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Mostrando entradas de enero, 2023

Metaverso: el siguiente niv… timo (y IV)

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  Aunque claro, también era posible comprar a la manera tradicional, metiéndote en una tienda, curiosear y si veías algo que te gustaba lo tocabas dos veces y una tercera para confirmar y la compra quedaba hecha.  Respecto a la ropa, la prenda elegida podía ser virtual (para tu avatar) o real, y probártela era muy sencillo tanto si la ropa era para el avatar como si era para tí. En este último caso, tenías que subir al metaverso, dentro de tu perfil, un vídeo tuyo, de cuerpo entero en el que dieras una vuelta completa para que la cámara te pudiera ver desde todos los ángulos. El algoritmo tomaba el vídeo, hacía una réplica tridimensional de ti, que usaba para luego calcular tu talla, ponerle la ropa que habías escogido y mostrarte como te quedaría. El resultado es que veías a tu yo real dentro del metaverso con la ropa que habías elegido ya puesta y haciendo un pase de modelos para ti.  Ya se estaba acercando al lugar en el que había quedado con Lucinda (el señor de Cuenca) y pasó por

Metaverso: el siguiente niv… timo (III)

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  No ve la hora de llegar a casa y conectarse. Se acuerda de cuando vivía con su madre. Menos mal que ahora vive solo. Si su madre le viera llegar con tanta prisa a casa para conectarse al Metaverso le diría como siempre: Con tanto metaverso, te estás convirtiendo en una patata, pero antes de sacarla de la tierra, porque después tiene más vida que tú. Mamá, ¿no entiendes que en el metaverso puedo ser yo mismo? Pedazo cebollino, y aquí ¿quién eres? ¿un extraterrestre? No, su madre no le entendía. Llevaba una existencia miserable, trabajando diez horas diarias vendiendo por teléfono productos en los que nadie creía, cobrando un sueldo escaso y oyendo todo tipo de improperios cuando hablaba con alguien a quien el ordenador de llamadas despertaba de su siesta. Sin futuro, sin perspectivas. En cambio, en el metaverso todo era distinto. Él era un tipo interesante, divertido, atractivo que se llevaba a las mujeres de calle. Allí era alguien . Al poco de estar en casa, se conectó rápidamente a

Metaverso: el siguiente niv… timo (II)

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  Al final, el resultado es que te colocas todos los artilugios y te puedes mover de una forma natural por un mundo diseñado por otros y podrás entrar en tiendas virtuales, comprar y hacer transacciones financieras y muchas más cosas, porque a ese mundo virtual se conectarán todas las empresas, gobiernos, administraciones, famosos y los mindundis como nosotros (los mindundis somos el verdadero objetivo del metaverso porque mientras los otros son agentes del metaverso nosotros seremos los pacientes, aquello a lo que exprimir y explotar, cual vaca lechera).  Los partidos políticos harán en ese mundo virtual unas campañas tan intensas como sean capaces de pagar. Téngase en cuenta la enorme cantidad de información que van a poseer los propietarios del metaverso sobre cada uno de nosotros… qué hacemos, dónde vamos, con quién hablamos y de qué, cómo somos, qué nos gusta, etc, etc. El problema es que, queramos o no queramos, tendremos que pasar por el aro, como ya ha ocurrido con los móviles

Metaverso: el siguiente niv… timo (I)

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Seguramente habréis oído ya hablar del metaverso . Creo que hace una referencia a universo, usando el prefijo meta que significa "más allá". Podrían haber querido decir algo así como “más allá del universo". También se está usando la palabra multiverso, supongo que para indicar un universo de más dimensiones o simplemente más universos, paralelos o no, pero eso sí, conectados con este nuestro, condición imprescindible para hacer pasta, verdadero y auténtico leit motiv de toda esta parafernalia. Yo creo que existen más dimensiones y más universos pero no en estos que están creando los actuales arquitectos del futuro. Esos otros universos, esas otras realidades en las que yo creo, habrá que buscarlas con nuestro intelecto, recurriendo a algo tan arcaico (y a la vez tan ancestral y específicamente humano) como la religión y la filosofía. Estos “arquitectos del futuro”, sin embargo, están pensando en gafas de realidad virtual y ropa (y guantes) a la que se le añade sensores

Distintos collares, mismos perros (y II)

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(Viene del anterior)   1- No votemos por ideologías, votemos a personas. Elijamos las que estén capacitadas y sean honestas. Los dos requisitos son necesarios. Tan nocivo es ser dirigido por un deshonesto con la capacitación necesaria como por una persona honesta no preparada para desempeñar su función.  Exigir capacitación puede parecer discriminatorio pero sencillamente no podemos permitirnos el lujo de elegir dirigentes sin la capacitación adecuada, o ¿elegiríamos un guía sin experiencia para que nos ayudara a cruzar el desierto solo para que no se sintiera discriminado? Para distinguir a personas capacitadas tendremos que revisar su currículum y respecto la honestidad, solo podremos presuponerla si no ha estado implicado ni de lejos en casos de corrupción. 2- Una vez votado, seamos exigentes con aquellos a los que hemos votado. Dejemos de criticar a los contrarios puesto que ellos no nos deben nada.  Es a los receptores de nuestro voto a quienes debemos exigir resultados. Son ellos

Distintos collares, mismos perros (I)

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  Hay una expresión bastante antigua que se utiliza cuando se nos ofrecen distintas falsas alternativas: " son los mismos perros pero con distintos collares" Deberíamos tener siempre presente esa expresión en nuestra cabeza porque más de una vez las distintas alternativas que se nos ofrecen, son realmente la misma disfrazada de distinta manera. Donde creo yo que resulta bastante evidente es en el terreno político. A poco que leamos los periódicos o veamos las noticias, sacaremos fácilmente una conclusión: siempre ganan los mismos y siempre perdemos los mismos.  Dicho de otra forma: el 1% de la población se está haciendo con el dinero del 99% restante. Llamemos, por llamar de alguna manera a ese 1%, élites. Si usáramos la terminología feudal, podríamos llamarles nobles y al 99 % restante, plebeyos . Luego pongamos que hay otro 2% de la población que serían los "capataces", entre los que encontraríamos a políticos y directivos al servicio de las élites. Y para continu