Deshumanismo

 


Nos cuenta la Historia que allá por los comienzos del siglo XVI, hubo un cambio en la forma de pensar de la gente. Estuvo asociado al Renacimiento y se pasó de una sociedad en la que todo giraba en torno a Dios a una en la que todo giraba en torno al hombre. A ese movimiento se le llamó humanismo y uno de sus principales exponentes fue Erasmo de Rotterdam (gracias al cual nuestros estudiantes pueden disfrutar del programa Erasmus)

Pues bien, estoy convencido de que ahora, en cambio, vivimos en una época en la que el ser humano ocupa uno de los últimos puestos en la atención de la sociedad. ¿Quién ocupa ahora el primero? Ni idea, quizás el dinero… le dediqué un post a la posible ideología actual que titulé El materialismo, la nueva religión.

Pero, independientemente de quién sea el centro ahora y no podamos poner a esta etapa social un nombre en positivo, lo que sí sabemos es que el ser humano no lo es y, por eso, sí podemos ponerle un nombre en negativo: el deshumanismo

En esta etapa, puedes intentar pedir una cita médica por internet, pero te la dan para la primavera y solo si es telefónica. Aunque claro, eso si tienes internet, si eres mayor y no usas esas cosas, solo te queda el teléfono, pero resulta que sale una máquina, porque debe ser carísimo poner una persona humana que te atienda (luego tenemos a millones de personas en el paro…), si tienes suerte y contestas las cosas apropiadas consigues tu cita médica telefónica para primavera.

Luego ese día de primavera, a esa hora, estás esperando como un pringao delante del teléfono y lo mismo ni te llaman. Si consigues, armado de paciencia, hablar con alguien humano y pedir explicaciones de que ha pasado con tu cita, te dicen que te han llamado pero no contestaste. Y tú miras tu pobre teléfono y le preguntas enfadado “¿por qué no sonaste?”, miras las llamadas perdidas y no hay ninguna. ¿qué puedes hacer? pedir otra cita, pero esta te la dan ya para el verano. 

No sé cuánta gente habrá matado el covid (dicen que nadie lo sabe y que como hay 17 comunidades autónomas, averiguarlo es más complicado que demostrar la existencia de la materia oscura), pero seguro que una poca más ha matado la desatención a cuenta del covid. 

Pero sigamos con nuestra historia del médico: Desesperado, te presentas en el ambulatorio, pero o está cerrado o no te dejan pasar. Si te pones un poco alterado y aunque tengas 84 años, rápidamente se presenta el de seguridad o aparece un coche de policía, que de momento son los únicos que atienden por teléfono. Así que… a casita con la cabeza baja (y sin tu cita médica). 

He dicho de momento, porque supongo que en el futuro, eliminarán también a las personas que atienden el teléfono de la policía no sea que se contagien y así de paso nos ahorramos una perrillas. 

Me imagino las llamadas a la policía en un futuro no muy lejano:

  • Ha llamado usted a la policía. Estamos encantados de atenderle. Le recordamos que esta llamada puede ser grabada. Si quiere revisar nuestra política de privacidad, por favor pulse 1, en caso contrario espere
  • ...
  • Por favor, indíquenos brevemente el motivo de su llamada
  • ¡¡¡Están intentando entrar en mi casa!!!
  • Lo siento, no le hemos entendido. Por favor, indíquenos brevemente el motivo de su llamada
  • Quieren derribar la puerta de mi casa
  • Lo siento, no le hemos entendido. Por favor, seleccione la opción correcta. 1- Le están intentado asesinar, 2- Le están atracando, 3- Otras opciones
  • 3
  • Ha seleccionado otras opciones, por favor, elija una de las opciones siguientes: 1- Están intentando quemar un contenedor, 2- Están intentando entrar en su casa
  • 2
  • Ha seleccionado 2, están intentando entrar en su casa. Pulse 1 si posee puerta blindada en cualquier otro caso, pulse 2
  • 2
  • Ha seleccionado 2, no posee puerta blindada. Lo sentimos. No tiene sentido desplazarnos porque para cuando lleguemos, los delincuentes ya estarán dentro y legalmente no podremos distinguir entre los legítimos propietarios de la vivienda y los intrusos. Le deseamos mucha suerte. Gracias por contactar con la policía. tu-tu-tu-tu

Idénticos problemas tienen los que necesitan hacer una gestión ante la seguridad social o el paro, o cualquier otro trámite administrativo como en las universidades públicas. 

