Suplantator el Extraterrestre (1) - La misión



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Se encontraba en la imponente sala de espera del despacho ovoide, nervioso, preguntándose cuál sería el motivo por el que le habían llamado desde tan altas instancias. Pensaba que si esa puerta no se abría pronto, su cabeza estallaría, incapaz de dominar sus nervios.
De improviso, la puerta se abrió sola y una agradable voz que salía de todos lados, le invito a pasar.

Él entró y descubrió de un solo vistazo la razón por la que aquello se llamaba el despacho ovoide, pues tuvo la sensación de encontrarse en el interior de un huevo, salvo el suelo, que era plano, naturalmente.
De frente, sentado en su mesa, se encontró nada menos que con Jefazator, responsable último de los Intervencionators, el cuerpo de élite de Galactator que vigila el universo conocido.

Hacemos una traducción libre de la conversación para que resulte vagamente inteligible.
Comenzó hablando Jefazator:

- Siéntate, Suplantator, por favor. Te he llamado porque tengo un trabajo que encomendarte. Es realmente importante y mis asesores me han hablado de tus habilidades, por lo que te enfrentarás por primera vez a una misión extragalactatórea.

Nada más oir esa palabra, en la cara de Suplantator se dibujó una enorme sonrisa.
- Sí, Suplantator, has oído bien, extragalactatórea, . Me han dicho que has cumplido a entera satisfacción tus misiones anteriores y creemos llegado el momento de que te enfrentes a mayores retos.
- Jefazator, me siento muy honrado con su confianza -dijo Suplantator sin ocultar su emoción
- Bien, tu misión consiste en viajar a un planeta lejano. Es el tercer planeta de una estrella insignificante situado en Milkytator, otra galaxia sin importancia. Pero mira por donde, allí hemos detectado vida casi inteligente. Es cierto que la sembramos nosotros en aquellos tiempos ancestrales que solíamos hacerlo.

Jefazator calló un instante y luego prosiguió
- Permíteme matizar vida inteligente: de esa clase de inteligencia que se destruye a sí misma, sin ninguna necesidad…

Los dos rieron
Jefazator continuó.
- No nos preocuparía en absoluto y dejaríamos que se mataran entre ellos, como tantas otras civilizaciones “inteligentes”, si no fuera por dos razones: la primera, porque el gran Presindentator estuvo en ese planeta de vacaciones y le encantó su maravilloso color azul, habría que preservarle como está solo por eso, pero es que además hay una segunda razón aún más importante, si cabe:
Esa clase de vida inteligente está jugueteando en exceso con fuerzas cuyo poder desconocen.

Tras hacer una pausa, Jefazator continuó.
- Les dió por acelerar partículas subatómicas y hacerlas chocar entre sí, para ver como explotaban. Les gustó el juego y se pusieron a hacer aparatos cada vez más gordos para que se chocaran cada vez más fuerte. Ahora ya tienen aceleradores de muchos kilómetros de longitud que inyectan una cantidad enorme de energía a las partículas y éstas se pegan unas ostias formidables.
Mucho nos tememos que sigan jugueteando y haciendo aceleradores aún más grandes y al final en alguna de esas colisiones van a crear un miniagujero negro que engulla su planeta, su sistema estelar, su galaxia y es posible que el universo entero, transformándose en un macro agujero negro: El tan temido Agujerazo.
Y como comprenderás, eso sí que nos preocupa y mucho.

También hay otra posibilidad, puesto que también juguetean con la vida sin comprenderla. No nos extrañaría que se pusieran a modificar el software de sus células y como son muchos los que juguetean, alguno consiguiera fabricar de casualidad y de un modo que no comprenderían, vida más inteligente que la suya, lo cual no es muy difícil.

Los dos volvieron a reir a carcajadas. Jefazator prosiguió

- En cuanto esa vida más inteligente se desarrollara acabaría con la especie que la creó y lo mismo decide atacar nuestra civilización, lo cual también nos preocupa.

Así pues, esa será tu misión. Ir a ese planeta y que se hagan conscientes de su inteligencia, de su poder y lo controlen preservando el entorno.

- Jefazator, con todos los respetos ¿porqué no les pegamos un pepinazo y los eliminamos?
- Lo sé, lo sé, pero ya te he dicho que a Presidentator, le encantó el planeta. Hay que preservarlo.
- ¿Y cambiarles el ADN? Lo hacemos a menudo
- ¿Para qué? ¿Para cagarla como la última vez que actuamos en ese planeta?.
No. Usaremos la inteligencia que ya tienen e intentaremos concienciarles de que la usen adecuadamente. Esa será tu misión. Tienes habilidades suficientes.
Comenzarás con pequeños pasos e irás ascendiendo en la ambición de tus actuaciones.
- De acuerdo, entendido.
- Tendrás que familiarizarte con su terminología, ellos no llaman a nuestra galaxia Galactator, sino Andrómeda y a Milkitator, la suya, la Vía Láctea, a su estrella Sol y a su planeta, Tierra.
No te sorprendas si llevados de su provincianismo te llaman extraterrestre.

Jefazator rió con ganas y Suplantator lo imitó.
- Ah otra cosa
- Sí, Jefazator?
- Te llevarás a Auxiliator contigo
- No, por favor, Auxiliator no.
- Lo conoces bien, fue tu compañero de promoción en la academia de cadetes de los Intervencionators.
- Por eso, señor.
- Lo siento. No hay opción. Auxiliator es el hijo de Presidentator y él mismo ha decidido que te acompañe. Si quieres vivir unos cuantos eones más, te conviene que Auxiliator regrese con vida y contento de esta misión.
- A sus órdenes -dijo Suplantator dejando traslucir en su semblante (si lo tuviera) un claro indicio de resignación.
- Partireis mañana. Estarás a prueba durante diez años y si tienes éxito, lo ampliaremos a otros mil años más.
Tras una breve pausa, Jefazator añadió:
- Estaremos en contacto permanente e instantáneo. Curiosamente, otra creencia de esa civilización es que nada puede viajar a velocidad mayor que la de la luz

Suplantator no pudo aguantar la risa de nuevo y dijo
- Creo que lo pasaré bien en ese planeta
- Pero ante todo, mucho respeto con esa forma de vida. Tienen muy mala ostia, no les provoques

- Lo tendré en cuenta, señor


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