vidas para poder ver los vídeos interesantes y entretenidos que hay solo en la plataforma Youtube
Resulta curioso que en la novela, para hacer referencia a los presentadores de los programas de televisión se hable de la familia. Efectivamente, esa era su familia porque su mujer no lo era. De hecho su mujer se intenta suicidar, lo que provoca un shock en el protagonista (uno de los que originan el cambio en él) porque no tenía ni idea de cuál era su estado de ánimo.
Tras el intento de suicidio, su mujer habla con él como si nada hubiera pasado. Dicho de otro modo, la relación es de vecindad. Solo viven en la misma casa.
El paralelismo con la situación actual es enorme. Las personas viven en la misma casa, pero no se hablan porque la tele con los múltiples programas de entretenimiento, los móviles o el ordenador ocupan toda la atención. Así se establece una relación exclusivamente de vecindad (y vecindad cutre) entre los miembros de la familia.
Nuestra familia auténtica ha pasado a ser los famosillos de la tele. ¿No os resulta familiar que alguien haga un comentario sobre algo que están viendo en la tele y el resto de los familiares responda con un “pssssssss”? Curiosamente valoran más la opinión de un extraño que la de su familiar. Sorprendente. Siempre habrá alguien en la tele diciendo alguna tontuna pero no siempre alguien de nuestra familia estará dispuesto a decir algo.
El tema de la familia en esta novela tiene una enjundia importante que se plasma en los dos hechos mencionados: Desconocimiento del que vive al lado y denominar familia a los que salen en la tele.
La familia ha sido siempre un punto de apoyo y un mecanismo de seguridad psicológica. ¿Será por eso por lo que actualmente se quiere disgregar y vaciar de contenido a la familia?.
No hace tantos años, cuando se hablaba de familia se incluía en ella a los tíos, primos y abuelos. Ahora ya no. Eso se llama ahora familia extendida porque la familia son solo los padres y los hijos. Para ser más precisos, el padre/madre y los hijos, porque al generalizarse el divorcio las familias suelen ser monoparentales (o monomarentales como nos podría corregir cualquiera)
Al disgregar la familia, disminuir el número de miembros y vaciarla de contenido, los miembros individuales son más manipulables. Los medios, la tv, las redes sociales, … intentan separarnos de nuestras familias para que no oigamos su opinión y en su lugar escuchemos solo la de los medios. Y si alguna vez un padre/madre da su opinión a un hijo, este, mediatizado por lo que escucha en las redes, le calificará automáticamente de carca (por decirlo suavemente)
El jefe de bomberos, jefe de nuestro protagonista, es un individuo que ha leído abundantemente, un hombre instruido (y por tanto, de alguna forma ilegal en esa sociedad), pero usa sus conocimientos para justificar los "valores" de esa sociedad.
También hay un paralelismo con la sociedad actual. Los planes de estudio para la enseñanza pública se simplifican hasta dejarlos prácticamente en nada mientras que las élites y los mismos que promueven esa enseñanza pública llevan sus hijos a colegios privados donde recibirán una enseñanza de una calidad muy superior.
Las novelas como Farenheit 451 o 1.984 nos presentan distopías para hacernos reflexionar sobre hacia dónde podría encaminarse una sociedad y poner los medios para que eso no ocurra. Al leer las novelas, es fácil darse cuenta
El problema es que se escribieron hace más de 70 años y una gran parte de esas situaciones se han convertido en realidad.
Los personajes de esta novela no se daban cuenta de su situación. Sólo leyendo la novela desde fuera se puede ser consciente de lo menguado de sus libertades y del lavado de cerebro al que son permanentemente sometidos. ¿Estaremos ya en una situación distópica similar?
Seguramente, no. Pero estamos en proceso. Somos como esas ranas a las que van calentando el agua poco a poco hasta ponerlo a hervir sin que se den cuenta.
Siguiendo con la analogía de las ranas, es posible que nuestro agua no esté hirviendo, pero… empieza a ponerse calentito.
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Totalmente de acuerdo. Menudo panorama que vamos a dejar a las generaciones siguientes. Por encontrar una cosa positiva, aunque sea solo una, lo de que la familia sean solo los padres y los hijos, tiene una ventaja, y es que solo tenemos que mantener a los padres y los hijos de la familia real. Imaginemos que hubiera que incluir a todos los froilanes, froilanas, urdangarines, urdangarinas y resto de la parentela y dentro de poco a los hijos de estos (que aun así, seguro que nos cuesta lo suyo aunque solo sea en seguridad, etc), y que como no tienen mucho que hacer seguro que tienen varios cada uno.
ResponderEliminarEn lo de la familia Real tienes razón. Pero sólo se evitan sueldos públicos porque seguro que estamos pagando su seguridad (y quien sabe si algo más)
EliminarY por supuesto, gracias por tu comentario,