Cuento de Navidad 2.023

 Era un veintidós de diciembre y su novia le había dejado. Fue el premio de la lotería de Navidad que Esther le había preparado especialmente para él. 

Sin embargo, las cosas no funcionaban así. Era él el que dejaba a sus novias. 

No podía creerlo, Esther le había dejado a él, al atractivo, seductor e irresistible Manuel. A él, que tenía una lista interminable de contactos de chicas con las que había estado. Los conservaba como una versión moderna del antiguo salón de los trofeos.


Nadie le había dejado hasta ahora. Haría que se arrepintiera durante mucho tiempo.

Lo tenía todo pensado: si ella le había preparado un regalo para el sorteo de Navidad, él le prepararía otro para el día mismo de Navidad. 

Se buscaría algún vídeo de esos de Internet en los que las chicas lo enseñan todo grabándose en el espejo del baño mientras se mueven de la manera más insinuante posible. Luego buscaría algún programa de inteligencia artificial que permite cambiar la cara de una imagen en movimiento y lo distribuiría entre sus amigos.

Ya había probado algún programa de ese estilo y era realmente sencillo usarlos y el resultado era espectacular. 


Fue cuidadoso. Eligió un video de una chica que tenía más o menos la misma altura, constitución y edad que Esther. Le dedicó un par de horas. No solo quería que el cuerpo fuera parecido sino que la performance de la chica fuera lo más picante posible rayando en el porno. Estaba convencido que así la humillación que sentiría Esther sería más profunda.

Se quedó con cuatro vídeos de chicas candidatas. Una vez que le pusiera la cara de Esther, elegiría el definitivo 


Elegir la foto de Esther fue sencillo, tenía muchas. Igualmente escogió una que le gustaba y  en la que estaba especialmente favorecida.


Abrió el programa de inteligencia artificial y pegó la cara de Esther sobre la imagen del primer video. El ordenador se puso a procesar un rato que aprovechó para ir a buscar una cerveza a la nevera y se fue al salón a tomársela. Estaba solo ya que sus padres habían salido a cenar aquella noche. 

Abrió una bolsa de snacks que junto con la cerveza, desapareció en pocos minutos.

Se levantó y volvió a su ordenador. El programa ya había terminado y reprodujo el vídeo falso. Se quedó impresionado. Era Esther sin ninguna duda esa que hacía esos movimientos tan provocativos. Incluso le puso un poco cachondo, pero rápidamente se reconvino, no podía olvidar cual era su objetivo. 


Repitió el proceso con los otros tres vídeos, incluida cerveza y snack y llegó a la conclusión de que le sería difícil elegir uno de los cuatro vídeos pues todos ellos eran espectaculares. 

Finalmente se decidió por el segundo que le pareció aún más creíble que los otros porque incluso los gestos faciales guardaban un enorme parecido con los de Esther.

Por último tomó del Whatsapp un audio de Esther y con otro programa de inteligencia artificial, sustituyó la voz de la chica del vídeo por la de Esther.


Guardó todos los ficheros, tanto originales como los modificados, en una carpeta que llamó Esther. El vídeo elegido para ser difundido lo llamó  “Esto es espectacular-tienes que verlo”


Naturalmente elegiría un método de difusión que guardara su anonimato. Él no era un pringao al que se le pueda pillar fácilmente y lo mandaría a los amigos y conocidos de Esther incluso a sí mismo para despistar. Por supuesto, ella no lo recibiría para que se preguntara por qué sus amigos la miraban de manera distinta y sonreían de una manera que no podía entender. ¿Tendría algún amigo de verdad que la avisara al principio o se enteraría cuando la cosa ya estuviera completamente descontrolada? Poco le importaba, la verdad. En cualquier caso, estaba seguro de que la haría sufrir tal y como se merecía.


Pensó si debería seguir con el menú de cervezas y snack o debería buscar algo en la nevera para terminar de cenar. Pero antes, escogió los amigos y conocidos de Esther que deberían recibir el vídeo y lo dejó todo preparado para enviarlo el día de Navidad por la mañana temprano. Un buen regalo de Navidad, sonrió. Mucho mejor que el que él había recibido el día del sorteo.


La noche de Nochebuena, tras la juerga con sus colegas se dispuso a meterse en la cama. Estaba bastante borracho, lo notó cuando se acostó y apagó la luz. Todo le daba vueltas. Sonrió. Era una sensación curiosa que conocía bien y que incluso le parecía tener su gracia. 

Aunque nadie lo vió, una sonrisa más amplia se dibujó en su cara cuando recordó el regalo que haría a Esther el día de Navidad, y con ese pensamiento tardó pocos segundos en dormirse.


Cuando se volvió a hacer consciente estaba soñando o quizás no, porque podía ver todos los detalles de su clase de la universidad. Allí estaban todos sus compañeros y también se vió a sí mismo. 

Cuando entró Esther, todos se callaron y al poco empezaron a oírse chanzas y risas. Esther estaba perpleja y no entendía nada. 

Una de sus más íntimas amigas, compadecida por la situación, se levantó y le mostró el famoso vídeo que estaba circulando ya por toda la universidad. Cuando Esther vio el vídeo se puso pálida y salió corriendo. Nadie salió detrás. 

Manuel vio como su propia cara reflejaba una sonrisa de satisfacción: por fin Esther estaba teniendo su castigo. 


