¿Hay muerte después de la vida?

 Hace ya unos cuantos años escuché, de boca de un cura franciscano una historia que me dio qué pensar. Hoy quiero compartirla con vosotros por si también os dice algo. 

Naturalmente, no recuerdo los detalles y sólo la esencia de la historia, por lo que me he inventado los diálogos, los nombres y algunas cosas más. Así que, si os gusta, no será mérito mío sino de su autor, cuya identidad desconozco, y si no os gusta, seguramente será culpa mía por haberla destrozado con mis invenciones.


Allá va...


Érase que se era tres hermanos gemelos que, al igual que los sobrinos del pato Donald, se llamaban Juanito, Jorgito y Jaimito. 

Vivían felices en la barriga de su madre, aunque ellos, claro está, no lo sabían.

Iban creciendo y disfrutando juntos. Cuando ya tenían edad suficiente, es decir, unas dieciséis semanas, eran bastante gamberros, jugaban con cualquier cosa y sobre todo al fútbol. Jugar al fútbol les encantaba.


A veces cuando metían un gol después de haber propinado una monumental patada al balón, se oía como un trueno ensordecedor y como un suave terremoto.

Entonces, los tres se paraban asustados hasta que al final Juanito, que era el mayor de los tres, les tranquilizaba y les decía

  • No os asusteis, es mamá que ha notado nuestros juegos y nos habla

  • Pues a mi me da miedo -dijo Jorgito

  • No te preocupes -insistió Juanito- es la voz de mamá que nos está hablando. Hay que aprender a reconocer la voz de mamá.

  • ¿Y esa vibración con ese ruido? -preguntó Jaimito

  • Es mamá que nos toca por encima del cielo y oímos su caricia -intentó tranquilizar Juanito.


Juanito consiguió tranquilizarles y siguieron jugando. 

Así, entre juegos, risas y de vez en cuando alguna discusión, pasaron los días, las semanas y los meses.

Juanito, Jorgito y Jaimito ya se habían hecho mayores, de hecho, muy mayores porque tenían casi 39 semanas. Apenas podían ya moverse y su mundo se había hecho muy, muy pequeño. Jorgito dijo a sus hermanos

  • ¿Os acordáis cuando éramos jóvenes y jugábamos por toda la barriga libremente?

  • Sí. -respondió Jaimito- Qué tiempos aquellos. Cuanto disfrutábamos. Ahora somos viejos y casi ni podemos movernos.

  • Juanito, -dijo Jorgito- tú que siempre hablas de mamá, ¿de verdad crees que existe?

  • Claro que existe -respondió Juanito-, y nos quiere muchísimo. En ella vivimos, nos movemos y existimos.

  • Yo no lo creo -dijo Jaimito- Si existiera y nos quisiera tanto como dices, ¿dejaría que estuviéramos sufriendo de esta manera casi ya sin poder movernos?

  • Así tiene que ser -respondió Juanito-. Tenemos que envejecer y morir para que nazcamos a la nueva vida.

  • No hay otra vida -afirmó Jaimito-. Simplemente morimos y ya está

  • Claro que la hay - dijo Juanito- Es una vida en la que veremos a mamá, viviremos con ella, y ella nos mimará y cuidará. Con ella seremos felices y estaremos seguros.

  • Esos son cuentos de viejos -dijo Jorgito-. Si hay otra vida, ¿por qué nadie de los que ha muerto ha vuelto nunca para decirnos como es esa otra vida?

  • Porque están en sitios distintos -respondió Juanito- y no se puede venir desde allí hasta aquí.

  • A mi me gustaría que fuera verdad -dijo Jorgito-. ¿Como crees que es mamá, Juanito?

  • Es muy hermosa y nos quiere mucho. En cuanto estemos con ella ya lo veréis

  • Tonterías -insistió Jaimito- Lo que veis es lo que hay y nuestra vida ya está tocando a su fin, como la de cualquier viejo.

  • Jaimito, no pierdas la esperanza -dijo Juanito


Pasaron algunos días más y comenzaron a sentir como si un gran terremoto se estuviera produciendo. Jorgito y Juanito miraron a Jaimito que se sentía cada vez peor y vieron como este comenzaba a desaparecer de su vista hasta que ya no pudieron verle. 

Jorgito comenzó a llorar y Juanito intentó consolarle como siempre

  • No llores, Jorgito. Jaimito ya está con mamá. Él ya es feliz, además dentro de poco estaremos con él, otra vez los tres juntos y volveremos a ser felices. Incluso mucho más felices que antes.

  • Pero ya le echo mucho de menos. Quiero estar con él -dijo Jorgito llorando sin consuelo.

  • No te preocupes, antes o después estaremos con él. -insistió Juanito


Pasaron algunos minutos más, que para ellos, en su escala temporal parecieron días cuando nuevos terremotos aparecieron y Jorgito comenzó a sentirse mal y dijo

  • Creo que es mi turno 

  • Ánimo, Jorgito, pronto estarás con mamá. -dijo Juanito

  • Sí, dentro de poco -dijo Jorgito, intentando autoinfundirse confianza


La cabeza de Jorgito comenzó a desaparecer y lo último que Juanito le oyó decir es 

  • Hay una luz brillante al final de un túnel.


----

Monografías de Siguiente Nivel


Compendio de Autoayuda

Trucos ecológicos

Suplantator el Extraterreste

La solución definitiva

Lecciones víricas

Historias de Villarriba y Villabajo

Cuentos de Navidad

Comentando Libros

Ya llegó el fin del mundo

----

Estos son los objetivos y estos otros los sueños 

de Siguiente Nivel. Si se parecen a alguno de los tuyos, 

ayuda a su difusión, compartiendo, comentando 

o marcando “me gusta” en las publicaciones 

o en la página.

----

Las ideas aquí expuestas no tienen porque estar en lo cierto. 

Son solo una visión de la realidad. Es poco probable que alguien se encuentre 

en posesión de la verdad, por eso Siguiente Nivel es una invitación a que 

cada uno desarrolle su propia verdad a través del estudio y la reflexión.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento de Navidad 2.024

Nos estamos equivocando

El dinero marca la diferencia