Todo debe hacerse a través de páginas web que normalmente suelen funcionar como el culo, especialmente si hay que identificarse. Los mecanismos de identificación son tan complejos y están tan protegidos que normalmente ni el usuario legítimo puede acceder. Así que no queda otra que llamar por teléfono, pero los teléfonos, últimamente están de adorno, porque solo caben tres posibles alternativas: 

  1. Te sale una locución que te manda a hacer gárgaras y te dice que uses la web que has dejado de usar porque no funciona.
  2. No contesta. Después de esperar 14 tonos de llamada, suena el temido tu-tu-tu
  3. Comunica. Lo que te da cierta esperanza, porque piensas que están atendiendo a otro. Vuelves a llamar y entonces se produce el caso 2 

Desesperado dices “me voy adonde sea y lo resuelvo en persona”. Nooooooo. Recuerda que en la web ponía en negrita que no se atenderá presencialmente salvo con cita previa. Vuelves a abrir la página web, pinchas el enlace de cita previa y te sale un calendario, todo en gris, pinchas un día de la semana que viene y te aparece un mensajito “No hay citas disponibles”. Pinchas un día del mes que viene y aparece el mismo mensaje. Te vas a dentro de tres meses y sale el mismo mensajito. Ale, al final consigues cita en primavera.

Lo malo es que el plazo de lo que sea habrá expirado para entonces. Te tranquilizas pensando, “bueno seguro que amplían el plazo teniendo en cuenta las circunstancias y que he hecho todo lo posible”. CRASO ERROR. Tendrás que pagar la multa por retrasarte o habrás perdido el derecho a algo o las consecuencias que correspondan. Pero bueno, como no puedes hacer nada, pensar eso de que ampliarán el plazo, al menos es tranquilizador.

La empresa privada no es que vaya mucho mejor: como quieras hablar con alguien de una compañía telefónica o de la luz o del banco, no eres capaz de salir de las máquinas parlantes a menos que digas que quieres comprar algo. Si al final consigues hablar con alguien, tienes que contar tu problema al menos tres veces, porque uno te va pasando a otro. La tercera vez que lo cuentas ya lo repites como si fuera una letanía, es decir, mientras piensas en otras cosas. Esa tercera persona parece la adecuada por lo que pregunta y piensas “voy a tener suerte, lo mismo lo resuelvo” pero, cuando parece que ya está, te dice “espere un momento mientras hago una consulta”. Esperas dos minutos y… de repente, el temido tu-tu-tu. ¿Y ahora como vuelvo yo a hablar con ese individuo que parecía saber de qué iba la vaina?

De ninguna manera, porque es imposible volver a hablar con la misma persona. Si aún tienes moral, vuelves a repetir el proceso y si no, mañana será otro día. Todas las empresas dicen estar preocupadísimas sobre como mejorar el servicio a sus clientes pero ni a una se le ocurre que, en la situación descrita anteriormente en que se corta la llamada, sea el empleado el que te llame, aunque tengan todos tus datos. Supongo que lo harán por no molestar. Y es que lo de molestar lo dejan para la siesta del sábado y ofrecerte un descuento, además de toda la liga.

Por tanto, ni en el terreno público ni en el privado tienen nuestros males remedio y nos sentimos desamparados, indefensos, sin capacidad de reacción. Si encima eres una persona mayor con dificultades con las malditas nuevas tecnologías, ni te cuento. Se sienten como si fueran de otro planeta. Solos y desamparados si no fuera por algún alma caritativa que les arregla las cosas del banco o de las administraciones. Sin esas almas caritativas, lo mismo estaban ya muertos y resuelto por la tremenda el debate de la eutanasia.

Luego se sorprenden de que las enfermedades mentales estén proliferando, y que el suicidio sea la primera causa de muerte no natural en España, pero ¿cómo no?. Para tener una cierta estabilidad mental es necesario creer que se tiene algo de control sobre los acontecimientos y sobre la propia vida. Sin embargo, en esta que nos ha tocado vivir, estamos a merced, por ejemplo, de las inhumanas páginas web y las más inhumanas aún máquinas parlantes. 

Toda interacción humana está desapareciendo en las gestiones y transacciones administrativas y comerciales. Ese es el mayor afán de las administraciones públicas y las empresas privadas para disminuir los costes. La deshumanización en las relaciones con estas entidades avanza a pasos agigantados al mismo ritmo que crece el paro y que no se sabe que hacer con esa enorme masa de gente que no tiene para vivir y para la que se piensa en un ingreso mínimo vital. 

Dicho de otra forma, tienes a mogollón de gente penando para relacionarse con las entidades porque hay que hacerlo a través de máquinas y a la vez tienes a mogollón de gente sin hacer nada a la que hay que pagar algo para que no se mueran de hambre y que, en muchos casos,  disfrutaría haciendo un trabajo útil interactuando con otros seres humanos.

Si no fuera porque no somos lo suficientemente listos para eso, uno podría pensar en una inmensa conspiración dedicada a hacer de todos nosotros unos memos más grandes de lo que ya somos. 

Así que, para cada cosa hay un procedimiento en el que se intenta eliminar cualquier interacción humana y, además, no puedes salirte de él ni estando en juego la vida de las personas (¿os acordáis de aquel joven que murió de un infarto porque los médicos que estaban en el ambulatorio de al lado no podían salir y dejar el ambulatorio desatendido? Normal, si lo hacían, lo mismo venía alguien que necesitara asistencia y no podrían atenderle). 

¿Es esta una sociedad inhumana o no?

Entonces asumamos que estamos en el periodo deshumanista

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