Su sueño se movió a una comisaría en la que estaba Esther poniendo la denuncia. Explicó al funcionario toda la situación y este frunció un poco el ceño.

  • Según lo que cuentas, aunque tengas sospechas de tu ex-novio no hay evidencias claras de que haya sido él porque parece haber tomado todas las precauciones. De hecho, podría haber sido cualquier conocido tuyo con tu foto. Cursaremos la denuncia pero no puedo asegurarte nada. Hay muchas denuncias como la tuya y pocos expertos informáticos que puedan rastrear el origen del vídeo. Hay veces que nunca llega a saberse


Manuel vio en su sueño que la cara de Esther se oscurecía y se levantaba de la silla completamente derrotada, mientras que él, que se había asustado al comprender que Esther estaba denunciándole, suspiraba de alivio.


Al poco estaba en una habitación que inmediatamente reconoció como la de Esther. Ella estaba allí llorando con la única luz que entraba a través de una persiana semicerrada.

La puerta se abrió de sopetón y se encendió la luz. Y vio al padre de Esther que entraba gritando

  • ¿Se puede saber en qué estabas pensando cuando grabaste ese vídeo?

  • Papá, Yo no he grabado nada. Tienes que creerme -dijo Esther llorando

  • ¿Y quien es? ¿La hermana gemela que no tienes? ¿No has visto el vídeo? Es tu cara, tus gestos, tu cuerpo, incluso tu voz.

  • Papá, ahora hay apps y programas de ordenador que consiguen hacer eso fácilmente -dijo Esther interrumpiendo las palabras entre sollozos.

  • ¿Tan perfecto que pareces tú? ¿Tan perfecto que eres tú? No dices más que pamplinas. Ya han visto el vídeo tus tíos, tus primos y todos nuestros amigos. Nos has avergonzado a todos.

Y salió pegando un portazo. 


Esther se tiró en la cama y se acurrucó mientras lloraba en silencio. 

Manuel comenzó a pensar que su venganza estaba yendo más lejos de lo que había previsto. Hubiera querido consolarla y pedirle perdón pero él era en aquel sueño como una especie de fantasma y nada de lo que hacía o decía parecía tener ningún efecto.

Esther seguía llorando y pensando en lo que le estaba pasando. Todos la miraban o con lujuria o con escándalo o con vergüenza y muchos la sonreían con lascivia. ¿Y sus amigos?¿qué clase de amigos tenía? No solo no le contaron lo del vídeo sino que lo reenviaron a sus contactos sin ningún miramiento.

Ni siquiera su padre confiaba en ella. ¿Qué le quedaba?


Súbitamente abrió la ventana de su habitación, acercó una silla y se subió a ella. Manuel que temió lo que iba a hacer, intentó cogerla de un brazo pero sus manos de fantasma nada consiguieron.

De repente, en ese extraño sueño, él ya no era Manuel, ahora era Esther cayendo al vacío y viendo el suelo cada vez más cerca hasta que una negrura y un silencio absoluto le envolvieron.


Se despertó con el corazón latiéndole a mil y envuelto en sudor. Se incorporó mientras se hacía consciente de donde estaba y de lo que había soñado.

Poco a poco se tranquilizó, se levantó y fue al baño. Al salir al pasillo vio a través de la puerta del salón el pequeño Belén que su madre ponía todas las navidades como parte de la decoración.

Se acercó a él y se fijó en la figura más diminuta, la más humilde. La de un niño recién nacido y dijo dirigiéndose a Él

  • Gracias


Ese sueño había evitado que cometiera un error imperdonable. 

Alguien le dijo alguna vez que su propio nombre, Manuel, era otro de los nombres del niño Jesús


Mientras volvía a su habitación se dio cuenta de que había rezado por primera vez en su vida. Pero se dio cuenta de más cosas. Ahora entendía porqué le dolió tanto que Esther le dejara. No sólo fue su orgullo herido, seguramente también fuera que él la quería, pero ella se merecía alguien mucho mejor que él, hizo bien en dejarle.

Por eso cambiaría, tenía que cambiar. Nunca volvería a jugar con los sentimientos de nadie y algún día se haría digno de una buena chica, alguna como Esther.


Volvió a su habitación y encendió el ordenador buscó la carpeta Esther y pulsó mayúsculas suprimir. En la pantalla apareció un mensaje "¿Está seguro de que desea eliminar la carpeta Esther y su contenido de forma permanente?"

Pulso sí

A continuación tomó su móvil, abrió el Whatsapp y buscó a Esther. Escribió "Feliz Navidad. Que seas muy feliz este día y el resto de los días de tu vida" y envió.


Después abrió su agenda de contactos, buscó a Esther y seleccionó borrar.

Su móvil le preguntó: "¿Desea borrar a Esther de sus contactos?"

Manuel dudó unos segundos, quizá no volviera a encontrar una chica como Esther. Ella era mucho mejor que él.

Por eso pulsó SÍ.


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Dedicado a los que alguna vez han sufrido por la distribución de información maliciosa en las redes, algunos de los cuales lo pagaron con su vida (metafórica o literalmente hablando) y a todos nosotros, para que velemos por que la inteligencia artificial sea una bendición en nuestras vidas y nunca una maldición.

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Feliz Navidad


A la memoria de los que nos acompañaron otras Navidades y recorrieron junto a nosotros parte del camino.

Vuestras sillas vacías llenan de amor y recuerdos nuestros corazones.


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