Poder y responsabilidad
Cuando ví por primera vez la película de Spiderman, hace ya un montón de años, se me quedó grabada la frase que el tío de Spiderman le dice antes de morir al propio Spiderman, en referencia al enorme poder arácnido que había adquirido: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
He hecho algunas búsquedas en Internet y parece que el autor original de esa frase es del presidente Roosevelt que la utilizó en su último discurso a la nación en la Segunda Guerra Mundial.
La frase, sin embargo, no era original. Al menos no lo era en su significado. En la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) se ejemplifica claramente cómo cada uno es responsable del uso que se hace de “sus talentos”, es decir del poder que tiene, sea poco o mucho. Haré un brevísimo resumen aquí de la parábola para el que no la conozca:
Un señor con tres criados deja para que le gestionen una gran cantidad de dinero (talentos, en el doble sentido de la palabra) al primero, una cantidad decente de dinero al segundo y una pequeña cantidad al tercero. Pasado el tiempo, el señor pide cuentas a sus criados. Los dos primeros le devuelven el doble de la cantidad prestada, mientras que el tercero, aquel a quien había dejado menos dinero, temeroso de perderlo, se había limitado a guardarlo cuidadosamente. El señor premia a los criados trabajadores que usaron el dinero para hacerlo crecer y reprende al criado temeroso que guardó el dinero que el señor le dió para no perderlo.
El que se guarda los talentos para sí, no solo no hace un favor a la sociedad, sino que no se lo hace a sí mismo.
Esa parábola de los talentos nos dice algo parecido a la frase del tío de Spiderman, porque efectivamente la parábola engloba el hecho de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad, pero a diferencia de esta frase, la parábola añade que un pequeño poder también conlleva una gran responsabilidad. Así pues, podríamos decir que la parábola de los talentos es una generalización de la frase del tío de Spiderman o puesto que la frase es posterior, que ésta es una particularización de la parábola.
Sin embargo, la frase del tío de Spiderman, aunque encierra una gran sabiduría, nos puede confundir y hacernos creer que se deposita la responsabilidad solo en los que tienen un gran poder y nos deja a nosotros, pobres individuos anónimos, sin ninguna responsabilidad, pero no es así. En efecto, habitualmente pensamos en los ricos (que puesto que unos pocos tienen tanto como la mayoría juntos, suponemos deberían usar sus fortunas, no solo para su bien sino para mejorar la sociedad) y los poderosos como los gobernantes, cuyos actos afectan a la vida de millones de personas, y los solemos criticar con dureza. Pensamos que si estuviéramos en su lugar haríamos las cosas de una manera muy distinta y, por supuesto, mucho mejor que ellos.
Nos olvidamos que también nosotros tenemos un gran poder y una gran responsabilidad. Si somos padres, tenemos una gran responsabilidad con nuestros hijos, puesto que tenemos un gran poder sobre ellos. Si somos hijos, tenemos una gran responsabilidad con nuestros padres puesto que tenemos un gran poder sobre ellos. Si sabemos, tenemos que aprovechar ese talento para enseñar. Si no sabemos, tenemos la responsabilidad de aprender…
Siempre tenemos una gran responsabilidad porque somos seres humanos. Se nos ha dado mucho poder, se nos ha dado la inteligencia que nos permite dominar al resto de seres vivos sobre el planeta. Pero ese poder, un poder y una dignidad que a menudo olvidamos, nos otorga una gran responsabilidad sobre nuestro entorno. Sobre las plantas y animales que nos rodean, sobre la casa que se nos ha dado.
También se nos ha dado el poder de herir y sanar con nuestras palabras, con nuestros gestos y actitudes a los que tenemos alrededor. Puede que no podamos decidir iniciar o detener una guerra como la de Ucrania, pero podemos iniciar o detener la guerra con nuestro cuñado,
Así pues, sí. Los ricos tienen una gran responsabilidad al disponer del gran poder que le otorga su dinero. Un dinero que puede emplearse para mejorar la vida de mucha gente o para fastidiarles.
Sí. Los gobernantes tienen una gran responsabilidad porque cada gesto, cada ley que se aprueba, cada presupuesto que se acuerda, afecta a muchas personas, provocando la felicidad o infelicidad de muchos.
Y, sí. Nosotros tenemos una gran responsabilidad porque tenemos mucho poder sobre los que tenemos cerca. Cada palabra, cada gesto tiene mucha más influencia de lo que creemos sobre nuestra mujer, nuestro marido, nuestros hijos, nuestros padres, nuestros compañeros de trabajo, nuestros amigos. Incluso sobre el vecino al que le damos con la puerta del portal en las narices. Y, por supuesto, sobre el entorno.
Así que, sí. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Es solo que tenemos que hacernos conscientes del enorme poder que todos tenemos y, una vez que lo hayamos hecho, asumir nuestra responsabilidad. Por eso, si eres presidente del gobierno, diputado, funambulista, madre, enfermera, arquitecto, médico, churrero, primo, vecino, hijo, nieto, abuelo, tío, padrino, compañero de trabajo, amigo, suegro, esposo, barrendero, mecánico, futbolista, jubilado, actor, espectador, escritor, lector, o una mezcla de todo o cualquier otra cosa que seas, tienes una gran responsabilidad, porque tienes la suerte, el honor, el privilegio y la dignidad de ser… humano.----
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