Sólo los ricos podrán curarse

Leyendo la noticia que podéis ver siguiendo este enlace, se me plantea un importante dilema ético que me gustaría compartir con vosotros.
La noticia habla de los desorbitados precios (850.000 dólares) que cuestan los medicamentos para curar determinados tipos de ceguera.
No me gustaría ser ejecutivo de una empresa farmacéutica para no tener sobre mis hombros la responsabilidad de tomar la decisión de cómo se comercializa el producto.
Por una parte, tendría que tener en cuenta que los accionistas han invertido mucho dinero, probablemente durante mucho tiempo, para obtener un producto del que se le pueda sacar beneficios. Por otra parte habrá muchas personas afectadas a las que el medicamento podría ayudar pero al que no podrán acceder porque no poseen tamaña cantidad de dinero.
El problema de las enfermedades raras es ése. Las farmacéuticas no invierten recursos en buscar soluciones para ellas, porque es difícil obtener rentabilidad cuando afecta a muy pocas personas.  Y si lo invierten, tienen que sacarlo al mercado a precios elevados para obtener un retorno adecuado de su inversión.
Ese es el dilema de las farmacéuticas, que sin duda también debe aplicar a muchos otros fármacos (cáncer, enfermedades víricas, …)
Es un dilema, que a mi juicio, debería salir de la esfera privada y abordarse desde la pública.
Todos estamos afectados porque en cualquier momento nosotros, o nuestros familiares, podemos tener una enfermedad que requiera un tratamiento caro.
Se me ocurren varias soluciones al problema. O bien que los sistemas sanitarios públicos asuman los altísimos costes de los nuevos tratamientos o bien que sean organismos públicos los que dediquen recursos a la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, o una mezcla de ambos.

Este tipo de debates son los que necesitamos en la sociedad, no si Fulanito se ha acostado con Menganito. Y son los políticos quienes deben impulsarlos.
Por eso cuando ocurrieron los hechos del 15-M, una oleada de ilusión sacudió la sociedad. Se hablaba de nueva política.
Lamentablemente todo se ha quedado en nuevos políticos que hacen políticas viejas.
La nueva política es la que aborda los problemas reales de los ciudadanos, no sólo los ficticios o cosméticos.
Una nueva política debe ser inclusiva, no excluyente. La nueva política no etiqueta, no encasilla a las personas dentro de adjetivos como facha o perroflauta.
Cada vez que etiquetamos a alguien, le simplificamos. Le quitamos los sentimientos, la sangre de las venas y le transformamos en un objeto desprovisto de las cualidades que le hacen humano.
En la nueva política de verdad, no hay izquierdas ni derechas, ni siquiera hombres y mujeres, solo personas (como decía Mecano). Solo hay ciudadanos con distintas necesidades y la sociedad se estructura  de la manera necesaria para satisfacerlas.
Necesitamos ya esta nueva forma de hacer política, porque los problemas a los que tenemos que enfrentarnos son graves y solo con la colaboración de todos podemos abordarlos. Basta ya de corto plazo.
Los viejos políticos sólo miran aquellas iniciativas que pueden dar resultados en el plazo de una legislatura. Sólo miran las encuestas y se comportan más como vendedores de humo que como auténticos hombres de estado.
Los viejos políticos hacen justo lo contrario de lo que necesitamos: recortan las inversiones en investigación y desarrollo, porque esas inversiones dan resultados a largo plazo, a cambio nuestras mentes más preparadas y brillantes tienen que abandonar el país. Mentes preparadas en su mayor parte con nuestro dinero.

Una de mis frases favoritas: un gran poder conlleva una gran responsabilidad sigue viniendo al caso también en este post. Los políticos tienen una gran responsabilidad acorde a su poder.

Nuestro poder y nuestra responsabilidad es buscar, entre las alternativas que se nos ofrecen, a los que se parezcan más a hombres y mujeres de estado, a nuevos políticos con vocación de servicio y votarlos. Hay que evitar a toda costa a esos viejos políticos (independientemente de su edad) que solo son vendedores de humo.
Nuestro poder y nuestra responsabilidad es forzar a los políticos para que en la sociedad se prioricen los debates que tratan sobre la vida y la muerte de las personas, como este que ha sido excusa para este post, frente a otros más superficiales con los que continuamente intentan distraernos.

Cada cual que cumpla su parte. Este post es mi pequeña aportación a la causa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento de Navidad 2.023

La verdad sobre el cambio climático

Noche mágica de Reyes