Lo que un móvil es
El móvil se ha
convertido en compañero inseparable de nuestras vidas. Convendría que
supiéramos lo que tenemos entre manos cuando usamos uno de esos aparatejos. Por
este motivo dedicaremos el post de hoy a analizarlo someramente.
Un móvil inteligente (en
inglés smartphone), es la unión, básicamente, de dos aparatos: un sistema de
comunicaciones al que se le han añadido algunos sensores y un ordenador.
Vamos con la parte de
comunicaciones con sensores añadidos. Los primeros móviles solo disponían de un
mecanismo de comunicación de voz, que los actuales siguen conservando, para
ello utilizan una tecnología que reserva un ancho de banda fijo para cada
comunicación, independientemente de la cantidad de información que se transmite
(si una tubería fuera un canal de comunicación y el agua la información, el
ancho de banda es el grosor de la tubería).
Es la misma tecnología
que se emplea en las comunicaciones de los antiguos teléfonos fijos.
Junto a esta
comunicación de voz, el móvil está dotado de capacidades para transmitir y
recibir datos desde la red de un operador. Dependiendo de la cobertura de
nuestro operador, el móvil detectará si puede conectarse a una red u otra. El
móvil intentará conectarse con preferencia a la más rápida y en caso de no
haberla a una más lenta.
Este es el motivo por el
que vemos en nuestro móvil el indicativo 4G, 3G, H+, H, E o G dependiendo a la
red de datos que se conecta. Los he ordenado de mayor a menor velocidad de
datos. La última es la 4G, lo de 4 viene porque es la cuarta generación de
redes móviles.
Próximamente tendremos
disponible la 5G con capacidades mejoradas no solo en ancho de banda (tubería
más gorda) sino en la rapidez en la que se establece la conexión y en el tiempo
en que la red nos responde a una petición nuestra (eso se llama latencia). La
latencia es fundamental para muchas aplicaciones que ahora no son viables
precisamente porque la red tarda mucho en responder o al menos demasiado para
lo que se necesita.
Las nuevas aplicaciones que
serán posible con la 5G gracias a esta disminución de la latencia son por
ejemplo, que los coches se hablen entre sí y eviten un accidente o que alguien
pueda manejar una excavadora desde su móvil a 3000 Km de distancia, o
directamente un juego on-line con disparos en el que la precisión del momento
en el que uno dispara con el móvil es decisiva para saber quién gana.
Además el móvil es capaz
de recibir/transmitir datos a través de redes gratuitas (en frecuencias que son
de uso abierto). Una de ellas es la famosa wifi, y la segunda el bluetooth.
Estas vías de comunicación las tienen todos los móviles y algunos tienen otra
más, llamada NFC, que es para comunicarse a muy corta distancia, casi tocándose
los dispositivos.
Son todas ellas
comunicaciones de corto alcance y van desde centímetros a pocas decenas de
metros.
Decíamos que a este
portento tecnológico capaz de gestionar, de manera bastante transparente para
el usuario, los múltiples formas de comunicación que un móvil tiene, se le han
añadido sensores que lo transforman en una máquina de matar: Nos referimos a
sensores inerciales (para saber si estamos moviendo el móvil), sensores de
proximidad (para saber si el móvil está cerca de la cara), algunas veces un
giroscopio (para saber con precisión la posición del móvil), y por supuesto el
GPS que recibe las señales de unos satélites geoestacionarios y en función de
ellas es capaz de calcular la posición del móvil en el planeta.
Por si todo ello fuera
poco, la pantalla superpotente en brillo y colores, reconoce si la estamos
tocando y donde y se le han añadido al menos dos cámaras de alta resolución, un
micrófono y un altavoz.
Es posible que se me
olvide algún sensor adicional, pero con estos, de momento, ya tenemos bastante
A estas alturas
deberíamos estar impresionados sobre lo que un móvil es, pero es que aún hay
más. Sí. Es un potente ordenador que para sí lo hubieran querido en la NASA
cuando llevaron el hombre a la luna.
En este ordenador que el
móvil es, se le añade un programa que diseña cada fabricante de móviles
(middleware) y sobre él se instala el sistema operativo (curiosamente solo hay
dos, porque el resto solo tienen un uso marginal): El Android de Google y el
IOS de Apple.
El middleware de cada
fabricante se encarga de poner en contacto los dispositivos físicos
(comunicaciones, sensores, etc) con el sistema operativo. El sistema operativo,
a su vez proporciona unos recursos estándar a las aplicaciones, de tal forma
que si una aplicación quiere encender la linterna dará un comando estándar al
sistema operativo y éste a través del middleware encenderá la linterna.
Lo bueno es que la
aplicación podrá instalarse en cualquier móvil que tenga la versión adecuada de
Android o IOS para la que fue diseñada, generalmente sin problemas de compatibilidad.
Y ya hemos llegado donde
queríamos llegar: a las aplicaciones. Cualquiera, con las herramientas
adecuadas y con unos conocimientos básicos, puede diseñar una aplicación. Por
eso hay millones de aplicaciones.
Una aplicación no es más
que un conjunto de instrucciones sobre lo que debe hacer el ordenador del móvil
y en qué orden: como responder al usuario, que sensores usar, qué presentar en
pantalla, qué y con quien vamos a comunicar, etc.
Una aplicación puede
tener miles de instrucciones, cuantas más tenga, más memoria requerirá del
móvil y más compleja será. La madre del cordero aquí estriba en que cuando te
instalas una aplicación no sabes qué contienen esas miles de instrucciones. Te
tienes que fiar del fabricante.
Es obvio que la
aplicación debe hacer aquello para lo que te la has instalado, y eso lo hacen
casi todas, pero ¿hacen además algo más? Pues no se sabe. Por lo pronto,
legalmente están obligadas a preguntarnos si les permitimos hacer uso de ciertos
recursos del móvil y de nuestra información personal.
Seguramente y usando los
agujeros de seguridad que siempre encuentran, podrían acceder a información o
recursos del móvil para el que no les hemos dado permiso.
De esta manera una
aplicación que nos hemos bajado para algo en concreto, puede estar activando el
micrófono o las cámaras para espiarnos en determinado momento, o recopilando
cierta información sobre nuestras costumbres o nuestra localización física para
enviarlas a un servidor secreto, etc. Debemos ser conscientes de que esa
posibilidad existe.
Ahora que hemos revisado
lo que un móvil es, somos más conscientes de que en el bolsillo llevamos una
herramienta potentísima que permite saber lo que hacemos, espiarnos a nosotros
o nuestro alrededor y mil cosas más. Es un ordenador que tiene a su disposición
recursos muy complejos y que una aplicación cualquiera puede controlar de una
manera sencilla.
Para concluir, unas
recomendaciones básicas:
- Las aplicaciones que
nos descarguemos, siempre de proveedores fiables y reconocidos,
- cuidado con algunos
enlaces que pueden llevarnos a sitios poco recomendables
- no almacenar en el
móvil información confidencial o comprometida (todo lo que esté en el móvil
puede ser accesible en algún momento)
- cuidado a quien
dejamos el móvil, no sea que en un segundo nos instale algo raro (por ejemplo
escribiendo una dirección en el navegador) y,
- en general, tengamos
siempre en cuenta que, en cualquier momento, una inocente aplicación o una
visita a una web inadecuada, puede hacer que ese aparatito imprescindible que
llevamos siempre encima SE PASE AL ENEMIGO (si es que, secretamente, no
lo está ya).
Ojo al dato.
Comentarios
Publicar un comentario