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Mostrando entradas de octubre, 2020

6ª Lección vírica- Necesitamos la independencia

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Sí. Siempre es bueno tener una cierta independencia de lo que pasa alrededor y que nuestro mundo interior tenga una razonable riqueza, pero es que el virus nos lo ha demostrado de manera flagrante. Necesitamos la independencia de los medios de comunicación empeñados, como están, de transmitir con todo lujo de detalles la inmensa negatividad de la situación actual. Reconozcamos que encontrar algo positivo en lo que está pasando es difícil, pero, de todas formas, ellos siempre han sido así. Yo he llegado a pensar que, estando al servicio de los poderosos, de esta manera se consigue tener a la plebe (es decir, a nosotros) siempre acojonados y por tanto, con poca más fuerza que la necesaria para pasar el día. Y es que, efectivamente, la situación externa es negativa. De los políticos, poco podemos esperar. La posibilidad de que lleguen a acuerdos positivos para el conjunto de los ciudadanos es poco probable, porque ellos siguen empeñados en sus ideologías y en mantener los votos suficiente

5ª Lección vírica-Una cura de humildad

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Creo que el virus nos está enseñando a ser un poco más humildes. No sé si estamos aprendiendo la lección pero el mensaje está claro.  Ya llevamos más de siete meses de pandemia en Europa y no estamos mucho mejor que al principio Recuerdo, cuando todo esto empezó, que se hablaba de tratamientos y vacunas que a corto plazo estarían disponibles. Incluso recuerdo haber oído a mediados de marzo, que se habían puesto los ordenadores más potentes del mundo a trabajar en tratamientos basados en combinaciones de fármacos para identificar los más eficaces Siete meses después no parece que se haya obtenido ningún resultado espectacular. No sé si concluir que los ordenadores en cuestión no eran tan listos como nos lo pintaron. Sin embargo, es obvio que ha habido avances, pero la batalla aún está lejos de ser ganada. La ciencia da para lo que da, que es mucho, pero aún le queda más por recorrer, y mientras anda ese camino, no nos queda otra que ser humildes y reconocer nuestras limitaciones. La hum

Los listos y los currantes

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A lo largo de mi dilatada vida laboral he tenido que trabajar con cientos de personas distintas. Atendiendo a distintos criterios, podrían clasificarse de mil formas diferentes pero elegiré uno que me servirá a los propósitos en este post. Pues bien, no era complicado distinguir, tras algunos trabajos conjuntos, entre los que se les llenaba la boca hablando en las reuniones y luego hacían más bien poco y los que parecían menos participativos en las reuniones pero que calladamente sacaban todo el trabajo que se les encomendaba y además con calidad. Llamaremos a los primeros, los “listos” y a los segundos, “los currantes”. Los listos hacían las reuniones interminables, se iniciaban pensamientos circulares de los que nunca se salía y tras un montón de horas de reunión, ésta se acababa sin concluir nada. Yo sufría enormemente en aquellas reuniones, sobre todo si no tenía ningún poder en la misma. Veía como el tiempo se iba esfumando y los montones de cosas que me quedaban por hacer en mi p