¿Hay pobres en Madrid?
No sé si habéis oído la polémica generada por un consejero de la Comunidad de Madrid al decir que cuestionaba las cifras que había aportado Cáritas sobre el número de personas en riesgo de exclusión social.
Yo vi las imágenes y a la vez que pronunciaba su discurso, miraba hacia el suelo, como queriendo decir que él no veía pobres en Madrid tirados por las aceras.
Quizás este señor ignora que algo hemos avanzado y que los pobres que él buscaba, tirados por las aceras, afortunadamente desaparecieron hace bastantes años, aunque naturalmente, alguno queda.
Suelo ignorar las tonterías que los políticos dicen (preocupados siempre por arañar votos) pero esta me llegó al alma y me he visto obligado a escribir un post. No es que sirva de mucho, pero si alguien lo lee, que ese lector tenga, al menos, otra opinión distinta de la de este político.
Y ¿por qué esta afirmación en concreto me llegó al alma? Os preguntaréis con una angustia tal que ya notáis como os ahoga el cuello de la camisa.
Pues porque colaboro de vez en cuando con Cáritas y conozco de primera mano no las cifras enteras de la Comunidad de Madrid pero sí las de mi barrio (que es un barrio normal, no especialmente pobre) y son bastante desoladoras.
Una de las áreas en las que colaboro es en la informatización de los registros, por lo que sé que detrás de cada número, de cada cifra que aporta Cáritas, hay una familia, una persona, con nombres y apellidos, con edad, con trabajo precario o directamente sin trabajo. Son personas, no son cifras. No es una estadística fría sin significado.
Si encima ya conoces a las personas, te das cuenta que hay auténticos dramas detrás de cada cifra, pero, en cualquier caso, todos ellos tienen algo en común: son gente que no puede elegir lo que come, porque come lo que haya (si es que lo hay), que no puede darse caprichos, que como se le rompa el frigorífico, tienen un grave problema porque si lo arreglan, ese mes no hay medicinas ni calefacción, ni..., etc, etc.
Son estas personas las que engrosan las estadísticas de Cáritas, que no tiene especial interés en aumentar las cifras, se limita a constatar hechos.
No sé porqué los consejeros se ven obligados a cuestionar esas cifras. Supongo que porque están intentando construir un discurso sobre Madrid de lugar paradisíaco en el que todo funciona a la perfección.
Yo creo que un discurso en el que digan que Madrid está bien, pero que hay cosas que son mejorables y que están trabajando en ellas, sería mucho más creíble, pero por alguna extraña razón se sienten obligados a constatar la perfección de todo lo que hacen (y lo que han hecho), como si fueran seres de luz que no se equivocan nunca.
Hubiera sido mucho más elegante que el consejero en cuestión se hubiera callado y hubiera llamado a algún directivo de Cáritas para decirle: “ háblame de los problemas que veis en la gente¿Cómo podemos ayudaros?”
Para mí es pura anécdota que este consejero sea de un partido concreto. Este “aparente” desconocimiento de la situación no se debe a pertenecer a un partido u otro, se debe a ser político profesional.
Y es que un político profesional se desconecta del mundo. Trabaja en su lujoso despacho. Es trasladado de un lugar cómodo y elegante a otro en su coche oficial y solo percibe la realidad a través de lo que le dicen sus asesores (que normalmente suelen ser unos lameculos impresionantes para que no les echen).
Efectivamente, desde su soberbio coche oficial es poco probable que vea los pobres que él busca.
Así pues, no creo que haya una especial maldad en ellos, sino simplemente, ignorancia (o al menos, eso espero). Justamente eso es lo que intenté reflejar en mi Cuento de Navidad, en el que cuando el político se hace consciente de la situación, intenta enmendarla.
Sugiero al señor consejero que dijo esas cosas (extensible a cualquier otro político que no sale de su lujoso despacho) que un día se quite su corbata, se coloque unos vaqueros y se vaya a una Cáritas Parroquial cualquiera y ayude a repartir alimentos a esa gente necesitada que según él, no existe.
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