¿Subir o bajar impuestos?


 En el post de esta semana intentaré demostrar que el debate de subir o bajar impuestos (que surge con cierta frecuencia) es una milonga que los políticos nos colocan y a la que los medios de comunicación entran a trapo (no se nota nada quien los paga, vamos). 

Supongo que es para tenernos entretenidos y que discutamos entre nosotros. 


Para empezar, deberíamos centrarnos en qué es lo que perseguimos cuando hablamos de subir o bajar impuestos. Seguramente, todos estemos de acuerdo en que el objetivo no es en sí mismo subir o bajar los impuestos, sino que haya dinero suficiente para ayudar a los desfavorecidos y a la vez, mejorar los servicios públicos (sanidad, educación, justicia, carreteras…)

Si ese es el auténtico objetivo, ¿por qué no centramos el debate en él y no en si hay que subir o bajar impuestos? La respuesta es sencilla y se condensa en el párrafo con el que he empezado el post. También podríamos responder a esa pregunta con una palabra: demagogia 


Puede ser que para conseguir nuestro objetivo sea necesario aumentar los ingresos del estado (pero solo puede ser, porque hay más posibilidades). 

En este caso, para aumentar los ingresos del estado ¿habría que subir o bajar impuestos? Pues yo, la verdad, a priori no lo sé. Es una cuestión absolutamente técnica y lo demostraré llevándolo al extremo. 

Si bajamos los impuestos hasta eliminarlos, los ingresos del estado, obviamente serán cero y claramente no habremos conseguido el objetivo de aumentar la recaudación. Si subimos los impuestos hasta suponer el 100% de los ingresos de las empresas y los contribuyentes, la recaudación el primer día sería alta pero iría decayendo hasta hacerse cero, puesto que la actividad económica habría sido paralizada. Nadie trabajaría ni montaría negocios si sabe que todo lo que gane irá a parar al estado. Luego la recaudación del estado sería nula y tampoco habríamos conseguido nuestro objetivo de aumentarla.


Si en el extremo de un lado y en el del otro hemos llegado a recaudación cero, ¿en qué punto hay que quedarse para conseguir recaudación máxima? Pues en uno intermedio entre el 0% y el 100% que es óptimo y que debe calcularse con complejas herramientas de simulación manejadas por expertos, en dedicación exclusiva, durante bastante tiempo. Yo diría que casi de forma permanente dada la importancia del tema. Téngase en cuenta que este ejercicio habría que hacerlo por tramos de renta (ricos, muy ricos, clase media…), y para impuestos directos e indirectos (IVA, especiales, etc).. 

Es, por tanto, una decisión puramente técnica. Sacar el tema de lo puramente técnico a lo político, es demagogia y ganas de confundir (para confundirnos), los fines (aumentar la recaudación del estado) con los medios (subir o bajar impuestos) simplificando hasta el absurdo un tema que no es simple en absoluto. 

Y es que, aparentemente, subir impuestos aumenta la recaudación y bajarlos la reduce (postura de la izquierda) o viceversa (postura de la derecha, puesto que cada subida de impuestos ralentiza la economía pudiéndose recaudar menos), pero ya hemos visto que no es ni una cosa ni otra, por el sencillo procedimiento de llevar la situación al extremo.


Pero no olvidemos nosotros tampoco que aumentar la recaudación era solo un medio para conseguir nuestro fin “disponer de más recursos para ayudar a los desfavorecidos y mejorar los servicios públicos


Pues bien, hay otros medios para conseguir nuestro fin antes de tocar los impuestos: Uno de ellos sería redistribuir los presupuestos de las administraciones de tal forma que partidas inútiles dentro de esos presupuestos se destinaran a nuestro objetivo. 

Todavía no he oído a ningún partido decir que hay que revisar céntimo por céntimo a qué se se dedican los presupuestos y eliminar aquellas partidas que no aportan nada a la sociedad (miles de asesores, cientos de entes públicos, empresas públicas, organismos, oficina del español, del francés y del perro del hortelano, embajadas de comunidades autónomas, publicidad, estudios, informes y consultorías a empresas privadas…) que constituyen miles de agujeros por los que se escapan los dineros de los contribuyentes.


No he oído a ningún partido hablar sobre la eficacia de los ministerios, a qué se dedican, tampoco he oído nunca a ningún político hablar de las duplicidades, triplicidades y multiplicidades de las administraciones que multiplican los agujeros. Y menos aún de acuerdos entre comunidades autónomas para reducir sus gastos. 

