Aburriendo a las momias

Me dice un buen amigo (soy afortunado de tener tantos buenos amigos), que mis posts aburren a las momias.

Dándole vueltas a la cabeza, he pensado que lo mismo esa es la razón por la que tengo tan pocos lectores.
Él me sugiere que cuente historias  más atractivas, con personajes al estilo de las antiguas fábulas en las que el lector, por su cuenta, saca sus propias moralejas.
Yo creo que el problema es el título de este blog: Siguiente Nivel, y sus objetivos: reflexionar sobre cosas serias.
Es difícil ser ameno sobre que este planeta se va a la mierda debido a la codicia de sus dirigentes o que la gente pasa necesidades por la ineptitud de los políticos.
Aún así, seguro que hay una forma de ser ameno en estos temas, como la idea de la fábula, pero yo, ahí, no llego.

Un ejemplo es el tema que me gustaría abordar esta semana: Ignoro la forma de ser ameno. Me limitaré a contarlo y que salga el sol por Antequera.

Cuando lo oí en el telediario se me pusieron los pelos de punta y ayer recibí una invitación para firmar una petición de change.org en la que se solicita que se pongan mecanismos más eficaces para evitar que los kamikazes puedan entrar tranquilamente en los sentidos contrarios de las autovías.

Lei las medidas que proponía, y me parecieron razonables, cuando menos para ser tomadas en consideración. Y lo que es más, no me pareció que fueran muy costosas.

Obviamente, si un conductor frena en medio de la autovía y se da la vuelta, no hay nada que hacer, pero al menos se evitarían con seguridad los que entran por despiste
Esto quiere decir que con un poco de voluntad política, se podrían llevar a la práctica un montón de ideas que con muy bajo coste, supusieran no solo grandes ahorros económicos (seguro que atender a un tetrapléjico toda la vida cuesta muchísimo más que instalar unos sistemas electrónicos y mecánicos en las entradas a contrapelo de las autovías), sino grandes ahorros de sufrimiento.

Y siempre acabamos en el mismo punto. Necesitamos políticos que se involucren en la vida y en los problemas de los ciudadanos. Si así lo hicieran, esas familias no estarían llorando a esos jóvenes y estos jóvenes seguirían con toda una vida por delante.
Cuando un político es elegido en su cargo, se apresura a poner en puestos de responsabilidad a familiares y amigos. Los llaman cargos de confianza. Y tanto que lo son, como que en muchos casos confianza es lo único que pueden aportar al cargo, porque conocimientos, la mayor parte de los casos, pocos.

Es habitual que en muchos ayuntamientos, autonomías y ministerios pongan como jefes de  funcionarios titulados competentes, a individuos que no saben hacer la o con un canuto. Imaginemos la desmotivación que debe ser para una persona sensata y preparada, que su jefe, no solo sepa mucho menos que él, sino que además solo se le ocurran disparates que, por si fuera poco, el funcionario tiene que llevar a la práctica.

Recuerdo aquel anuncio que hizo el expresidente Zapatero en su segunda legislatura a bombo y platillo, sobre que había formado el primer gobierno paritario de hombres y mujeres de la historia de España.
Sin entrar en las intenciones muy loables de incentivar la igualdad entre mujeres y hombres del expresidente, creo que en vez de fijarse en el sexo de los elegidos, debería haberlo hecho en su competencia.
No creo que para aquellos que perdieron un buen trabajo o su casa en aquella crisis (que se inició en 2.008 y que no sabemos si aún perdura), fuera ningún consuelo saber que el gobierno de su nación era paritario. Seguramente les hubiera venido mejor alguien que hubiera sabido ver venir la crisis de lejos y atajarla adecuadamente independientemente de su sexo.
Si el expresidente buscaba paridad, es probable que alguien competente en el puesto adecuado hubiera hecho mucho más por la igualdad entre mujeres y hombres que la medida del gobierno paritario.

Pero nada ha cambiado con los gobiernos sucesivos. El caso más reciente es el del director de la DGT, un señor muy trabajador, según palabras del propio ministro, sin ningún tipo de formación en los asuntos que tiene que dirigir y que da órdenes a expertos de toda la vida. Aparte de ser muy trabajador es, naturalmente, muy amigo del ministro.

