Justos por pecadores
Estoy convencido de
que la mayor parte de la gente es buena, y lo es en una proporción bastante
alta, digamos, de cien a uno. Cierto es que, en España, con 47 millones de
habitantes, esa proporción nos da 470.000 malos. Y 470.000 malos haciendo
maldades, son muchos malos.
Lo que no parece justo
es que toda la sociedad se estructure en torno a los malos y se establezcan
unas normas o se solucionen problemas perjudicando básicamente a los buenos (buenos,
en el sentido de cumplidores de normas).
Casi podríamos
modificar el viejo dicho “Siempre pagan
justos por pecadores” por “Sólo pagan
justos por pecadores”.
Es como si un pastor
con 200 ovejas, de las cuales 198 comen plácidamente en el campo y dos se van a
ver mundo (siempre, siempre, las mismas dos), en vez de comprarse un perro que
trajera a las díscolas de vuelta, decidiera meter a todas en un corral para que
no se escapara ninguna, privando a la mayoría del placer de comer en el campo.
Eso mismo acabo de
escuchar esta semana: Como varias personas que conducían borrachas y drogadas
han provocado accidentes muy graves con ciclistas (realmente lamentable, no hay
palabras), para paliar el problema se ha decidido crear “rutas seguras”,limitando la velocidad de 90 a 70 Km/h.
Pero ¿quién va a
respetar ese límite?, pues los mismos que ya respetaban antes a los ciclistas
separándose de ellos al adelantarlos. El señor/a (por llamarle de alguna forma)
que conduce borrach@ y/o drogad@, que no ve por donde va la carretera ¿va a ver
la señal de 70?
Esto es lo que nos
pasa por poner a ocurrentes en los puestos de toma de decisiones.
Espero que no sean
tan ocurrentes como parecen, y que lo que pasa es que tienen que dar la
imagen de que se hace algo (que por otra parte no cueste mucho dinero) y si se
perjudica a los cumplidores, no pasa nada. Total, ésos nunca se quejan.
(Un paréntesis,
antes de pasar a otro tema, si justo es que los conductores respeten a los
ciclistas separándose de ellos al adelantarlos, justo sería también que los
ciclistas hicieran lo propio con los peatones, aunque esta situación sea menos
peligrosa, que hay veces que despeinan)
La misma solución se
aporta en problemas parecidos: ¿qué de diez conductores, nueve respetan los pasos
de cebra (y los límites de velocidad) y uno no? pues en vez de ver como
penalizamos al infractor, pongamos un resalte en los pasos de cebra y así todo
el mundo tiene que ir despacio porque si no se deja los bajos del coche.
Como consecuencia, circular
por algunas ciudades es como montarse en una montaña rusa, y he llegado a
pensar que algunos ayuntamientos han alcanzado algún tipo de acuerdo con los
fabricantes de amortiguadores de coches.
Total, los
cumplidores no se van a quejar…
¿Qué de 10
visitantes a una piscina natural preciosa, 9 la cuidan y 1 la deja hecha un asco?
No pasa nada. Prohibimos el acceso a la piscina natural.
Esto mismo se
transfiere al conjunto de la sociedad. Los telediarios y los periódicos están
centrados en los malos que son menos y sus maldades escandalizan a los
cumplidores, les indignan y les sube la tensión arterial, algo que de alguna
manera nos gusta a todos (es el gen “vieja del visillo” que todos llevamos de
serie).
¿Os imagináis, a
primera plana en el periódico “Ciudadano de Móstoles lleva la compra a anciana
y al comprobar que tiene la estufa rota, le compra una”?
¿U os imagináis en
la tele entrevistando a un señor que con su labia evitó un suicidio en lugar de
entrevistar al último corrupto que ha salido de la cárcel?
Sin embargo, estas
situaciones que penalizan a los cumplidores igualándolos con los infractores (a
la vez que se da protagonismo a los últimos), desmotiva a los primeros y hace
que la sociedad progrese más lentamente.
De esta manera, se
generan círculos viciosos, cuando propiciando las conductas cívicas y
penalizando las incívicas se podrían generar círculos virtuosos.
Y, por si fuera
poco, el cumplimiento de las normas se asocia más a personas sinsustancia e ingenuas
que al reconocimiento de que las normas son necesarias para la correcta
convivencia entre las personas.
Una sociedad que
reconoce la solidaridad y que el cumplimiento de las normas (con sentido) es necesario
para el funcionamiento de la misma, que incentiva a los cumplidores y
desincentiva a los infractores, es una sociedad que avanza, aunque sea
lentamente, hacia el Siguiente Nivel.
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Monografías de Siguiente Nivel
Historias de Villarriba y Villabajo
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Estos son los objetivos y estos otros los sueños
de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos,
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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto.
Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre
en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que
cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.
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