Paradojas de la vida modenna




El otro día, en casa de unos buenos amigos (insisto en que los amigos o son buenos o no son amigos) me dijeron:

- Oye, tú que te manejas bien en la Internet, que hasta tienes un blog, podrías ayudarnos a abrir una cuenta para el niño que la necesita para la Universidad. Él como titular y nosotros como autorizados.
- Pero ¿cómo el niño no tiene cuenta? -les dije, por cierto, el niño debe andar por los veinte años-, vivís en el Pleistoceno.
- No le ha hecho falta hasta ahora -me contestó-, además los bancos ya no dan intereses, sólo problemas.

No pude por menos que darle la razón, y nos pusimos manos a la obra los cuatro. Yo pilotando el ordenador y ellos tres mirando embobados la pantalla.

Elegimos un banco de esos online en los que los padres tenían cuenta hacía lustros (claro, que cuando ellos se hicieron la cuenta ahí, se llamaba banca telefónica, no banca online), por lo que pensamos que todo sería más fácil.

Serían las 8 de la tarde. A las 9 y pico, aún no habíamos conseguido abrir la cuenta, que si el carné por aquí, que si firma un documento por allá, que si los puntitos se quedan bailando eternamente al pasar de pantalla y a empezar de nuevo, que si bajarse un documento de 120 páginas que debes leerte antes de continuar (obviamente, ni nosotros ni nadie hace semejante barbaridad), que si …

Por cierto, lo de firmar documentos por Internet, al menos en este caso, tuvo su gracia, porque si hubierais visto el sufrimiento de mis amigos intentando imitar su firma con el ratón y repetirlo 100 veces porque lo que les salía parecía escrito por un niño de 3 años, os habrías reído por no poneros a llorar delante de todos.

Cuando les llegó el turno a los padres, el programita les dijo:
- Si ya eres cliente de nuestro Banco, continúa por aquí.
Allí pinchamos y después del proceso tedioso de dar conformidad 100 veces a múltiples cosas, bajarse 30 documentos, firmar sufriendo con el ratón a la vez que se saca la lengua, etc, el programa les pidió que sacaran una foto al DNI por las dos caras y las subieran. Mis amigos, llegados a este punto y tras hora y cuarto de sufrimiento se negaron en redondo.
- Pero si ya somos clientes -dijeron-.  ¿Cómo va a pedirnos que subamos el DNI?. Ya hemos metido nuestras claves y nuestra firma digital. Eso debe estar mal. Esto es un infierno.

Y luego dirigiéndose a mí, dijeron:
- Cancela el proceso y mándalo todo a freír espárragos. Mañana vamos a la sucursal de toda la vida a abrir allí la cuenta con un empleado de carne y hueso. ¿Que nos cobran más comisiones? pues las pagamos
- ¿¿¿Cancelar???? -dije-, ¿cómo se hace eso?
-No sé. Tú eres el experto
-¿¿¿Yo???, El proceso de apertura de cuenta lo han diseñado seres ajenos a mí, con los que no tengo ninguna conexión cerebral -les dije.
-Pues nada, déjalo así, cuando la cuenta les moleste que nos llamen, tienen todos nuestros datos. Les hemos tenido que dar hasta el número de zapato.

Y así se quedó. De esta manera, hemos llegado a donde quería llegar: a demostrar una de las miles de paradojas o contradicciones de la vida modenna.
Por una parte los requisitos de identificación son cada vez más estrictos pero por otra se disminuye el número de empleados que pueden verificar la identidad. Porque seamos realistas: la sucursal bancaria al lado de casa es un ente cercano a la extinción. Y esto es una contradicción más, porque hoy día si no eres cliente de un banco, ni puedes pagar recibos, ni cobrar una nómina, ni nada de nada. Prácticamente, no existes.
Así que necesitas obligatoriamente un banco que paradójicamente cada vez es más inaccesible, tanto por la dificultad para hablar con un empleado como por la pasta que te cobran por ser cliente.

Y más contradicciones: las leyes de protección de datos dicen protegernos de que nuestros datos se usen para fines distintos a aquellos para los que los estamos dando, pero cada vez nos piden más datos y recibimos más llamadas de gente que no conocemos y que saben de nosotros más que nosotros mismos.

Pero volviendo al tema de los bancos, en cierto modo, les entiendo. Les han puesto su negocio tradicional francamente difícil.
Si antes vivían bastante bien de la diferencia entre lo que pagaban por los depósitos y lo que cobraban por las hipotecas, al transformarse las hipotecas en un negocio ruinoso han tenido que abandonarlas prácticamente (en el colmo de las contradicciones, los gobiernos y el BCE se sorprenden de que cada vez se concedan menos hipotecas). A ver quién es el majo que arriesga 200.000 euros para tener como retorno 2.000 al año. Con que uno de cada 100 no pague, te has comido el beneficio de los 99 restantes.

