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Mostrando entradas de julio, 2017

Haz un buen vino para que se lo beba el vecino

H abía una vez un bodeguero que cultivaba sus propias vides con cuidado, seleccionaba la uva, las podaba, las abonaba, vendimiaba con cuidado y luego usaba de todo su saber para hacer el mejor vino. Lo guardaba en buenas barricas en las condiciones adecuadas para que envejeciera deliciosamente. Luego lo embotellaba y lo almacenaba en su bodega fresca y bien conservada. Cada botella era girada un cuarto de vuelta cada cierto tiempo para que no se formara poso y, de acuerdo a su experiencia, cuando creía que el vino estaba listo, lo probaba y si estaba en su punto, llamaba a sus empleados y les decía: “el vino está listo, sacadlo a la calle y dejadlo ahí para que se lo lleve quien quiera”. Nunca supo nadie si este hombre hacía esto por altruismo o simplemente porque era tonto, básicamente porque nunca ha existido. Lo que sí han existido y existen son gobiernos en este país que, tras formar a nuestros jóvenes en las universidades públicas, pagadas con nuestros impuestos, una vez

PELIGRO: Desigualdad social

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La desigualdad es inherente a la naturaleza. Está escrita en nuestro código genético. Unos son guapos y otros somos feos, unos son altos y otros somos bajos, unos son listos y otros somos tontos. Este tipo de desigualdad fue la prevalente hasta la invención de la agricultura y la ganadería. Por aquel entonces solo los más aptos sobrevivían. El más fuerte era el jefe de la manada y el hombre era nómada. Si alguien caía enfermo y no era capaz de seguir al grupo, éste le abandonaba. Supongo que con gran tristeza porque ya eran humanos y tendrían nuestros sentimientos, pero la supervivencia mandaba y sabían que eran las leyes de la naturaleza, cuyo cumplimiento era inexcusable. En este momento la desigualdad natural propiciada por los genes era la que generaba la desigualdad social, pues el más fuerte era el de mayor rango en el grupo A partir de la aparición de la agricultura y la ganadería, el ser humano se hizo sedentario, y pudo comenzar a acumular bienes en forma de producto

Mi buen maestro

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Estaba, como casi todos los días, sentado en su banco preferido del parque. Desde allí tenía una vista privilegiada de la vida que se desarrollaba a su alrededor. Veía las gentes, sus perros y sobre todo, veía a los niños que habían constituido el centro de su vida durante tantos años. Era julio y ése día, como el anterior y como probablemente el siguiente, hacía calor, mucho calor, a pesar de ser más de las nueve. Sin embargo, a su avanzada edad, él parecía sufrirlo ya cada vez menos e incluso había dejado de sentir sed. Veía las personas a su alrededor y hacía tiempo que se sentía transparente. Era como si él pudiera ver, pero la gente no pudiera verle. Formaba parte del decorado, como los bancos, los árboles o las papeleras. También hacía mucho tiempo ya desde que un antiguo alumno se acercó a saludarle. Recordaba aquel momento y la emoción que sentía cada vez que aquellos niños, ya crecidos, se acercaban y le saludaban, como rindiéndole un pequeño homenaje. Con el paso del tiem

¿Cuanto vale una nube?

¿A qué huelen las cosas que no huelen? ¿A qué sabe el agua? ¿Por qué los círculos no tienen esquinas? ¿Cuánto vale una nube? ¿Cómo se llama la vecina del quinto? Son estas algunas de las preguntas que han atormentado a la humanidad desde el origen de los tiempos. Sin embargo, en el post de hoy nos centraremos sólo en el valor de las nubes. No me refiero a las nubes de chuches sino a las concentraciones de vapor de agua que están suspendidas en el aire. Así pues, ¿Cuánto vale una nube? Pues depende: si es una nubecilla que veo una mañana de primavera mientras voy al trabajo, seguramente ni reparo en ella, no vale nada. Pero si hace seis horas que estoy caminando en el desierto bajo un sol abrasador a 50º (cosa que afortunadamente no suelo hacer a menudo), una nube que cubra temporalmente el sol, vale un potosí. Si generalizamos y reflexionamos sobre el valor de las cosas, podemos llegar a la conclusión de que las cosas tienen un valor monetario y un valor que podríamos

Héroe de Leyenda. Héroes del silencio. 1987

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- Mamá, ¿Qué es un héroe? - Un héroe es alguien que hace algo para ayudar a alguien poniendo en peligro su bienestar y algunas veces su vida. - Entonces hay muchos héroes, ¿verdad? - Pues sí, hay muchísimos héroes. - ¿Porque solo se habla de algunos? - Hija, cuando saldrás de la etapa de las preguntas. Mira, para que la gente considere héroe a alguien tienen que pasar dos cosas. La primera que se enteren de lo que ha hecho, la segunda es que le salga bien.  - ¿Es que puede salir mal? - Claro. No hace mucho, dijeron que un señor se tiró al mar intentando ayudar a una señora y no solo murió la señora sino él también. - Entonces este señor no es un héroe porque tú has dicho que es el que hace algo para ayudar a alguien y este señor no ayudó a nadie. - Hija, que lástima que seáis tan listos de pequeños y os hagáis tan tontos de mayores. Pues sí. Este señor es un héroe y de los más grandes. Es que no he sido muy precisa en mi definición de héroe. Hé

El derecho a la movilidad frente al derecho a la salud

A estas alturas no se nos oculta la relación existente entre contaminación y salud. Algunos estudios afirman que la contaminación provoca más enfermedades respiratorias que el tabaco. Si esto es así, ¿Por qué no se abre un debate en la sociedad sobre el tema? Como siempre, por dinero. Serían muchos los sectores afectados. Sin embargo, para el que le toca un cáncer de pulmón o una insuficiencia respiratoria que le obliga a depender de una máquina que le ayude a respirar sin haber fumado un cigarro en su vida, el dilema no existe y su pregunta no es porque no se abre un debate sobre qué es primero si el derecho a la movilidad de los ciudadanos o su derecho a la salud. Su pregunta es porque huevos no se hizo ni se está haciendo nada al respecto Hay multitud de matices. Primero oiremos que no hay una relación causa-efecto entre contaminación y enfermedad pues no todos los habitantes que viven en el mismo entorno enferman de la misma manera. Incluso los hay que no enferman. E

Delicado equilibrio

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Vivimos sobre una gran bola de fuego que se desplaza, dando vueltas como una peonza, a una velocidad vertiginosa en el vacío más absoluto. Reflexionando sobre este hecho, nos damos cuenta de nuestra pequeñez, pues si la tierra tuviera el tamaño de una manzana, la parte sólida, la que nos separa del infierno, no tendría el grosor de su cáscara y la atmósfera, lo que nos separa del gélido espacio vacío sería aún más fina. Hay un raro equilibrio en la tierra que permanece inexplicado y que permite la vida tal y como la conocemos. Por ejemplo, la proporción de oxígeno en el aire es del 21%. Un 4% más de oxígeno y la hierba mojada ardería. Sin embargo, de alguna extraña manera, por algún mecanismo que no conocemos bien, la Tierra se las apaña para mantener la proporción de oxígeno en el aire alrededor de ese porcentaje. De ahí que James Lovelock hablara de la Tierra como una especie de ser vivo, Gaia. Otro ejemplo, la corriente del Golfo transporta el agua cálida del golfo de Méx