Y... ¿disfrutar?

 Siguiendo con el post de la semana pasada, sobre el lema de la sociedad de los mercaderes: “disfrutar, disfrutar y disfrutar, decíamos que si lo aceptábamos, cuando menos, deberíamos preguntarnos qué era disfrutar (y es lo que hicimos), pero que en realidad, algo que debería hacerse es cuestionar el lema en sí.

Hagámoslo:

Disfrutar, disfrutar y disfrutar podría ser el lema de cualquier vida si condujera a la felicidad, sea lo que eso sea. Aunque no sepamos definir con exactitud la felicidad, todos intuimos lo que es.

Pues bien, si analizamos científicamente las vidas públicas de múltiples celebridades a lo largo de los últimos, pongamos, cincuenta años, podemos llegar a la conclusión que tener todos los mecanismos que permiten disfrutar de la vida de acuerdo a las creencias actuales (dinero, salud, juventud, belleza, relaciones…) NO conducen necesariamente a la felicidad, y lo sabemos porque conocemos el final de muchas historias: suicidios, drogas, muertes violentas, vidas amargadas…

También conocemos vidas arruinadas de personas anónimas que tuvieron la aparente suerte de ser agraciados con millones de euros en algún juego de lotería. Pasados los años, algunos de ellos hubieran deseado que nunca les hubiera tocado tanto dinero. Para todo hay que tener cabeza en esta vida. 

Al menos, esto demuestra que el dinero no siempre da la felicidad


La demostración más patente de lo expuesto en los anteriores párrafos es la vida de Michael Jackson, que lo tuvo todo desde su juventud, todo lo que puede desear un ser humano y sin embargo, llevó una existencia inmensamente miserable que quedó constatada en las investigaciones sobre su muerte. Cualquiera que lea sobre las circunstancias que condujeron a su muerte, no puede más que sobrecogerse ante el sufrimiento de ese pobre ser humano.


Así pues, parece quedar demostrado que disfrutar, disfrutar y disfrutar no es válido como lema para una vida puesto que algunos que lo han llevado al extremo no han conseguido el objetivo que pretendían sino más bien el contrario. 


Si como parece, disfrutar, disfrutar y disfrutar no vale como lema y si valiera, al menos  tendríamos que revisar el significado de la palabra disfrutar, nos estamos equivocando doblemente al elegirlo para dirigir nuestras vidas. No te cuento ya si por razones de salud, vejez, precariedad económica, etc, lo de disfrutar suena a chiste. En ese caso, lejos de frustrarse porque sea el lema de los de alrededor, hay que buscarse otro, pero ya.


Siguiendo con el razonamiento, si el lema no parece el adecuado para una vida, y además usa una palabra que se malinterpreta, deberíamos buscar otro para sustituirle. Pero ¿cuál debería ser el sustituto?

Ah, mi querido lector, si estás leyendo esto es porque tienes algunas inquietudes superiores al champú más adecuado para tu tipo de cabello y por tanto, tienes tantos conocimientos como yo (es decir tantos o tan pocos) para identificar el lema más adecuado para una vida.


Naturalmente, el lema elegido para nuestra vida debería ser alguno que condujera a la felicidad, que es, al fin y al cabo, lo que perseguimos todos. 

Lo normal es que no nos paremos a pensar y hagamos lo que nos gusta y nos da satisfacción instantánea, confundiendo esa satisfacción con la felicidad. De ahí que lo de disfrutar tenga tantos seguidores.

Pero si nos paramos a pensar, vemos que el objetivo en sí, la felicidad, parece huidiza, inalcanzable, porque parece exigir cero cosas mal en nuestra vida y mil cosas bien y eso no es posible.

Que nada vaya mal y que todo vaya bien puede darse en momentos muy puntuales de nuestra vida, pero es imposible mantener esa situación durante mucho tiempo en cualquier ser vivo, porque al igual que las cosas buenas, las cosas malas (enfermedad, accidentes, muerte) son inherentes a la naturaleza viva.

Creo haber llegado a la conclusión de que, por tanto, la felicidad como tal no se puede perseguir. 

Si no podemos perseguir la felicidad, a lo mejor podemos perseguir algún otro objetivo que produzca como efecto secundario esa felicidad que se nos escurre. Si eso fuera así, ¿cual? 

Si lo supiera no estaría escribiendo esto, que es una forma como otra cualquiera de poner a mis neuronas a hacer malabares. Muy, al contrario, estaría haciendo eso otro que conduce a mi felicidad.

Supongo que cada cual debe descubrir su objetivo y perseguirlo. A lo mejor hay que dedicar media vida a descubrir cual es tu objetivo y la otra media a perseguirlo. No sé, pero en cualquier caso parece que el proceso requiere esfuerzo y que no se produce gratis de forma espontánea.


Os voy a contar algo que vi, relacionado con este tema y me dio que pensar. Os lo dejo aquí por si os da alguna pista sobre objetivos vitales.

Estaba en un museo en una sala en la que habían colocado una colección de metopas, que como sabéis, son como pequeños escudos de los distintos regimientos, brigadas, etc del ejército. Algunas de ellas llevan, además del escudo, un lema. De repente, en la metopa de un regimiento que no recuerdo (*), leo un lema que llama mi atención: Servir para servir. Una sucesión de pensamientos se produjo en un instante:

  1. Mi primer pensamiento, “joder, qué gilipollez”. 

  2. Mi segundo pensamiento “joder, no es tal gilipollez, tienes que obedecer a los mandos siempre, es decir, servirlos”. 

  3. Mi tercer pensamiento: “joder, qué enjundia tienen las tres palabritas”. ¿Tendremos que servir para sentirnos útiles y siendo útiles seremos más felices? Al fin y al cabo, ser útiles da un sentido a la vida


Servir para servir, casi en el polo opuesto del disfrutar, disfrutar y disfrutar


Algo parecido dijo Kennedy en uno de sus discursos: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país”.  De alguna manera se manejan también en esa frase los dos lemas contrapuestos de los que estamos hablando. Si se le quitan las connotaciones patrióticas y se sustituyen las palabras “tu país'' porlos demás” nos puede valer como una reflexión para nuestra vida.


Servir para servir, ahí queda eso. Al menos un pelín más elaborado que disfrutar, disfrutar y disfrutar. Seguramente, incluso más humano.


(*) Una búsqueda rápida en Internet, muestra que es el lema de la Escuela de Automovilismo e Instituto Politécnico del Ejército de Tierra


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