2ª Lección vírica - Nos vamos a comer los mocos


Esta segunda reflexión sobre lo que el virus nos ha enseñado la centraré en el terreno económico, recordando alguna noticia al respecto que pudimos leer hará más o menos un mes.

Allá por finales de julio de este año 2.020, se publicaron los PIB (que miden la riqueza del país) trimestrales de los distintos países, y España quedó situada en la primera posición en la caída del PIB en la Unión Europea. Para que luego digan que nunca somos los primeros en nada. 

Nada menos que un -18,5%, seguida de Portugal (-14,1%), y para que tengamos una referencia, el PIB medio de la Unión Europea bajó un 11,9%. Así que, en términos porcentuales, nuestro PIB por poco baja el doble que la media.

Si esto fuera una empresa o un país normal, todo el mundo estaría haciéndose de cruces, porque a nadie le gusta estar el último, por detrás incluso del pelotón de los torpes, pero aquí fue una noticia que pasó sin pena ni gloria. Si esto fuera una empresa o un país normal todo el mundo, gobernantes, oposición, políticos en general, empresarios, sindicatos, ... estarían analizando las causas (bueno quizás no sea necesario porque parecen bastante evidentes), y lo que resulta mucho más complejo, elaborar un plan para evitar que eso vuelva a ocurrir en el futuro.

Comenzaremos entonces con las causas, recordando algunas nociones de economía básica: los sectores productivos se clasifican en primario (asociado a materias primas), secundario (asociado a la transformación de las materias primas, es decir industrias) y terciario (sector servicios). Que me perdonen los economistas si he cometido algún error o he simplificado en exceso, porque mi cultura económica es prácticamente periodística (de leer periódicos, entiéndase) y lo que recuerdo del instituto, pero como soy español, puedo hablar de cualquier tema como si fuera catedrático y con infalibilidad prácticamente asegurada. De este, también.

A nadie se le oculta que España es básicamente un país de servicios. De hecho, fundamentalmente hostelería y turismo. El problema que tienen los servicios es que solo funcionan cuando hay para comer (sector primario) y funciona bien la industria para hacer más productivo el sector primario (sector secundario). Cuando hay que recortar, los primeros perjudicados son los servicios… Hasta los ricos que caen en desgracia, saben que de lo primero que hay que prescindir es precisamente del SERVICIO doméstico.

Así pues usando un razonamiento de andar por casa, hacer que todo un país gire en torno a los servicios, no parece buena idea. Nos hace excesivamente dependientes de otros, como en el ejemplo anterior del servicio doméstico, de que al rico le vaya bien. 

Por si fuera poco, el virus ha aniquilado prácticamente el turismo y aunque hubiera riqueza sobrante en algunos de nuestros países vecinos, dispuesta a ser transferida aquí, vía consumo de habitaciones de hotel, de comidas, etc. se ha eliminado de raíz esa posibilidad. Creo yo que esa es la razón por la que nuestra economía ha caído casi el doble que la de la media. 

Si no me he equivocado en el análisis, la forma de evitar esto en el futuro sería cambiar la tendencia y, sin desatender el sector terciario, con el turismo que tan pingües beneficios ha traído a la economía española, comenzar a invertir en los sectores primario y secundario.

Recordemos que durante años se ha animado a España a desatender estos sectores, las subvenciones de la UE para arrancar viñedos o eliminar vacas lecheras, por ejemplo, han sido cuantiosas, seguramente para garantizar la subsistencia de ese sector en otros países. Ahora, el sector agrícola y ganadero español tiene serias deficiencias y es poco rentable, tanto desde el punto de vista económico, como vital. Y digo vital porque te tiene que gustar mucho el campo para que decidas vivir fuera de la ciudad y encima dedicándote a ser agricultor o ganadero…

Porque a muchos otros que nos gusta el campo, lo más que nos atreveríamos sería a abrir una casa rural (de nuevo sector terciario). Y es que lo de doblar el lomo en la agricultura o la ganadería, es realmente duro. Lo mismo puede decirse de la pesca, otra actividad primaria importante.

Así pues, tenemos un sector primario desatendido totalmente, lo de la industria también es patente y España no destaca precisamente por tener una industria muy boyante. La otrora potente industria textil, zapatera o juguetera, se ha ido desmantelando poco a poco, quedando solo a nivel testimonial. La industria siderúrgica también es cada vez más escasa y en la automovilística, no tenemos ni una sola empresa española y dependemos de los caprichos de las multinacionales, que siempre, oh sorpresa, arriman el ascua a su sardina.

