Un favor te pido - I


 Pasaron algunos años y el dinero que llegaba a raudales de Villarriba había conseguido cambiar el destino de Villabajo, la pobreza había casi desaparecido y una cierta prosperidad se había instalado en el pueblo. El crecimiento económico de Villabajo durante estos años había sido muy superior al de Villarriba, pero la distancia en riqueza que les separaba era tanta, que aún les quedaba mucho camino por recorrer para poder alcanzar al rico pueblo de Villarriba.

Sus alcaldes, los hermanos Álvarez, Arturo y Vicente se reunían de forma asidua tanto para tratar los asuntos que tenían comunes como para discutir de los más variados temas, una vez recuperada su relación, tantos años inexistente, debido a su disparidad de ideas.


Esta vez fue Arturo, el alcalde de Villarriba el que comenzó a hablar para pedirle algo a Vicente, el alcalde de Villabajo

  • Hay que felicitaros por el progreso de estos últimos años. Tu pueblo no tiene nada que ver con aquel para el que me viniste a pedir ayuda hace ya algunos años.

  • Ha sido gracias a vosotros. El dinero que nos prestásteis ha conseguido el milagro.

  • Bueno, algún mérito tendréis vosotros -reconoció Arturo

  • Sin duda, pero sin ese dinero que nos enviasteis nunca hubiéramos podido salir del agujero.

  • Nosotros también hemos salido beneficiados -dijo Arturo-. Vuestra prosperidad, además de generar riqueza para vosotros, ha traído riqueza para Villarriba. No solo porque hemos cobrado los intereses de la deuda, si no porque ahora compráis los productos que manufacturan nuestras fábricas.

  • Me alegra saber que nuestro trato fue beneficioso para ambos -dijo Vicente

  • Sin duda lo fue -dijo Arturo-. Pero ahora soy yo el que quiere pedirte algo 

  • Habla, si está en nuestra mano, intentaremos corresponderos.

  • Nuestros agricultores y ganaderos están preocupados por su futuro y me están comenzando a causar problemas.

  • No lo sabía. ¿Y por qué?

  • Sois vosotros el origen de su preocupación. 

  • ¿Nosotros? -preguntó sorprendido Vicente.

  • Sí. Debido a vuestro clima más benigno, y seguramente a la riqueza de vuestra tierra, no solo producís aceite, vino y leche de mejor calidad que la nuestra si no que encima es más barata.

  • Bueno -reconoció Vicente- Ya sabes que hay muchos productos de nuestra tierra que tienen fama por su calidad. 

  • Sí, y ése es el problema. Nuestros agricultores y ganaderos están comenzando a resentirse en su economía. Venden menos y encima están viéndose obligados a bajar los precios para poder competir con vosotros.

  • ¿Y qué podemos hacer nosotros? -preguntó Vicente


Arturo se incorporó en su sillón y se acercó a Vicente para continuar.

  • Queremos que dejéis de cosechar y vender esos productos

  • No digas tonterías. No puedes estar hablando en serio ¿Me estás pidiendo que les diga a mis agricultores que arranquen sus olivos y sus viñedos y a mis ganaderos que vendan sus vacas?

  • Sí. Eso es lo que te estoy pidiendo

  • ¿Estás loco? ¿qué les diré?¿de qué vivirán?

  • Les dirás que no hay suficiente mercado para todos y que tenemos que regularnos. Naturalmente no tendrás que obligar a nadie, porque habrá suficientes subvenciones de Villarriba para aquellos que abandonen la producción de esos artículos. Eso resolverá el problema. Además habrá tiempo suficiente y el cambio se producirá prácticamente sin enterarse.

  • ¿Y por qué no das las subvenciones a vuestros agricultores? Sus productos son peores.

  • Tienes razón y eso es lo primero que he intentado hacer, pero nuestros viticultores y ganaderos tienen un gran poder en Villarriba y me han dado un ultimátum, o peleamos esto o retirarán su apoyo a mi partido en las próximas elecciones.

  • Debes rechazar esa presión. Es lo justo, nuestros productos son mejores y en abundancia. Es lo ético -enfatizó Vicente-. Tú mismo me has hablado muchas veces de ética. Me has dicho que esa era una de las ventajas que Villarriba tenía sobre Villabajo, que teníais una ética fuerte que no dependía de las leyes, sino de unos valores absolutos en los que creíais.

  • Vuelves a tener razón, Vicente. No me gusta pedirte lo que te estoy pidiendo

  • ¿Entonces por qué lo haces? ¿Dónde está ahora tu ética?

  • Si yo rechazo la presión de mis agricultores, lo más probable es que pierda las próximas elecciones, y el nuevo alcalde volverá a la carga con más saña que yo sobre este tema.

  • Pero ¿y tu ética?¿y vuestra ética?

  • Nuestra ética quedará tocada pero sobrevivirá. Al fín y al cabo, la ética plantea los problemas más complejos cuando hay que elegir entre opciones excluyentes que afectan a distintos individuos. Te pondré el ejemplo típico: Tienes solo un trozo de pan y dos niños hambrientos. ¿A quien se lo darías?

  • No sé. Supongo que lo repartiría

  • Si lo repartes los dos morirán de hambre porque no es suficiente para alimentarlos

  • Entonces lo echaría a suertes -dijo Vicente-

  • ¿Para eludir tu responsabilidad, lo dejas en manos de la suerte?




----

Monografías de Siguiente Nivel


Compendio de Autoayuda

Trucos ecológicos

Suplantator el Extraterreste

La solución definitiva

Lecciones víricas

Historias de Villarriba y Villabajo

----

Estos son los objetivos y estos otros los sueños 

de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos, 

ayuda a su difusión, compartiendo, comentando 

o marcando “me gusta” en las publicaciones 

o en la página.

----

Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. 

Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre 

en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que 

cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento de Navidad 2.023

La verdad sobre el cambio climático

Noche mágica de Reyes