El poder de las palabras
La semana pasada, en la 6ª lección vírica, hablábamos de que necesitábamos la independencia del exterior para poder vivir una existencia un poco más digna, sobre todo cuando las circunstancias externas no son muy favorables. Es lo que se ha venido llamando amueblarse la cabeza para que, cuando vienen mal dadas, uno no caiga en la desesperación y, cuando vienen las vacas gordas, no caer en una euforia desmedida que nos conduzca a la desgracia.
El problema es que para amueblar la cabeza no nos vale con ir a una tienda y comprar las habilidades o las fortalezas que queremos para nosotros, sino que se trata de un proceso arduo en el que las palabras (y por ende, las imágenes, que como sabemos, cada una vale por mil palabras) introducidas en nuestra mente, juegan un papel vital.
De ahí que se hable del poder de los medios, que son los que difunden las
palabras e imágenes que construyen nuestra personalidad. De ahí, que yo culpara
a los medios en general (como siempre, generalizar es malo y alguno habrá que
se salve) de la extrema negatividad y desesperanza que se respira en estos
momentos especialmente castigados por el coronavirus. También decía que si en
los episodios neutros de nuestra historia, los medios se afanan por buscar las
noticias negativas y regodearse en ellas, nada podemos esperar de ellos en los momentos en los que el entorno en sí, es negativo.
El poder de las palabras es evidente e irrefutable. Lo que no sé es porqué
no reflexionamos suficientemente sobre él. Con las palabras se construyen las
grandes personas y con las palabras se destruyen vidas. Antes se decía “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”.
Ahora, en la época de lo políticamente correcto, esa frase sería considerada
machista e incluso homófoba y la tenemos que sustituir con “detrás de una gran persona hay otra gran
persona”. La razón es la misma: detrás de una persona brillante, hay o ha
habido otra persona brillante que con SUS PALABRAS le ha animado o formado.
No nos damos cuenta de que con LAS PALABRAS, los poderosos juegan con
nosotros, nos manipulan y nos transforman en los peones de sus partidas de
ajedrez. Porque los poderosos siempre han disputado su poder jugando con
nuestras vidas, mientras ellos, en sus suntuosos despachos y salones, diseñaban
las partidas. Cuántas vidas no habrán sido segadas en Europa por las disputas,
las rencillas, incluso los amoríos de los reyes durante siglos.
Y, ¿nos creemos que ahora es distinto? Seguramente, no. La diferencia es que antes eran reyes, príncipes o validos y
tenías que pelear por sus oscuros intereses porque si no te cortaban los huevos
y te atragantaban con ellos, y ahora son entes ocultos y nos convencen por
WhatsApp, Facebook, Twitter por los periódicos o la televisión (películas, series y telediarios) de
lo que tenemos que hacer y pensar. Es decir, usan LAS PALABRAS.
Si aún tenemos dudas, basta con ver los últimos disturbios de la noche de
Todos los Santos (me niego a decir Halloween, ¡Anda!, ya lo he dicho), en la
que unos pobres gilipollas saqueaban tiendas, convencidos no sé por cuales
PALABRAS que escucharon.
No se dan cuenta esos pobres energúmenos
que mientras que los que diseñaron los disturbios están tan tranquilamente en
los despachos de sus casoplones, ellos recibirán un día de estos, en el humilde
pisito de sus padres, la visita de la policía, se los llevarán detenidos y
comenzarán un calvario que les durará bastante tiempo, eso si no les destroza
directamente la vida.
Y eso ocurrirá inevitablemente así, porque el sistema se pone en marcha
como una locomotora y no hay quien lo pare. Por muy encapuchados que fueran,
por un indicio (total, solo habrá 200 videos de las tropelías) se pilla a uno
que conoce a otro y que a su vez delata a otro, hasta que muchos de los
interfectos sean pillados. Así que, una gran mayoría de los que salieron
alegremente con los productos robados pagarán con creces su precio.