Hay otra actividad económica importantísima: La investigación y desarrollo (I+D). No sé en qué sector se encuadraría. Como no tengo que dar explicaciones a nadie, yo crearía un sector nuevo: el cero, por delante incluso del primario. Y es que puedes ser muy bueno segando trigo, pero si un listo va e inventa la cosechadora, como que aumenta bastante la productividad. Si encima tienes un sector secundario que es capaz de fabricar cosechadoras a tutiplén, ya ni te cuento.

El problema del I+D es que no produce dinero al instante, si no que requiere una inversión continua y los resultados no están garantizados. Sin embargo, cualquier país serio sabe que tiene que tener una potentísima actividad en I+D si quiere ser dueño de su futuro. Aquí como el futuro no llega más allá de las próximas elecciones, tampoco es tan importante. 

Concluyendo, tenemos desatendidos todos los sectores incluyendo el I+D, excepto el de servicios, y ahí tampoco es que se haga una gestión super lúcida, porque nuestro sector turístico se basa en un modelo masivo que requiere un gran número de turistas para que sea rentable. Y aunque se hable de turismo de calidad, con menos turistas que gastan más, no parece que se haga nada para fomentarlo, y si no que se lo digan a los habitantes de algunas localidades costeras que están hasta el gorro de turistas borrachos y pendencieros.

Cambiar el estado de las cosas para que no fuéramos los más perjudicados en las próximas crisis económicas (que las habrá seguro) y las próximas crisis sanitarias (que seguramente, también) pasaría por tanto, por disminuir nuestra dependencia del turismo, evolucionando hacia un turismo de calidad, aumentar el peso de los sectores primario y secundario  y por último incrementar el I+D haciendo que sea ésta una actividad ESTRATÉGICA para el país.

Son políticas que requieren un enfoque de largo plazo, algo que llegue más allá de los cuatro años que dura una legislatura. Ese es otro fallo de la democracia. ¿Para qué se va a plantar un bosque de pinos, por ejemplo, si cuando el bosque esté crecido y mejore el clima de una zona, los que lo idearon y llevaron a la práctica, lo mismo están muertos?

Por tanto, las políticas promovidas por los gobiernos son siempre de corto plazo, y como tal, de escasa rentabilidad (las más rentables suelen tener períodos de maduración largos). Sería necesaria una estrategia de país que fuera consensuada por la mayoría. Imposible de todo punto: no suelen ser capaces de ponerse de acuerdo sobre dónde se sentarán en el parlamento como para ponerse de acuerdo en una visión de país de largo plazo.

Esa es la razón por la que los populismos arraigan en las democracias (un pequeño paréntesis aquí, recordemos que los populismos no tienen signo político, los hay tanto de derechas como de izquierdas). Los políticos se enfocan en ideas atractivas para la población con promesas a corto plazo. 

Se puede pedir prestado trigo para repartir unos granos entre la población (populistas) o, en cambio, para sembrarlo y al cabo de un tiempo obtener una cosecha con la que devolver el préstamo (así te aseguras de que te volverán a prestar, en caso de necesidad), repartir entre la población y guardar algo para volver a sembrar (estadistas). 

La actitud populista queda reflejada en el dicho pan para hoy y hambre para mañana. Pero aún así, me temo que entre nuestros políticos haya más populistas que estadistas, y en esas condiciones, cada vez que vengan mal dadas, mucho me temo que, como ahora, tengamos que comernos los mocos.

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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.


Comentarios

  1. Sobre el turismo, vale que genera empleos, pero habría que analizar qué tipo de empleos: empleos precarios y temporales la mayoría de ellos como camareros y limpiadoras de hotel que trabajan tres o cuatro meses. Quizá quede bien para contabilizarlos como empleos, pero no creo que sea lo mejor para un país, depender de este tipo de trabajos. Por otra parte, también habría que ver a donde va a parar el dinero que dejan los turistas. Se manejas cifras globales, pero si se bajara al detalle, yo diría que la mayoría va a los touroperadores, dueños de hoteles, restaurantes y chiringuitos varios, que al fin y al cabo son unos pocos, mientras para el resto quedan las migajas. Y hasta me atrevería a decir que parte de este dinero queda en manos de extranjeros, dueños de touroperadores, lineas aéreas y hasta dueños de hoteles y restaurantes, que, en muchos de los casos, son también extranjeros.Como ejemplo, los guiris que vienen con todo pagado a emborracharse, dudo mucho que dejen mucho dinero aquí.

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    1. Gracias, Pepe por tu comentario. Creo que tus argumentos refuerzan los míos para incidir en la necesidad que tenemos de enfocarnos en otros sectores productivos y en I+D. Respecto al turismo, si fomentamos el de calidad, será bueno para todo, desde la ecología hasta seguramente la calidad del empleo que genera

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