La democracia en un mundo al revés


 Ya hemos hablado más veces sobre la democracia refiriéndonos a ella, al igual que Winston Churchill, como la forma menos mala de gobierno. 

Es decir, es bastante mejorable pero cualquier otra forma de gobierno que se nos ocurra será peor.


Si siempre tuviéramos como gobernantes personas rectas, serias, competentes, con la formación adecuada en ciencia, tecnología, economía, derecho, ética…, con vocación de servicio y ansiosos por buscar el bien común, nos daría igual si esas personas hubieran sido elegidos por el pueblo, por un comité de sabios o por sorteo.

Como eso no es así, mejor que los gobernantes sean elegidos por todos que no sólo por unos pocos ya que, por la naturaleza humana, arrimarán el ascua a su sardina.

De ahí, y sólo de ahí, la superioridad de la democracia


Pero no es una forma perfecta de gobierno y para ello basta escuchar las propuestas de los programas electorales de los distintos partidos en las que las más de las veces asistimos a una subasta en la que cada partido nos ofrece más que el otro. Siempre gratis, siempre sin contrapartidas. Aquí un partido honesto se quedaría fuera de la puja pues no podría ofrecernos nada que fuera gratuito, así que, al final, todos juegan al mismo juego por pura supervivencia.


Llama la atención las propuestas gratuitas que se hacen a un colectivo amplio (semillero de muchos votos) a costa de los intereses de un colectivo minoritario, vamos lo de siempre, diez lobos y un cordero votando qué cenarán esta noche

Me pregunto si esa gente que propone quitar el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, haría la misma propuesta en un país en el que el 60% fueran ricos y el 40% pobres. Sería una buena historia para una película de política ficción.


Y no es que esté defendiendo a los ricos, que ellos se defienden solitos, además sólo he conocido ricos en la tele, en la realidad, como mucho, sólo he conocido gente con dinero, pero ricos ricos, lo que se dice ricos, sólo en la tele.

Pero es que se debería trata de la búsqueda del bien común y, los ricos yo supongo que forman parte de él, porque dicen que también lloran.


Hay veces que el bien común enfrenta intereses contrapuestos y lógicamente, en ese caso debe primar el bien de la mayoría pero siempre minimizando los daños de la minoría afectada.

El típico ejemplo de una carretera que debe atravesar una finca privada. En ese caso es evidente que el bien de la mayoría (la carretera) no es compatible con el bien del dueño de la finca y debe primar sobre este, pero el Estado debe indemnizar con un precio justo (de mercado) al propietario.


En cambio, la prosperidad de la mayoría no es incompatible con la riqueza de los ricos, por lo que la expropiación no está éticamente justificada. Me diréis que muchas veces sí, porque han hecho su riqueza a base de esquilmar a la mayoría. Es posible pero ese es otro problema distinto: el impedir que los ricos esquilmen a los pobres.

Ese sería, sino un buen punto en un programa electoral, al menos un leitmotiv de un partido: evitar el abuso de los poderosos sobre los débiles, cuando la realidad es que la mayor parte de las veces se ponen de su lado.

Naturalmente, estoy hablando de las formas ilegales de esquilmar a los pobres porque hay formas legales contra las que poco se puede hacer y pongo un ejemplo tonto pero real: hay futbolistas bastante ricos que venden sus camisetas a gente bastante pobre por un dineral, pero sarna con gusto, no pica.


Por otra parte, la expropiación vía impuestos o lo que sea a los ricos tiene algunos efectos secundarios:

  1. Los inversores extranjeros dejan de traer su dinero por si se lo expropian. A ellos les gusta jugar con reglas conocidas que no cambien en la mitad de la partida. Seguridad jurídica que llaman

  2. A los ricos autóctonos les pillan el dinero una vez, a la próxima ya lo han escondido convenientemente en algún otro país más propicio.

  3. Desmotiva a los que tienen alguna posibilidad de hacerse rico vía emprendimiento. ¿Para qué arriesgar su patrimonio y su esfuerzo? ¿para que si tiene éxito sea esquilmado con impuestos? porque si fracasa, ahí se queda él solito con sus deudas.