Así que los bancos han tenido que evolucionar. ¿Cómo? cambiando su negocio. Ahora se basa en las comisiones, los fondos de inversión, planes de pensiones y, todo ello, naturalmente, recortando costes (mogollón de empleados a la calle).

Aparte de que te cobran por todo, ¿no habéis notado la obsesión que tienen por colocarte un fondo de inversión o un plan de pensiones? La razón es evidente: en un fondo de inversión te pueden cobrar hasta un 2,5% anual de lo que metas. Seguramente más de lo que obtienen de una hipoteca, con la diferencia de que en el fondo de inversión el dinero lo arriesgas tú y en la hipoteca, el dinero lo arriesgan ellos. No hace falta ser muy listo para saber qué producto es el que hay que promocionar.

Además la operativa bancaria es cada vez más compleja. ¿Recordáis MIFID 2? Toda esa normativa de protección al inversor. ¿De protección al inversor? Ja, permitidme que me ría.

Estaba yo un día en mi sucursal de toda la vida haciendo unas gestiones con el empleado de siempre, cuando observé que su impresora se ponía a escupir hojas y hojas de papel.
Le pregunté 
- ¿Oye, esos papeles no serán para mi, que yo solo he venido a pagar un recibo?
- No. Es el contrato de un depósito al 0,01% del abuelete que está atendiendo mi compañero -me respondió mientras señalaba a la mesa de al lado.
- Pero que sigue escupiendo hojas -le aclaré- debe llevar por lo menos 50.
- Sí, es lo normal. Ahora con MIFID 2 hay que firmar muchos papeles.
- Pues valen más las hojas de papel que lo que le vais a pagar de intereses. Al menos dejará claro el tipo de interés, la penalización por cancelación, el vencimiento y periodicidad del pago.
- No –respondió el empleado-. Eso no está en las 60 hojas. Está en los anexos, en las condiciones particulares.
- ¿Y dices que esta normativa es la de protección del inversor o la de aniquilación de los bosques?

Esta vez no me contestó. Supongo que no sería la primera vez que oía la gracieta.

Pero sigue habiendo más contradicciones. Gracias a las nuevas normas de pago PSD2 y a las leyes de prevención del blanqueo de capitales, les están poniendo las cosas más difíciles a los chorizos.
Bueno a los chorizos no sé, pero a la gente normal desde luego: tienes que verificar tu identidad no solo con el PIN que ya te sabías, sino que necesitas un móvil. Como se te casque el móvil, lo pierdas o te lo roben, estás apañao.

Para prevenir el blanqueo de capitales van a reducir el pago en efectivo a 1000 euros o algo así, pero en el colmo de las contradicciones hay mogollón de billetes de 500 euros en circulación (aunque el común de los mortales no haya visto ninguno).

¿Alguien sabe para que valen los billetes de 500 euros?

Hombre, si no fuera por los billetes de 500, el pobre narcotraficante tendría que ir con un fardo bastante pesado para pagar la mercancía.
Y el pobre político corrupto. ¿Os imagináis lo desagradable que sería el viaje a Andorra para llevar el fruto de su 3%? En vez de entrar al banco con un elegante maletín, tendría que entrar con un saco de patatas cargado a la espalda, solo que en vez de lleno de patatas, lleno de billetes de 50 euros, y eso, elegante, elegante, no queda.
¿Y el pobre rico?, tendría que alquilar diez cajas de seguridad en el banco para meter un par de milloncejos en vez de una sola. No es plan.

Hay que disminuir la penosidad laboral de estos colectivos. Bastantes molestias tienen ya...

Así pues, vuelvo a plantear la pregunta completándola. ¿Alguien sabe para que valen los billetes de 500 si no es para alimentar la economía sumergida?
No sé, pero a mí todo esto me parecen contradicciones flagrantes.

He empezado con lo complicado que resulta abrir una cuenta corriente, a la vez que es estrictamente necesario tener una. He seguido con las leyes de protección del inversor que parecen proteger más a los bancos y las leyes de protección de datos que han permitido que tengan nuestros datos hasta Pericodelospalotes S.A. Después he hablado de las leyes de prevención del blanqueo de capitales a la vez que se mantienen billetes de altísimo valor, dedicados a blanquear capitales.
No sé, pero tantas contradicciones parecen conducir a una especie de sociedad esquizofrénica en la que el hombre de la calle, el ciudadano medio, tiene las de perder.

Se está construyendo una sociedad compleja y deshumanizada con ciudadanos llenos de estrés que se pelean a diario para resolver problemas enormemente sencillos transformados por los oligarcas, los burócratas y las empresas en tareas complejas, que unidas todas ellas, generan una sensación de pérdida de control que baja la autoestima y conduce a la depresión.

¿Es una conspiración? Tampoco lo sé, pero cada vez me parece ser más un títere con poquísimos grados de libertad, que un ciudadano.

Paralelamente a esa sensación, e intentando huir de las complicaciones de la vida moderna, las ganas de irme a vivir a una cueva, como ya he mencionado en algún post anterior, aumentan hasta hacerse casi insoportables.

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