Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra



Es posible que no siempre seamos conscientes de la enorme sabiduría que encierran algunos textos sagrados (sagrados, al menos para los cristianos) y hoy voy a referirme a la frase con la que he titulado este post.

Como Internet, cuando se usa bien, es una fuente inagotable de conocimientos, he escrito “quien esté” y automáticamente me ha aparecido la frase completa y donde aparece en los Evangelios: Juan 8-7. 

Para el que no esté familiarizado con el episodio, intentaré resumirlo y, por favor, que se me perdone el intento pues nunca será como el original. 

Parece ser que los judíos tenían la costumbre de apedrear a las mujeres adúlteras. En aquel tiempo, llevaron a una mujer adúltera a la presencia de Jesús de Nazaret y le preguntaron qué debían hacer con ella pues de acuerdo a la ley había que apedrearla. Todos estaban expectantes y Jesús dijo “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Cuentan que los que estaban con las piedras en las manos esperando tirárselas a la cabeza de la mujer, fueron dejándolas caer al suelo comenzando por los más viejos hasta que desaparecieron todos.

A mí me da que si ese episodio hubiera ocurrido ahora, los que estaban alrededor hubieran comenzado a tirar las piedras a la señora con más ahínco, pues el que más y el que menos se considera libre de pecado y con una superioridad moral suficiente para juzgar al de enfrente.

Es cierto, nos encanta ver el telediario y empacharnos de corrupción. Qué malos son estos y aquellos que se llevaron nosecuanto dinero y eso que ya eran ricos. Qué malo este que se compraba vinos de 600 euros la botella con el dinero de todos y se los pimplaba en su lujoso despacho. ¿Y este que se embolsó una comisión de nosecuantos millones en un contrato de no sé qué? ¿Pero para qué quieren más dinero? 

Es que son malos, malos, malos…

Seguramente sí. Pero ¿y nosotros? ¿somos mejores que ellos? ¿estamos libres de pecado, al menos lo suficiente para tirar la primera piedra?

Para saberlo tendríamos que estar en un puestazo en el que nadie se entera si te pegas una comilona o te embolsas unos miles de euros o te pagas unas vacaciones a cuenta del erario público. Como eso es poco probable, la mejor prueba que podemos hacer, es ver si somos honestos en nuestras pequeñas tareas y obligaciones como ciudadanos o empleados o clientes o...

Si una persona trampea para pagar menos impuestos o se las apaña para sacar una paguita que no le corresponde o se saca un paquetito de folios en la oficina, o afana un blistercillo de tornillos en unos grandes almacenes, o una toalla del hotel, o aparca en una plaza reservada a minusválidos (o usa la tarjeta cuando no debería), o tira la mascarilla en el suelo, o un colchoncito en el campo, o un frigorífico a un barranco, etc. etc, me temo que también esa persona sea sea, al menos, un poco corrupta. 

Podríamos llamarlo corrupción de baja intensidad, pero corrupción al fin y al cabo.

Si somos corruptos de baja intensidad, lo que ocurre es que no somos corruptos profesionales porque las circunstancias no nos lo permiten. Dicho de otra manera, cada cual es corrupto hasta el nivel de sus posibilidades, y en ese caso no sería apropiado lanzar la primera piedra. 

Es para pensárselo porque quien más y quien menos hemos cometido algún pecadillo de ese tipo y lo lógico sería limpiar nuestra casa antes de ponernos a juzgar la suciedad en la casa de otros.

No estoy diciendo que debido a nuestras pequeñas corruptelas tengamos que callarnos ante la corrupción con mayúsculas. Lo que sostengo es que si fuéramos menos tolerantes con la corrupción de baja intensidad, la de alta intensidad sería menos frecuente.

Esto me recuerda que en el metro de Nueva York decidieron ser más estrictos y no dejar colarse a nadie. Resulta que los delitos en su interior cayeron drásticamente. Es como si a los malos no les compensara pagar el billete para robar y matar a alguien.

Una sociedad que no es tolerante con las pequeñas corruptelas, suele ser más consciente y solidaria, y al serlo tiene muchas más posibilidades de que los recursos sociales se utilicen de forma justa, y que reciban las ayudas sólo quienes la necesitan. En esta situación idílica, los contribuyentes pagan sus impuestos más a gusto porque saben que ningún espabilado se va a aprovechar de ellos. 

No hay nada que más desmotive a un pagador de impuestos que ver a un aprovechado disfrutando de un capricho innecesario comprado con el dinero que le quitaron a él y con el que él mismo podría haberse comprado ese capricho innecesario del que hablábamos antes

Creo que es mucho más constructivo luchar por la justicia social a nuestro alrededor cumpliendo hasta la más pequeña de las normas sociales, que indignarnos por las grandes corrupciones de los demás y contra las que poco podemos hacer. 

Y mucho menos si nosotros mismos no estamos libres de pecado.

----

Monografías de Siguiente Nivel

Compendio de Autoayuda

Trucos ecológicos

Suplantator el Extraterreste

La solución definitiva

----

Estos son los objetivos y estos otros los sueños de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos, ayuda a su difusión, compartiendo, comentando o marcando “me gusta” en las publicaciones o en la página.

----

Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguiense encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento de Navidad 2.024

Furgonetas llenas, tiendas vacías

Al final tendremos que irnos a vivir a una cueva