La única forma legal de hacerse rico es generando riqueza alrededor, lo cual, creo yo, es positivo.


Pero, ¿qué tienen que ver los defectos de la democracia con un mundo al revés? Pues que en un mundo al revés, la democracia sigue siendo la forma menos mala de gobierno pero se vuelve peligrosa, casi tanto como un estado totalitario. 


Primero tendríamos que convencernos de que vivimos en un mundo al revés. Yo así lo creo. Me parece que hemos construido una sociedad en la que los listos son los tontos, los tontos son los listos, los cultos son los más ignorantes, los ignorantes son los que saben, los trabajadores que ahorran los más pringaos, mientras que los vagos y despilfarradores son los espabilados que saben vivir la vida. 

Lo estrafalario es lo normal y lo normal lo estrafalario. El transgresor de la norma es encumbrado y el cumplidor de la norma es pisoteado y explotado.

Al delincuente se le protege con toda clase de derechos y a la víctima se la ningunea mientras muchas veces su vida se transforma, por el delito sufrido, en un infierno, y es abandonada por la sociedad.


Todo esto ocurre porque la moral colectiva ha alcanzado unas cotas de flexibilidad nunca vistas. 

Existe dentro de nuestra cabeza algún mecanismo que nos permite distinguir el bien del mal. Los creyentes pensarán que ahí lo puso Dios, los no creyentes que es fruto de la evolución y que aquellos individuos que tenían ese mecanismo pertenecían a grupos más prósperos y comieron la tostada al resto (cierto que esta última aproximación tiene sus dificultades pues alguno de los postulados de la ley moral natural como por ejemplo, la defensa del débil, va justo en contra de las leyes de la evolución). 


Sea como fuere, ese mecanismo de distinción entre el bien y el mal existe de manera natural entre todos nosotros (los que no lo tienen suelen denominarse psicópatas). De ahí que se denomine ley moral natural.

Pues bien, para ciertos asuntos se está ignorando la ley moral natural (recurriendo al pensamiento mayoritario) y sin embargo, esa ley debería ser la base sobre la que se sustenta el consenso entre todos los humanos.

Si aceptamos la existencia de esa ley moral natural (y antropológicamente está demostrada entre distintas culturas a lo largo de distintas épocas) tendremos que aceptar que no todo es discutible ni todo se puede votar en una asamblea.


Solo una sociedad pervertida por el abandono de la ley moral natural, una sociedad por ejemplo, formada como decíamos antes por diez lobos y un cordero, guiados exclusivamente por sus apetencias y amparados en la fuerza de la mayoría se zamparía al cordero, ignorando que éste forma parte de su sociedad e ignorando también todas las leyes morales. 

Mucho me temo que cosas parecidas ya se estén comenzando a hacer.

Por tanto, la dicotomía no es gobierno de derechas o gobierno de izquierdas como pretenden hacernos creer para mantenernos entretenidos. La dicotomía real es gobierno ético sí o no. Porque un gobierno que es ético poco importa que sea de izquierda o derecha, y un gobierno que no es ético, también importa poco que sea de izquierda o derecha.


Si ese mundo del revés hacia el que parece que vamos se mezcla con la democracia en la que vivimos, estamos corriendo serios riesgos. Si los listos son los tontos y los ignorantes los que saben, y los que mandan están más preocupados por su interés personal que por el bien común, haremos que el progreso sea el retroceso y la prosperidad la miseria. 

Es posible que no se note inmediatamente dado la enorme inercia de una sociedad gigantesca como la nuestra, pero como un gran cubo lleno de agua al que se le ha hecho un agujero, antes o después se quedará vacío.

Una democracia sin ética, sin una verdad basada en la ley natural que no se pueda cuestionar, está abocada a un futuro incierto.


No podemos aspirar a una forma de gobierno mejor que la democracia, la humanidad no ha sabido inventarla. Pero sí podemos (y debemos) aspirar a mejorarla y eliminar sus defectos.

Y esta sí que es una tarea de todos.

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