El gran desastre IV

 


  • No es esa la noticia que llega a mis oídos. Algunos de mis colegas que viven en Villabajo me cuentan que es un infierno intentar lidiar con vuestro ayuntamiento para conseguir permisos o hacer cualquier gestión. Tenéis tantas normas y ordenanzas que cumplir, que intentar satisfacerlas lleva una cantidad enorme de tiempo. Hay que rellenar cuarenta formularios en páginas web que no funcionan, y si el usuario tiene el más mínimo problema no hay forma de encontrar a alguien que sepa orientarle sobre cómo resolverlo. Tenéis muchos trabajadores pero nadie sabe exactamente qué hacen porque incluso es imposible hablar con ellos por teléfono. 

  • No es cierto, nuestra administración es eficaz -dijo Vicente

  • No quieres ver lo evidente. Creo que no estaría de más que le dierais una vuelta a este tema y redujérais las normas a cumplir y simplificárais la administración. Debes tener en cuenta que una administración poco eficaz no solo es muy cara de mantener, sino que paraliza la actividad económica. Y la vuestra lo es.

  • Siempre nos estás criticando -dijo Vicente

  • Porque siempre nos estáis pidiendo dinero. Simplifica tu administración. Simplifica las normas que han de cumplir los ciudadanos. Les harás la vida más sencilla. Necesitarás menos funcionarios y encima harás más cosas. A la vez que ahorras, ingresas más. No creo que haya nada más contundente para mejorar las arcas públicas y la salud de tus ciudadanos. 

Mira -continuó Arturo-, la administración de Villarriba funciona como un reloj. Si alguien que cumple los requisitos, pide permisos para iniciar un negocio, en tres días los tiene. Vosotros no ponéis nada más que pegas. ¿Y sabes cual es la diferencia? 

  • Sí, que no dices más que patrañas -respondió ofendido Vicente


Arturo sonrió y decidió ignorar las críticas de su hermano.

  • Escúchame, Vicente. la diferencia es que ese empresario que ha obtenido sus permisos en tres días me está pagando impuestos desde ese momento, y el vuestro, si es que no se aburre antes, os lo comienza a pagar seis meses o un año después. Impuestos con los que lleno las arcas de mi ayuntamiento y que me permiten prestaros dinero, si es que sois capaces de presentarnos un plan de recuperación creíble.

  • Entonces -dijo Vicente ignorando a su vez las recomendaciones de Arturo-, ¿si os presentamos ese plan nos prestaréis dinero para la reconstrucción?

  • Si es creíble, sí. Lo haremos por dos motivos. El primero la humanidad, al que has aludido antes y el segundo es un poco más práctico: si dejamos que caigáis en bancarrota, nos podemos olvidar de recuperar el dineral que ya os hemos prestado.

  • Creo que esto último es el motivo fundamental -aseguró Vicente. 

  • Eres libre de creerlo. Ya lo tenía hablado con mis concejales y habíamos decidido nuestra estrategia, que es la que te he comunicado, habrá préstamo pero solo si cumples las condiciones.

  • Imagina que no nos comprometemos con un plan creíble, ¿os arriesgaríais a perder todo el dinero que ya nos habéis prestado dejándonos caer?

  • Sí -afirmó Arturo-. Lo tenemos claro y la decisión está tomada. Preferimos perder dinero que perder mucho más dinero. Si no elaboráis un plan sólido, no seréis capaces de remontar y si no remontáis no nos devolveréis nunca nuestro dinero.


Hubo unos segundos de silencio y al final Vicente dijo:

  • Bien. Como siempre, haré lo que me pides.

  • Y como siempre te recuerdo, si quieres ser soberano, es decir, dueño de tu destino, tienes que administrar bien el dinero, si no lo haces, siempre dependerás de otros.

  • No es necesario que me sermonees, ya soy mayor. Simplemente cumple tu parte del trato y yo cumpliré la mía.

  • Te sermoneo porque eres mi hermano y me apena que siempre estéis igual. Acuérdate de cuales son las partes que más van a mirar nuestros expertos, cómo vais a reducir el gasto, como vais a mejorar la administración y cuales son vuestros planes fiscales.

  • Reduciremos el gasto, pero no nos pidas que quitemos médicos o maestros o jueces o que eliminemos las ayudas a la gente necesitada

  • Vicente, me sorprende que me digas eso. ¿Cual de mis palabras te hace pensar que es eso lo que esperamos? ¿no recuerdas mis ejemplos? En la fábrica de peines te he mencionado suscripciones a revistas que no se leen, edificios vacíos… Esto traducido a tu ayuntamiento significa que evalúes tus gastos y el beneficio que se obtiene con cada uno de ellos, eliminando los que menos valor aportan, es decir, los más superfluos. Revisad con lupa cada gasto, desde esa luz de un polideportivo que no se apaga ni de día ni de noche por pura desidia de no poner un temporizador, hasta el coche de un directivo de una empresa pública. Incluso la utilidad de la propia empresa pública. A eso es a lo que me refiero con reducir los gastos.

  • Está bien, lo haremos. Aunque yo creo que ya se hace.

  • No me hagas reír, Vicente. ¿Te tengo que recordar a tu amigo Ernesto y sus enormes gastos de representación como presidente de la Real Federación Villabajense de Balompié o el lujoso coche público de tu amigo Pedro, director del Museo de Arte Contemporáneo de Villabajo o quizás las funciones y el sueldo de tu amigo Luis, presidente del Organismo Público para la Prevención del Maltrato Animal?. Sobre todo las funciones, porque ya me dirás a qué se dedican él y los 25 empleados del organismo. Si casi hay más empleados que animales a proteger.

Vicente se echó a reír y dijo entre risas

  • A lo mejor son ellos los animales a proteger.

  • Es posible -respondió Arturo riendo a su vez.

Vicente contraatacó

  • Bueno, no saquemos trapos sucios que vosotros tenéis lo vuestro. ¿Qué me dices de tu concejal de vivienda que ha cobrado comisiones de esa empresa de construcción?

  • Touché -dijo Arturo-. Sin embargo, y a pesar de no haberse demostrado, le he destituido de forma inmediata, pero tienes razón. Dejémoslo estar aquí. Supongo que todo poder conlleva el riesgo de corrupción. Lo que no se puede es institucionalizar la corrupción.

  • Como supones que hacemos nosotros, ¿verdad?

  • Honestamente, sí, lo creo. Te diría lo contrario, pero eres mi hermano y te soy sincero. La corrupción se institucionaliza en el mismo instante en que se crea una empresa, un organismo, un puesto que la sociedad no necesita, con el único fin de que alguien viva de miedo sin dar un palo al agua. Y vosotros de eso sabéis mucho. Pero Insisto otra vez, dejémoslo aquí. Redactad ese plan de recuperación de Villabajo y vuestras necesidades económicas y veremos que podemos hacer para conseguiros el préstamo

  • Lo necesitaremos cuanto antes -puntualizó Vicente. 

  • Tardareis vosotros más en redactar vuestro plan que nosotros en deciros si nos vale.




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