Con las palabras, Hitler
convenció al pueblo alemán de las bondades de sus ideas. Usando las palabras convenció a todos de que había que acabar con millones de judíos, gente normal,
gente como tú o como yo, con hijos, padres y hermanos, con los mismos
sentimientos, anhelos y sufrimientos nuestros. ¿Cómo se puede convencer a
alguien de algo así? Con las palabras,
que repetidas las suficientes veces desde los suficientes interlocutores,
transforman en verdad las mentiras más increíbles.
¿Tenemos ya alguna duda sobre que si le decimos a alguien (con palabras o
gestos) que es un inútil aumentamos la probabilidad de que lo sea?
(naturalmente lo contrario también es cierto).
Alguna vez leí que en un experimento separaron a los listos de los tontos
en un colegio, pero por un error burocrático, los listos recibieron la
formación destinada a los tontos y viceversa. El resultado es que los listos se
hicieron tontos y los tontos, listos.
Si por fin nos hemos convencido del poder de las palabras, tengamos cuidado
con las que escuchan nuestros oídos.
Tengamos cuidado con las imágenes que ven
nuestros ojos y naturalmente, tengamos cuidado con las palabras que pronuncian nuestros labios. No es lo
mismo decir cada diez minutos “esta
vida es una mierda” (aunque muchas veces lo sea) que decir “¿no es verdad que hoy hace buen día?”
Y para terminar, como regalo a todos aquellos que hayáis conseguido llegar
hasta aquí, os ofrezco unas cuantas palabras positivas que deberíamos usar más
a menudo e incluso transformarlas en mantra. Ya veréis como hasta el simple
hecho de leerlas es agradable.
Que la salud, la vitalidad, la felicidad, la alegría, el optimismo, el entusiasmo, la paz, la calma, la tranquilidad, el sosiego, la armonía, el equilibrio, la valentía, el coraje, la fortaleza, la riqueza, la abundancia, la prosperidad, la belleza, la gratitud, la tolerancia y la esperanza estén con nosotros y nos acompañen siempre.
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Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión
Tienes mucha razón en lo que dices. Las palabras bien empleadas, bien utilizadas aportan cultura, aportan formación personal. Hay otras palabras, que según la personalidad de cada persona, puede ser incendiarias. Hablo de estas personas que quizá por algún motivo sociológico están más dispuestas a destruir y arrasar que a arreglar y construir. Cuando se trata de masas hay que tener mucho cuidado con esas palabras a menos que se quiera armar la de Troya. Pero también están las personas que tienen arraigadas sus ideas y sus creencias y necesitarían muy buenas razones para cambiarlas a, riesgo de ser intransigentes.
ResponderEliminarGracias desconocido, primero por haber dedicado parte de tu tiempo a leer el post y segundo por el esfuerzo de escribir unas palabras.
EliminarEn esta época donde las cientos de opciones de ocio rivalizan entre sí para capturar nuestro tiempo, que alguien dedique parte del suyo a leer lo que yo escribo, me parece todo un lujo para mí.
Yo también estoy de acuerdo contigo en lo que dices. Hay gente que cada vez que habla genera división, odio... lo que antes se llamaba sembrar cizaña. Ahora parece que se ha puesto de moda, e incluso gozan de mucha popularidad los que lo hacen. Entre los grandes mandatarios del mundo hay unos pocos de esta especie.
Efectivamente, cuando se trata de masas habría que tener aún más cuidado salvo que, como tú dices, se quiera armar la de Troya. Honestamente, creo que ese es el objetivo real. Utilizan a la masa para conseguir sus objetivos, aunque sea a costa de fracturar la sociedad.
Consecuencia: hay que procurar no ser masa. Y eso solo se consigue, como digo en el post, amueblando la cabeza: leyendo, indagando y siempre siendo muy meticuloso con lo que metemos en nuestra cabeza.
Por último abres un debate interesante, el de las personas que pase lo que pase e incluso con evidencias en contra, no cambian sus ideas. Probablemente esa y no otra sea la medida de la vejez de un cerebro. Hace unos meses le dediqué un post a ese tema:
https://siguientenivelnextlevel.blogspot.com/2020/07/rigidez-mental.html
Un saludo
Voy a intentar poner el enlace que he puesto antes pero en plan bien: Esta es la entrada de mi blog a la que me refería:
ResponderEliminarRigidez mental