Llamadme loco si queréis, pero yo prefiero que el puente que tengo que cruzar todos los días lo diseñe un buen ingeniero de caminos con buena nota en la carrera y con años de experiencia, que un señor simplemente muy trabajador, pero eso sí , muy amigo del ministro.


Os invito a firmar la petición, no sé si servirá de algo, pero es gratis y menos da una piedra. Yo ya lo he hecho.

Comentarios

  1. 1. Te propongo algunas ideas para hacer más atractivo el título del blog:
    1.1 Siguiente chascarrillo.
    1.2 Un nuevo chiste.
    1.3 Siguiente nivelazo.
    (Léase desde el cariño más ironico.).

    2. El peligro es consustancial a la vida. Por mucho que intentemos minimizar los riesgos, siempre habrá algún imbécil haciendo gilipolleces.

    3. El responsable de un equipo no tiene que conocer, en principio, del trabajo que se realiza. Lo que sí debe ser es un buen líder. Algo mucho más difícil de encontrar que un especialista en la materia.
    Acordémonos de los Ministros y Secretarios de Justicia venidos de la judicatura, los de Hacienda y Economía en excedencia de su plaza de Inspectores de la Agencia Tributaria, los de Asuntos Exteriores (de carrera), Agricultura, Industria...

    4. Tengo nueva capitán en mi escuadrilla. Ni idea de Control Aéreo. Pero, por lo que parece, tiene pensado dejar hacer a los profesionales, que para éso cobramos. Su misión: dar la cara e incentivar a los suyos.

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  2. Mi querido y activo lector Juan Carlos: De habitual tus comentarios están llenos de sentido común y puntualizaciones interesantes, pero esta vez, también.

    1. Gracias por tus sugerencias para cambiar el nombre, lo tendré en consideración.

    2. El peligro es consustancial a la vida: Estoy de acuerdo contigo. Eso no quita que los que tienen el poder y por tanto, la responsabilidad, le den vueltas al coco para minimizar los riesgos. Se trata, como siempre de un balance coste/beneficio para los ciudadanos, que los políticos deberían hacer si están a lo que hay que estar, en vez de procurarse sitio en la próxima legislatura.

    3. No estoy exactamente de acuerdo contigo. El jefe de un equipo debe ser ante todo un buen líder, cierto. Pero, creo yo que debe entender de lo que hablan sus subordinados.
    El ejemplo que pones de ministros de justicia venidos de la judicatura, si fracasan es porque les sobra conocimientos pero les falta liderazgo.
    Así que el dilema es conocimiento vs liderazgo. Creo que los dos estamos de acuerdo en que conocimiento sin liderazgo es inútil en un puesto de jefe. Tu sostienes que es suficiente el liderazgo sin conocimiento, y yo sostengo que no, que hacen falta las dos cosas.
    Además hay un peligro adicional: que si no se les exige conocimiento a los líderes (que es más fácil de medir), se corre el riesgo de no exigirles liderazgo (que a ver como se mide eso, si no es con buenos resultados del equipo que dirige)
    Tengo la impresión de que esa ha sido la tendencia desde los 90 a esta parte. Si un individuo tiene éxito dirigiendo una fábrica de zapatos, ¿por que no va a ser capaz de dirigir una empresa publicitaria? Pues no. Porque no es lo mismo.
    Sostengo, por tanto, que para dirigir una empresa de ingeniería es mejor un magnífico líder que además sea ingeniero que un magnífico líder que además sea abogado (y viceversa).
    Por la misma razón, sostengo que para dirigir la DGT será mejor un buen líder que sepa de tráfico que un buen líder que no. Si encima no sabe del tema y no sabe liderar ni dejar hacer a los expertos, ya ni te cuento. Ignoro si es este el caso o no.

    4. Me alegro que hayas tenido suerte. Evidentemente un buen líder reconoce sus limitaciones técnicas y deja hacer a los expertos, (hay que ser bueno para reconocer que tus curritos saben más que tú, y no todos lo hacen), pero es posible que en algún momento, tenga que tomar alguna decisión técnica y naturalmente, como buen líder, se dejará asesorar.
    Si al final la decisión es suya, tendrá que entender la alternativas que se le proponen y para eso, necesitará conocimiento.

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