Pero si hasta las comunidades de vecinos se agrupan en mancomunidades para negociar con los proveedores. Aquí en cambio tenemos diecisiete departamentos de compras de las distintas comunidades autónomas negociando con multinacionales. Poneos de acuerdo y negociad todos juntos. La multinacional no va a dar los mismos precios a uno que se representa a sí mismo que a otro que negocia en nombre de diecisiete.


Tampoco he oído a ningún partido (ni de un lado ni del otro) hablar de los sueldos de los cargos públicos y de los asesores. Nadie menciona ponerles un tope en función por ejemplo de la responsabilidad que se puede parametrizar para transformarla en un número. No tiene sentido que un alcalde gane más que el presidente del gobierno, por ejemplo. Pero como en el colmo del sinsentido, son ellos mismos los que se ponen el sueldo, pues así nos va.

Un cargo público debe tener un sueldo digno, acorde a su puesto, obviamente, pero no se trata de hacerse rico, porque un cargo público exige una vocación de servicio público. Ésa y no el dinero debe ser su principal motivación. Si quieres hacerte rico, inténtalo en la empresa privada


Y por último, otro medio para conseguir nuestro objetivo sería revisar la gestión de los servicios públicos.

Nadie plantea revisar la capacidad ni la remuneración de los cargos públicos ni el número de asesores que un organismo público puede tener. Nadie plantea eso, no.


¿Por qué nadie habla de eso? porque en los servicios públicos están colocados como máximos directivos no las personas capacitadas para gestionarlos, sino los amiguetes que los distintos partidos han ido colocando a lo largo de los años. 

En esas condiciones, cualquier partida adicional en forma de aumento de presupuesto que se asigne a un servicio público será igual que tirarlo al cubo de la basura. El gestor incompetente la malgastara igualmente (y sin haberlo pensado me ha salido un pareado).


A pesar de ello, ningún partido lleva en su programa el revisar la competencia y la idoneidad de los gestores públicos, cuando, a todas luces, no parece muy apropiado que un médico dirija el Ministerio de Hacienda ni que un abogado dirija un hospital. Pero nos han hecho comulgar con ruedas de molino y esto ahora, es completamente habitual.


Así pues, el proceso lógico para conseguir nuestro objetivo (que no olvidemos era “disponer de más recursos para ayudar a los desfavorecidos y mejorar los servicios públicos”) sería

  1. Revisar cada partida presupuestaria del estado, las autonomías y los ayuntamientos,  tapando los miles de agujeros que una administración mastodóntica y mal gestionada ha desarrollado a lo largo de muchos años

  2. Asegurarse de la capacitación y honestidad de los responsables de los servicios públicos

  3. Si lo anterior no es suficiente para conseguir nuestro objetivo y es necesario aumentar los ingresos del Estado, entonces que una comisión de expertos auténticos (seguro que hay funcionarios capacitados de sobra) estudie como hay que tocar los impuestos para lograrlo favoreciendo la economía y teniendo en cuenta los principios básicos de equidad y progresividad fiscal. 


Solo si los pasos a) y b) se han dado completamente, se puede pasar al c). Lo contrario sería equivalente a decir: te voy a quitar más dinero para tirarlo y/o repartirlo entre mis colegas y/o para comprar votos y estar aquí en la poltrona unos cuantos años más.

Seguramente por eso hay tanto reticente a pagar impuestos.


Concluyendo, que es gerundio, nadie nos habla de todas estas cosas que son derivadas segundas y terceras del auténtico problema. Nadie

Discutamos y peguémonos tú y yo sobre si hay que subir impuestos o bajarlos mientras que ellos, los que promueven el debate erróneo a propósito, siguen viviendo del cuento, del cuento de subir o bajar impuestos... (entre otros, porque tienen cuentos para aburrir).

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Comentarios

  1. Se puede decir más alto pero no más claro. Sorprende (¿o no?) que con tanto periodista, tanto tertuliano y tanto "experto" no se plantee este debate en el sentido que dices. A lo mejor es que los medios de comunicación están más pendientes de criticar al adversario y de agradar a los suyos que de hacer periodismo. Porque de los partidos políticos no se puede esperar una cosa así. De ninguno. Lo malo es que son ellos quienes toman las decisiones.

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    1. Gracias Pepe por tu comentario. Como bien dices "A lo mejor es que los medios de comunicación están más pendientes de criticar al adversario y de agradar a los suyos que de hacer periodismo.", sólo que en mi opinión sobra el "a lo mejor".
      Los medios de comunicación deberían prestar un servicio público, que es informar sin adoctrinar pero todos sabemos que se dedican a prestar un servicio privado a sus amos dedicándose a adoctrinar sin informar.

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